El fotógrafo Tony Carter pasó un año visitando esta pequeña ciudad en la isla norte del país oceánico. Allí viven 120 personas que casi no tienen trabajo ni servicios. Hasta la cárcel fue cerrada
Sin energía, sin internet, sin trabajo, con el tiempo virtualmente detenido. Así viven en Ohura los 120 habitantes que quedan en el lugar, escondido en un recodo del río Mangaroa, en la isla norte de Nueva Zelandia.
Casas rodantes que ya no ruedan, unos pocos negocios que ya no abren; el pueblo luce abandonado pero habitado a la vez. La gente vive con recursos propios, han sido dejados de lado por un Estado que no les provee beneficio alguno. Pero se quedan allí.
Cuando el fotógrafo Tony Carter conoció el lugar y a sus personajes, decidió convertirlos en objeto de estudio para un nuevo proyecto. Este es el resultado de su trabajo.
“Otro mundo: retratos de Ohura” se denomina la colección de imágenes que Carter cosechó de su experiencia visitando la ciudad neozelandesa.
Hazel, la jueza de paz local, vivió en Ohura toda su vida. Ya tiene más de 80 años, pero sigue montando su bicicleta para llevar adelante sus tareas
Denis, uno de los personajes del pueblo, recibió a Tony en lo que llama su “salón de banquetes”
Julie trabaja part-time en el centro de basura del pueblo de Ohura
Norm posa junto a sus hijos en el jardín de su hogar. Se mudó desde Auckland y es el padre de la familia más grande del pueblo
Frank y dos de sus perros viven retirados en Ohura, que ofrece muy poco en cuanto a oportunidades de trabajo
Liz es una de las personas que más visitó Tony en Ohura. Está en la puerta de su negocio, que nunca está abierto
Ross se define como un “horticultor retirado”. Vive en una casa rodante estacionada desde hace 18 años
Sam es otro de los habitantes que eligieron vivir sobre cuatro ruedas en el poblado de 120 personas. La pared está llena de mensajes que grafican su modo de vida: “No esperes encontrar agua caliente a menos que salga el sol”, “La ciudad abre a las 4 PM”, “Vida al aire libre”, “Hecho en casa”, “Sin luz eléctrica”, “El baño está afuera, tira la cadena, limita el uso del papel”
Paul vivía en una casa rodante desde que se mudó a Ohura escapando de la metrópoli neozelandesa de Auckland. Ahora lo conocen como “Sr. Aerodinamia” y debe viajar 48 kilómetros para comprar verduras en Tamaranui, la ciudad más cercana