OSCAR PARDO. Dirigente vecinal.
Rita Barberá entiende la participación ciudadana, con el ordeno y mando, bajo el pretexto de “porque lo digo yo…” con la reflexión de o estás conmigo o estás contra mí.
Así pues en muchas ocasiones desde el equipo de Barberá se compran voluntades para acallar voces discordantes, para camuflar los problemas, o para que no se perciban la falta de inversiones.
En nuestra ciudad desde el equipo de Rita Barberá se ha colocado a dirigentes vecinales, a frente de fundaciones varias próximas al Partido Popular y cuyos salarios se sufragan con dinero público, o se le ha nombrado gerentes de centros de mayores, o les han regalado caramelos varios para así comprar sus voluntades.
En otras ocasiones se han producido estrategias de afiliación masiva de militantes conservadores, para hacer caer una Junta Directiva y de esa manera acallar una asociación vecinal, aunque esto sea sinónimo de aniquilarla.
Frente a todas estas actitudes todavía resisten diversas entidades vecinales, que con mucho esfuerzo de sus componentes pueden abrir la persiana día a día para atender al vecindario y seguir trabajando por la calidad de vida de los ciudadanos.
En relación a todo esto no querría acabar este artículo, sin mostrar mi más sincera felicitación por su honestidad, valentía y coraje a María Ruiz Martos, conocida en su barrio barcelonés de la Prosperitat como Maruja; la cual a propuesta de las entidades del distrito de Nou Barris, había sido galardonada con la medalla de oro de la ciudad de Barcelona, en reconocimiento a su trayectoria en defensa de los derechos vecinales; pues bien en mitad del Salón de Plenos de Barcelona, con todo el protocolo y boato de la ceremonia, y frente al alcalde el conservador y nacionalista Xavier Trías, María Torres dijo: “personalmente no la puedo aceptar de un Gobierno, que está recortando en todo aquello por lo que yo he luchado muchos años…” ahí es nada.
Se dice que en la ciudad de Valencia, el movimiento vecinal está sumido en una profunda crisis desde hace años; las Asociaciones de Vecinos cada vez pintan menos en una sociedad que día a día se hace más individualista, y donde la participación altruista comienza a ser algo extintivo.
No creo que esté mucho peor el movimiento vecinal, que otros movimientos ciudadanos, incluso los partidos políticos y los sindicatos están en una situación precaria en lo que a afiliación y participación se refiere.
Pero si que es cierto que en la ciudad de Valencia, las políticas en esta materia llevadas a cabo por el equipo de la conservadora Rita Barberá, ha diezmado en gran medida el trabajo y el hacer del movimiento vecinal.
Óscar Pardo