España — Nuevos estudios apuntan a que los hábitos de vida poco saludables, como el tabaquismo, el consumo elevado de alcohol y el sedentarismo, no solo afectan a corto plazo, sino que tienen un impacto acumulativo que puede acelerar el deterioro de la salud física y mental desde edades tempranas.
Un reciente trabajo publicado en Annals of Medicine y recogido por EurekAlert ha seguido durante más de tres décadas a una cohorte de personas nacidas en 1959 en Finlandia. Esta investigación ha analizado cómo la acumulación de conductas de riesgo influye en la aparición temprana de síntomas depresivos, el empeoramiento de la salud percibida y el aumento de factores de riesgo metabólico.
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El daño empieza antes de lo que se pensaba
Los investigadores observaron que los primeros signos de deterioro asociados a estos malos hábitos aparecen ya a los 36 años. A esa edad, quienes fumaban, bebían en exceso y no realizaban actividad física mostraban indicadores significativamente peores de salud física y mental que aquellos que mantenían estilos de vida saludables.
En concreto, el estudio identificó un aumento en los síntomas depresivos, una disminución del bienestar psicológico y un deterioro en la percepción de la salud. Además, la acumulación de estos factores incrementaba notablemente los riesgos metabólicos, afectando directamente a la calidad de vida de los participantes.
Consecuencias que se agravan con el tiempo
A medida que los individuos envejecían, el impacto de estos malos hábitos se intensificaba. Los participantes que mantuvieron conductas de riesgo a lo largo del tiempo presentaron un deterioro mayor en la salud física y mental, incluyendo un número elevado de factores de riesgo metabólico.
Cada comportamiento negativo tuvo un efecto particular: la falta de ejercicio estuvo especialmente relacionada con un deterioro físico acelerado, mientras que el tabaquismo mostró una mayor asociación con problemas de salud mental. El consumo de alcohol, por su parte, afectó tanto al bienestar físico como psicológico.
La importancia de actuar cuanto antes
Aunque el estudio se centró en tres factores de riesgo principales (tabaco, alcohol y sedentarismo), los autores reconocen que en investigaciones futuras será necesario incorporar otros aspectos como la alimentación o el descanso para obtener un panorama más completo.
A pesar de la evidencia del daño temprano, los expertos subrayan que nunca es tarde para cambiar. Tiia Kekäläinen, investigadora principal de la Universidad de Jyväskylä, afirma que “adoptar hábitos más saludables en la mediana edad también ofrece importantes beneficios para la vejez”.
En línea con este mensaje, otros estudios recientes indican que incorporar ocho hábitos saludables a partir de los 40 años podría añadir hasta 24 años de vida en hombres y 21 años en mujeres.
¿Y qué dice la ciencia sobre el mejor momento para hacer ejercicio?
En paralelo, investigaciones recientes realizadas en España han descubierto que el mejor momento para hacer ejercicio no es ni por la mañana ni por la noche, sino por la tarde. Según estos estudios, la práctica deportiva vespertina optimiza el metabolismo, mejora la respuesta del cuerpo al esfuerzo físico y ayuda a regular el ritmo circadiano, factores que a largo plazo podrían contribuir a un envejecimiento más saludable.