JUAN FERRER Ex Concejal del Ayuntamiento de Valencia
Estuve tentado de escribir lo que sigue la semana pasada. No lo hice por dos razones: no condicionar el pleno municipal pasado, tampoco disponía de mucho tiempo para hacerlo. Hoy no he podido ver su señal, ni a las 5:15 AM, que podía ser una avería, tampoco a las 15 horas, por eso me he alarmado y escribo.
No es que ahora tenga tiempo, que no, pero la supresión de la señal de Televisión Municipal de Valencia (TMV) exige alguna explicación, alguna responsabilidad y alguna indignación.
No puedo precisar fechas y detalles, sin invertir unos recursos de los que ahora no dispongo, pero la creación de la TMV se fraguó en la legislatura 2003-2007, al socaire de la legislación que abría el camino a la Televisión Digital Terrestre (TDT) y que asignaba, por su propia literalidad, un canal en exclusiva al Ayuntamiento de Valencia. Un canal que no solo se podía gestionar “directamente”.
El mismo pleno que aprobó la creación de la “Comisión de Seguimiento de la Encomienda de Gestión de la EMSHI al Ayuntamiento de Valencia”, creaba la TMV y designaba a su consejo de administración: Mercedes Caballero y quien suscribe por parte del Grupo Municipal Socialista (GMS).
Se constituyó el consejo de Administración y se sentaron las bases del funcionamiento de la TMV: No debía ser gravosa para las arcas municipales; todos los grupos debían sentirse cómodos. Hay que señalar que se constituyó con tres grupos municipales, uno de ellos Izquierda Unida. Así se acordó y así se procedió.
El secretario, por cierto el mismo que es secretario de la EMSHI desde la crisis que llevó a la salida del anterior con motivo de la compra fallida para su sede de un edificio industrial en Quart y encontró la fórmula legal que amparaba la disolución de EMARSA, informó de una posibilidad de gestión, que si dejar de ser directa, no implicaba al municipio con su propia plantilla. Era el equivalente a una encomienda de gestión pero con una empresa privada. No había régimen de concesión ni problemas de “equilibrio económico” de la misma.
Con este informe en la mano se procedió a licitar la digamos “encomienda de gestión”.
Este trabajo no lo hizo el consejo de administración, sino el ayuntamiento que era el adjudicatario de la licencia para operar el canal de TDT, es decir, el equipo de gobierno. Sacó el concurso y lo adjudicó.
El precio a pagar por la “encomienda de gestión” se cifró en el 95% de los ingresos, de modo que el ayuntamiento, fuera el que fuera el ingreso, retenía el 5% y el resto, el 95% lo –entregaba al “encomendado” como pago de su “gestión”.
No voy a entrar en las vicisitudes de la adjudicación, la compraventa de acciones y como al final fue a parar a Ulibarri, implicado en el caso Gürtel y como tras esta implicación se volvió a variar el “encomendado”, basta teclear en Google “Ulibarri TMV”, ese no es el objeto de esta opinión.
Lo cierto es que el ayuntamiento nunca recaudó directamente los “ingresos” y traspasó al “encomendado” el 95% de los mismos, dejó la recaudación en manos del “encomendado” y se limitó a exigir, no siempre, el 5% correspondiente. Aproximó la ostión a una concesión, prohibida por la ley que ponía en pie la TDT.
Ya en la legislatura 2007-2011, quién suscribe solicita el relevo, en tanto en cuanto la parte económica estaba asegurada y a partir de entonces solo cabía ya la de contenidos, sobre la que me declaro abiertamente incompetente. En mi lugar entró como consejero el compañero Juan Soto.
La TMV entró en funcionamiento en la legislatura 2007-2011 y al ver la primera formulación de cuentas resultó que el equipo de gobierno, es decir el Partido Popular, sacó a concurso la “encomienda” sin especificar quién pagaba los costes de operación de la señal (el pago por el transporte de la señal a través de ABERTIS, antes AUNA, esto es, la RETEVISIÓN privatizada por el primer gobierno Aznar). No dijo que corrían como un coste mas del “encomendado” ni hacía falta, como ocurre con la encomienda de gestión de la EMSHI, pero en las primeras cuentas el ayuntamiento incluyó estos costes como una obligación municipal, haciendo no ya un favor, sino un regalo al “encomendado” entonces Ulibarri.
Dichos costes de transporte y distribución de la señal ascendían a 135.000 €, que el ayuntamiento decidió asumir, pese a las protestas de la oposición.
Surgió el problema de los anuncios de contactos en una televisión de titularidad pública. Ello llevó a la contratación de un “director de contenidos” cuyo sueldo, equivalente a jefe de servicio, o asesor si se prefiere, pasó también a pagar el ayuntamiento. La suma de ambos importe, actualizada por las correspondientes variaciones según IPC recortes y/o convenio municipal es lo que refleja la partida presupuestaria de la transferencia municipal a la TMV: AG005 92700 4490000 TV DIGITAL MUNICIPAL 185.000,00.
Este es el coste para el ayuntamiento de la TMV , exactamente la suma de la factura de ABERTIS por la distribución y transporte de la señal y el salario del Director de Contenidos.
Valencia es casi el 20% de la población de la Comunitat.. ¿A cuanto asciende el 20% de los costes de funcionamiento de Canal 9?.
¿Qué ocurre realmente?. Pues que la caída real de los ingresos de la última comercial “encomendada” obligó al ayuntamiento a contratar directamente espacios publirreportaje, útiles en periodo electoral, mediante los cuales, el gobierno del PP publicitaba en la Televisión Municipal, sus logros, pero no gratis. Tampoco era el PP quien pagaba su propaganda, sino todo el municipio a “escote”. Este gasto si que era importante, alguien debería seguir los expedientes aprobados por la junta de gobierno, algo que antes se hacía, para contabilizar el total del despilfarro.
Sobre este gasto, el ayuntamiento debiera obtener una bonificación del 5%, si la “encomendada” liquidara. Basta ver en el balance la cuenta de deudores (5.637,65) para constatar que no era así.
Pero los costes de la publicidad del equipo gubernamental en la TMV son ridículos comparados con los que sufraga en al EMT, hasta los 75 millones de euros al año. Lo que ocurre es que la EMT permite inaugurar buses en cada campaña electoral, municipal-autonómica o nacional, e tanto que la TMV no inaugura nada.
Una vez pasadas todas las elecciones habidas y por haber, se ha resuelto liquidar la TMV no porque fuera un ahorro, que lo es, pero menos que el de los sellos de la alcaldesa, sino porque se había convertido en una incomodidad.
Solo hay dos razones importantes para cerrarla: La “encomendada” no podía hacer frente a la encomienda por las reiteradas pérdidas pese a los publirreportajes municipales y el ayuntamiento en lugar de exigir el cumplimiento del contrato, como nos exige Ecclestone con la F1, se los consiente o, la irrupción de nuevas fuerzas respecto de las de la legislatura 2003-2007 en la oposición, les aterra y quieren privarlas de cámara y micrófono o una combinación de ambas razones, pero desde luego la última el peso sobre las finanzas municipales.
Puede que al PP le aterre Comprimís, como a una parte del PSPV, no es mi caso. De cualquier forma, vistas las TDT locales y privadas, la TMV era muy digna y felicito ahora como antes, a sus profesionales, lo han hecho tremendamente bien con los medios y mimbres disponibles. Son víctimas de una despiadada ”razón de oportunidad política”.
En la TMV se han producido los debates mas democráticos, políticamente “educados” y no por ello blandos, de los últimos cuatro años en la C.V.
Esa es la razón de su desaparición.