El Péndulo | Jimmy Entraigües.- Alcoyana de nacimiento, esta profesora ‘Cum laudem’ en Bellas Artes por la Universitat Politécnica de València no solo ha dedicado todo su vida a la docencia, sino que su trayectoria artística la ha llevado a participar en más de 25 exposiciones individuales, 94 exposiciones colectivas y 19 ferias internacionales. Junto a esta larga labor María Luisa Pérez también encontró tiempo para otra de sus expresiones creativas: la poesía.
Desde la tranquilidad de su jubilación, María Luisa ya ha logrado poner en las librerías un primer poemario titulado ‘Palabras en el vacío’ (Libros de Autor, 2014) y, muy recientemente, ha visto publicado un nuevo trabajo, ‘Instantes de silencio’ (Libros de Autor, 2015); un trabajo bilingüe (en valenciano y en castellano), donde la autora explora sus espacios y recuerdos más íntimos abriendo un mundo donde la melancolía transita entre un universos emociones.
Para conocer más de cerca a su autora y su trabajo, hemos invitado a María Luisa Pérez a la redacción de Valencia Noticias para que nos hable de su nuevo libro.
El Péndulo: En tu nuevo poemario, a todo estos instantes de silencio los has dividido en cuatro apartados: desde el primero, ‘Cosas mías’, hasta el último que se titula ‘Dicen…’; ¿era importante destacar el territorio personal y cerrarlo con el territorio externo?
María Luisa Pérez: Yo indicaría que es un trabajo muy, muy personal. Hay una composición muy íntima, muy privada y va desde ‘Cosas mías’, sigue por ‘Naturaleza’, luego viene ‘Recuerdos’ y se cierra con ‘Dicen…’ y es importante lo de los puntos suspensivos. Es importante porque he escogido frases de autores, que me gustan muchas, a los cuales estoy leyendo, como son García Montero, J.A.Valente, Haruki Murakami y…, de ellos cojo una frase y la desarrollo. Por ejemplo (y lee del libro), Murakami dice: “La soledad que llevamos a nuestras espaldas”, y yo me pregunto: “¿Solo a las espaldas?”. O sea, que de la frase saco lo que se me ocurre y siento. Por eso digo que es un trabajo íntimo. Son frases que me invitan a expresarme y exponer lo que siento y lo que pienso.
E.P.: ¿Cómo surge esta vocación de poeta en una profesora de Bellas Artes con una extensa labor como creadora y pintora?
M.L.P.: Yo no creo que sea una vocación de poeta. Yo diría que es por la creación en general. A lo mejor soy esencialmente sensible para muchas cosas. Toda la vida me he dedicado a pintar, a dibujar y para mí ha sido un disfrute. Yo misma me sorprendo cuando ahora estoy encontrando escritos míos de hace tiempo y…, siempre me ha gustado escribir. Es otra manera de comunicar, de volcar todo lo que pasa dentro de ti, todo lo que ves y, de hecho, el título lo estuve buscando y…, parece que todo lo que sale tiene que ver con lo que estás buscando y fue una palabra que la oyes, que se repite, que aparece y, en este caso, fue la palabra silencio. Entonces pensé que realmente yo miro las cosas e igual me quedo en silencio. No es como cuando estás con gente hablando. Todos estos poemas nacen de un momento de atención, de mirar algo, de sentir algo cuando miro alguna cosa, y de ahí escribo lo que me sugiere. Luego corrijo, luego repaso, pero…, son esos instantes que te han llamado la atención y los vuelcas ahí. Ese silencio que se crea cuando estás mirando algo y te mueve por dentro es lo que surge y te invita a escribir.
E.P.: Si aquí hablamos de silencio, ya en tu anterior poemario hablas del vacío.
M.L.P.: Ese es muy especial. Es un poco lo mismo, vacío y silencio se unen, se hermanan. Realmente los vacíos hablando son importantes, haciendo escultura son importantes, escribiendo son importantes… Los vacíos, los huecos son importantes. Ese libro es muy importante porque son varios años los que están concentrados ahí y, aunque son sentimientos universales, sí que hay una persona que ha motivado el libro, que murió, y noté que necesitaba publicarlo. Era como un peso que tenía dentro de mí y lo publiqué casi como una terapia. La palabra fue la sanadora de ese tiempo que viví con esta persona.
E.P.: La palabra siempre tiene un poder sanador.
M.L.P.: Sí. Yo siempre escribo. Escribo narraciones cortas, relatos, microrrelatos, me gusta escribir. En los últimos cuadros míos necesitaba poner palabras. Trabajo con transferencias, que es una técnica que también hace Karina Vagradova, y metí muchos momentos de mi vida, utilizando fotografías, buscando una memoria en la obra y…, necesité poner palabras, ¿por qué? No lo sé, pero muchos de mis últimos cuadros tienen palabras. Un poco, quizás, para reforzar la idea que quiero transmitir. Y creo que de las palabras derivé en la poesía, en el texto poético.
E.P.: El libro anterior, ‘Palabras en el vacío’, llevaba ilustraciones y ahora incluyes ilustraciones en este nuevo trabajo, ¿querías reforzar los textos o eran un deseo estético?
M.L.P.: Yo creo que la palabra por sí misma tiene fuerza. Lo que pasa es que yo tampoco quiero romper con una estética de la imagen, que me atrae muchísimo. Realmente en este libro no había pensado en poner imagen, pero fue mi amiga Amparo B. Wieden a la que le apetecía ilustrar el libro y…, para mí todo tiene relación y le pedí cómo quería que fuera el color y cómo quería que fuera la composición…, nos gusta mucho la estética y el libro quedó tal y como yo quería.
E.P.: La dedicatoria ya supone una declaración de principios teniendo en cuenta el título.
M.L.P.: Sí (toma el libro y lee). A mi familia pasada, a la que debo lo que soy. A mi familia presente, con la que comparto mi vida. A mi familia futura, para que me recuerden. A todos mis amigos.
E.P.: Es muy completa.
M.L.P.: Sí, va un poco eso. Porque pienso que todo lo que he heredado está ahí y lo que estoy tratando de transmitir también y…, esto queda.
E.P.: Has usado las palabras en tus obras, has introducido ilustraciones en tus poemarios, ¿habrá un momento en que dejarán de ir unidas ambas disciplinas?
M.P.L.: No lo sé. Ahora la pintura está aparcada. El primer poema del libro habla de eso precisamente. Tengo mi estudio, sigo trabajando en cosas y la pintura está aletargada. Por ahora está oculta.
E.P.: Resulta interesante saber que una creadora, que una profesora de larga vida profesional y artística se interesa por participar en un taller de escritura creativa como los que ofrece ‘Libro, vuela libre’, ¿eso significa que siempre estamos en disposición de aprender?
M.P.L.: Por supuesto, siempre. Cuando leo algo que me gusta mucho veo lo difícil que es escribir bien y creo que cualquier taller, cualquier grupo que me aporte algo para seguir aprendiendo me interesa.
E.P.: Pero en este caso hablamos de un proceso creativo, de toda una pedagogía de la escritura creativa.
M.L.P.: Los talleres siempre me enseñan cosas, además creo que la persona que los da sabe mucho más que yo al respecto. Me interesa mucho este taller que estoy haciendo con Aurora Luna porque aprendemos técnicas y métodos poco habituales y distintos a un taller de literatura. También es verdad que, aparte de la profesora, el ambiente y el contacto con los compañeros de clase hace que la dinámica sea muy de grupo y de relación. También se aprende junto a otras personas y eso lo hace mucho más rico. Aquí hay una chica de catorce años, una filósofa, un chico totalmente tatuado…, gente muy distinta, muy dispar y todos aprenden y todos se nutren de la clase. Eso es muy interesante.
E.P.: ¿Y en qué terrero te sientes más cómoda escribiendo?
M.L.P.: Bueno, la comodidad para mí es no hacer cosas como muy largas. Tengo en mente hacer una novela pero me lo veo muy difícil. En cambio las cosas cortitas se me hacen más cortas.
E.P.: El relato breve ofrece muchas dificultades. Requiere ir al grano.
M.L.P.: Fíjate, yo sin embargo creo que me muevo bien en el terrero del relato corto. Creo que se me da bien. La poesía, que es muy mía, muy personal, me permite expresar mucho y con poquitas palabras.
E.P.: Muchísimas gracias por venir a nuestra redacción y hablar sobre tu nuevo poemario, te deseamos mucho éxito y que los instantes de silencio sean muy compartidos.
M.L.P: Gracias vosotros y espero que la gente disfrute con el libro.