El local de comidas rápidas, ubicado detrás del altar desde donde Francisco ofreció su única misa, fue convertido de apuro en el lugar donde el Sumo Pontífice se preparó para la ceremonia
Un local que cualquier otro día sólo está ocupado en las hamburguesas y papas fritas que dará a sus clientes en Bolivia tuvo una transformación inusual: se convirtió en una sacristía para un visitante especial, el papa Francisco.
Antes de la única misa multitudinaria que ofició en Bolivia, el Pontífice usó como sacristía para colocarse los ornamentos necesarios un local de Burger King localizado detrás del altar montado para la eucaristía.
“HAY VISITAS QUE NO SÓLO TE ALEGRAN EL ESPÍRITU, LO ALIMENTAN”
Y luego de cambiarse en un lugar visto por muchos como imagen del consumismo, Francisco se dirigió al altar, donde su mensaje central fue precisamente contra esa cultura.
En estos días, hay “una lógica que busca transformar todo en objeto de cambio, todo en objeto de consumo, todo negociable”, dijo el Santo Padre durante la ceremonia.
El vocero del Vaticano, el padre Federico Lombardi, dijo a periodistas que no sabía nada acerca de la inusual sacristía.
“LOS MIEMBROS DE LA IGLESIA SOLICITARON LA AYUDA PORQUE ERA EL MÁS ADECUADO Y HEMOS CERRADO LAS VENTAS”
El negocio de comida rápida aceptó ceder el espacio para usarlo como sacristía porque fue considerado el único local cercano a la plaza del Cristo Redentor que podría ser adaptado para que Francisco se preparara para oficiar la misa.
“Los miembros de la Iglesia solicitaron la ayuda porque era el más adecuado y hemos cerrado las ventas”, dijo Alfredo Troche, gerente de Burger King.
Y mientras se realizaba la misa, la propia empresa comenzó a enviar mensajes por redes sociales para destacar que el Papa había escogido uno de sus locales.
“Hay visitas que no sólo te alegran el espíritu, lo alimentan”, se lee en un mensaje de la empresa con una imagen del Papa de espaldas.