El estudio científico recientemente publicado ha arrojado luz sobre los orígenes de los caballos montados por los indios comanches de Norteamérica, revelando que eran de ascendencia española. Esta investigación, llevada a cabo por un equipo de investigadores liderado por el antropólogo William Taylor de la Universidad de Colorado en Boulder, ha profundizado en diversos tipos de registros y ha determinado que estos animales llegaron a las Grandes Llanuras de los actuales Estados Unidos desde el sur, donde se encontraban los asentamientos fundados por los españoles. Esto ocurrió mucho antes de la llegada de otros colonizadores europeos.
El equipo de investigación, que incluye a expertos de las naciones lakota, comanche y pawnee, ha utilizado una variedad de métodos para examinar las muestras históricas de los primeros caballos en lugar de basarse únicamente en registros coloniales. Los análisis de restos arqueológicos de estos animales, incluyendo pruebas osteológicas, genómicas, isotópicas, radiocarbónicas y paleopatológicas, han revelado que los primeros caballos domésticos norteamericanos tenían una fuerte afinidad genética con los españoles, lo que indica un origen europeo.
El estudio sugiere que las poblaciones de caballos se habrían expandido hacia el norte desde los asentamientos españoles en el suroeste americano, mucho antes de que llegaran otros europeos a la región en el siglo XVIII, durante un tiempo de “cambios sociales perturbadores” entre los nativos. La adopción de los caballos por parte de las culturas indígenas de las Grandes Llanuras y las Rocosas septentrionales habría ocurrido, como muy tarde, durante la primera mitad del siglo XVII.
Los caballos desempeñaron un papel clave en la cultura comanche. El pueblo comanche dominaba sus habilidades a caballo y obtenía una enorme ventaja en tiempos de guerra. Además, antes de la llegada de los caballos, otros animales de carga desempeñaban un papel importante en las Américas, como los camélidos (llama y alpaca) en Sudamérica y los perros domésticos en gran parte de las Grandes Llanuras.
El estudio también destaca cómo el “cambiante paisaje social de las Américas” influyó en los caballos, que fueron adquiriendo “rasgos más fuertes de ascendencia británica” con el paso del tiempo, según el autor principal. Uno de los hallazgos más importantes del estudio es que los descubrimientos arqueológicos validan las tradiciones orales de muchos colaboradores indígenas, como los comanches, cuyas tradiciones sugieren que ya criaban caballos antes de su larga migración a las llanuras del sur en el siglo XVIII.
Este estudio interdisciplinario, enriquecido por la colaboración entre investigadores de diferentes disciplinas y culturas, demuestra la importancia de incorporar las perspectivas y conocimientos de las comunidades indígenas en la investigación científica. Al trabajar juntos, los investigadores han podido comprender mejor la llegada de los caballos a la cultura nativa americana y cómo estos animales influyeron
en la vida y las prácticas de los pueblos indígenas de la región. Los caballos no solo transformaron la movilidad y las tácticas de guerra de estos pueblos, sino que también influyeron en sus tradiciones, ceremonias y creencias, convirtiéndose en un elemento esencial de su identidad cultural.
La colaboración entre científicos e investigadores indígenas en este estudio es un ejemplo de cómo los conocimientos y perspectivas de los pueblos originarios pueden enriquecer y mejorar la comprensión científica de la historia y la evolución cultural. El respeto y el debate dentro del equipo de investigación interdisciplinario permitieron una cooperación significativa y profunda, lo que se refleja en los resultados del estudio.
El historiador tribal de la Nación Comanche, Jimmy W. Arterberry, destaca la importancia de mantener viva la tradición y de producir documentación escrita, fotográfica y audiovisual para compartir y comunicar la historia y la cultura de su pueblo con el mundo en general. Además, subraya el valor de incorporar iniciativas de la ciencia moderna en la divulgación y preservación de la cultura indígena.
Este estudio resalta la importancia de incluir y respetar las tradiciones y conocimientos de los pueblos indígenas en la investigación científica. La colaboración exitosa entre comunidades indígenas y científicos puede ayudar a mejorar la comprensión de la historia y las complejas interacciones culturales que han moldeado el mundo a lo largo del tiempo.
En resumen, el descubrimiento de que los primeros caballos de los indios norteamericanos eran españoles es un ejemplo de cómo la investigación interdisciplinaria y la colaboración entre científicos y comunidades indígenas pueden arrojar nueva luz sobre la historia y las complejas interacciones culturales que han influido en el desarrollo de las sociedades humanas. Estos hallazgos no solo enriquecen nuestro conocimiento del pasado, sino que también resaltan la importancia de proteger y valorar las tradiciones y la sabiduría de los pueblos indígenas en el presente y el futuro.