La búsqueda de los hermanos desaparecidos durante la DANA en Torrent concluyó con el hallazgo de sus cuerpos. Un drama que conmocionó a toda una comunidad, movilizó recursos internacionales y puso en evidencia el devastador impacto de las riadas.
El 29 de octubre de 2023 quedará marcado en la memoria de Torrent como un día de profunda tragedia. La fuerza de la DANA que azotó Valencia ese día se llevó consigo a Rubén e Izan, de tres y cinco años, mientras su padre intentaba protegerlos de una riada implacable.
Tras 15 días de intensas búsquedas y batidas en el barranco de l’Horteta y sus alrededores, los cuerpos de los pequeños fueron encontrados, poniendo fin a una “pesadilla” que unió a vecinos, voluntarios y equipos especializados de todo el país y más allá.
El día de la tragedia: la fuerza de la naturaleza
La tromba de agua sorprendió a la familia en su casa, situada cerca del barranco de l’Horteta en la pedanía de Mas del Jutge. Según relatan vecinos, la riada alcanzó una fuerza devastadora, arrastrando un camión que impactó contra el muro de la vivienda y creó un agujero que permitió al agua entrar con violencia.
El padre de Rubén e Izan intentó mantener a sus hijos seguros en el salón, pero la tromba los arrastró junto con el mobiliario. En su desesperación, el hombre logró aferrarse a un árbol con sus hijos, pero una nueva oleada de agua los separó. Aunque buscó incansablemente a los niños al día siguiente, la fuerza de la riada los había llevado lejos.
15 días de solidaridad y búsqueda incansable
La desaparición de Rubén e Izan movilizó a cientos de personas. Vecinos, voluntarios, policías, bomberos y equipos especializados se unieron en un esfuerzo sin precedentes para localizarlos. La operación de búsqueda, aunque caótica en algunos momentos, destacó por la solidaridad y el compromiso de los participantes.
Voluntarios de diferentes puntos de España se sumaron a las batidas, muchos trabajando en condiciones extremas para inspeccionar piscinas anegadas, áreas de fango espeso y zonas inaccesibles del torrente. En el restaurante La Curra, convertido en centro logístico, se organizaban los equipos de búsqueda cada mañana.
Equipos internacionales como el Grupo Balear de Rescate y el grupo Topos Azteca de México aportaron su experiencia y recursos, utilizando herramientas de alta tecnología y perros especializados para rastrear las áreas afectadas.
El hallazgo: el fin de una pesadilla
El desenlace llegó esta semana cuando los cuerpos de los niños fueron encontrados en lugares distintos: uno en Catarroja y el otro en Massanassa, a más de 10 kilómetros del lugar donde fueron vistos por última vez. La distancia evidencia la fuerza y magnitud de la riada que los arrastró.
Un tío de los menores comunicó la noticia a través de redes sociales:
“Se acabó esta puta pesadilla de 15 días de locura. Gracias a todos los voluntarios de España. Nos habéis dado la fuerza para seguir adelante.”
Las palabras de la familia reflejan tanto el dolor como el alivio de haber encontrado a los pequeños, un paso crucial para empezar a sanar.
El impacto de la DANA en Torrent y sus alrededores
La riada no solo se cobró la vida de Rubén e Izan; también dejó un rastro de devastación en Torrent, Paiporta y Massanassa. Viviendas destruidas, vehículos inutilizados y daños irreparables en infraestructuras son solo algunos de los efectos visibles de la tormenta.
Álvaro, uno de los vecinos afectados, describe la escena como “un paisaje de guerra”. El agua arrasó con todo a su paso, dejando barrios enteros anegados y familias desplazadas.
Las autoridades locales y regionales han iniciado planes de reconstrucción, pero el proceso será largo y costoso. Para muchos residentes, la prioridad inmediata es garantizar que tragedias como esta no vuelvan a repetirse.
Reflexiones finales: un llamado a la prevención
La tragedia de Rubén e Izan ha generado un debate necesario sobre la preparación de las ciudades frente a fenómenos extremos como la DANA. Con el cambio climático intensificando las lluvias torrenciales y el riesgo de inundaciones, los expertos insisten en la urgencia de adaptar las infraestructuras y mejorar los sistemas de drenaje en las zonas vulnerables.
La comunidad de Torrent ha demostrado una resiliencia admirable, pero el costo emocional y humano de esta catástrofe será difícil de superar. Mientras tanto, la memoria de los pequeños Rubén e Izan seguirá siendo un recordatorio de la importancia de estar preparados para enfrentar las fuerzas de la naturaleza.
¿Qué medidas crees que deberían tomarse para prevenir tragedias como esta en el futuro?