Reputación: los conejos se reproducen sin pausa. Son una peste.
Realidad: no siempre es el caso, sobre todo en la naturaleza. En su hogar ancestral, en la península Ibérica, el conejo europeo está amenazado de extinción.
Cuando se trata de reproducción, los conejos se destacan por su reputación. ¿Merecida? Bueno, sí y no.
Es cierto que los conejos tienen una serie de adaptaciones que les permiten multiplicarse con gran facilidad.
El conejo europeo, por ejemplo, se vuelve sexualmente activo a los tres o cuatro meses de edad. Las hembras ovulan en respuesta a la cópula, con lo cual la época del mes es irrelevante.
La gestación dura menos de un mes y suelen tener alrededor de cinco crías.
Los conejos pueden mantener este ritmo reproductivo frenético siempre y cuando las condiciones lo permitan. En teoría, una hembra puede tener cientos de conejos por año.
Sin embargo, en la práctica, los conejos nunca llegan a este nivel de fecundidad. No en cautiverio y menos aún en la naturaleza.
Fertilidad reducida
Diana Bell es zoóloga de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido, y miembro del grupo especializado en lagomorfos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Desde la década de los 80, ella y sus colegas estudian la situación de una población de conejos europeos.
“Realmente no están reproduciéndose como conejos”.
Esto ocurre por una serie de razones. La duración del día, la temperatura y la disponibilidad de comida afectan en gran medida la reproducción. Esto explica por qué varían los índices de fertilidad en los conejos europeos en distintos lugares.
Las enfermedades también son un problema serio. En la Península Ibérica el número de conejos europeos sufrió una caída dramática después de la introducción deliberada en los años 50 de la mixomatosis, una enfermedad utilizada para controlar la población.
Con las presiones añadidas de la caza y la destrucción de su hábitat, la población de conejos cayó en un 95% desde los 50.
Y como en muchos sitios se los considera una plaga, la especie está de hecho “en camino a estar amenazada”.
Especies nuevas por conocer
Esto es malo para los conejos pero también para los animales que se alimentan de ellos. En la Península Ibérica, por ejemplo, hay 45 especies de vertebrados que comen conejo.
Existen cerca de 60 especies de conejos y liebres. Todas pertenecen al grupo de los lagomorfos. Varias están amenazadas de extinción, como el conejo Amami de Japón o el conejito de los volcanes en México.
También hay otros conejos de los que sabemos muy poco.
En los años 90, Robert Timmins de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre se topó con los restos de un conejo en venta en un mercado rural de Laos.
Se parecía al vulnerable conejo rayado de Sumatra pero no lo era.
A principios de 2015, Sarah Woodfin, alumna de Bell, viajó a la cordillera Annamita en la frontera entre Laos, Vietnam, Tailandia y Camboya para buscar más información sobre esta especie.
Al día de llegar, tenía un ejemplar de conejo Annamita vivo en sus manos.
Todavía no hay mucha información sobre ellos para entender si están o no amenazados.
Pero la vida para estos conejos no debe ser fácil. “Viven en un hábitat con 70 especies de serpientes”, dice Bell. “Sólo Dios saben cómo sobreviven”.