Gil-Manuel Hernàndez i Martí
Sociólogo e historiador.
Profesor Titular del Departament de Sociologia i Antropologia Social,
Universitat de València
Pese a la Caspa fallera, que pretende tenerlo todo atado y bien atado, pese a la bárbara Rita Barberà, con sus premeditados escupitajos contra nuestra cultura, pese a tantos tópicos, prejuicios y lugares comunes antifalleros de cierta izquierda-caviar perdida en sus laberintos, pese a tantas cosas en contra, afortunadamente podemos decir y defender que otras Fallas son posibles. Y lo son porque todavía hay gente, dentro y fuera de las comisiones, que ya no se traga el modelo encorsetado y mafioso de fiesta-cortijo, de fiesta-decorado al servicio de grandes eventos y grandes corrupciones, porque cada vez hay más voces críticas que no entienden como una fiesta con el potencial crítico, creativo e imaginativo de las Fallas siga siendo objeto de mofa general, símbolo de cultura degradada y estandarte de las más rancias esencias de la derecha indígena.
…pese a tantas cosas en contra, afortunadamente podemos decir y defender que otras Fallas son posibles.
Ciertamente otras Fallas son posibles, y nos lo demuestran miles de falleros que en el seno de sus comisiones luchan año tras año por introducir cambios, por promover transformaciones, por rescatar lo mejor del patrimonio fallero para convertirlo en un objeto cultural atractivo, singular y emancipatorio. Que luchan por revertir tantas capas de suciedad, excrecencias y grasa como se han ido acumulando tras décadas de control político e interiorización de las maneras del amo. Como también luchan otras muchas personas que aman las Fallas pero pretenden rehacerlas a su manera, con iniciativas desplegadas desde fuera de las comisiones convencionales, planteando nuevas formas de participación y reivindicando la insolente sátira antigua de unas fallas ácidas y corrosivas. Y a todas esas luchas se suman las de tantos artistas, arquitectos, diseñadores, guionistas, informadores, animadores de redes sociales, poetas, dramaturgos, escritores e investigadores que en una labor callada, normalmente alejada de los grandes focos mediáticos de la fiesta, pugnan por abrir nuevos caminos, confiriendo dignidad cultural y creativa a los catafalcos, a los llibrets, a las webs y blogs, a las semanas culturales y a toda suerte de iniciativas que intentan demostrar que las Fallas son mucho más que una fiesta.
…también luchan otras muchas personas que aman las Fallas pero pretenden rehacerlas a su manera, con iniciativas desplegadas desde fuera de las comisiones convencionales…
Es cierto que el muro fallero oficial es altísimo, que la fortaleza erigida por la Caspa es sólida, pese a que presenta crecientes grietas. Es cierto que el victimismo y la autocomplacencia de ciertos sectores falleros autoerigidos en guardianes del orden es vergonzoso y que las resistencias a los cambios, en suma, son enormes, pero aún así el impacto de los nuevos tiempos, marcados por la crítica del pasado, la demanda de más democracia, la exigencia de nuevas formas de participación y el cuestionamiento de la autoridad, también se están dejando sentir en las Fallas. Los que llevamos décadas en la lucha lo sabemos: costará todavía mucho hacer que en esta fiesta que tanto estimamos lo posible sea un poco más real, pero al fin y al cabo nadie clama realmente en el desierto, y tenemos la certeza de que, tarde o temprano, los oasis están ahí, esperándonos, y quien sabe si más adelante el desierto acaba y se abre una frondosa pradera cubierta de hermosas flores. Por eso debemos seguir luchando.