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Una plaga de palomas desata la alarma vecinal en Quatre Carreres en plena crisis por la gripe aviar
Un problema que despierta al vecindario cada día
La plaza Miguel Asins Arbó, situada en el distrito de Quatre Carreres, vive desde hace meses una situación insólita: centenares de palomas se han instalado en los árboles y fachadas, alterando la rutina diaria de los residentes. A primera hora de la mañana el ruido de las aves es tan intenso que muchos vecinos aseguran que «no necesitan despertador». Los testimonios coinciden en lo mismo: las aves llegan en masa al amanecer, revolotean durante todo el día y regresan al anochecer con una estridencia que hace imposible abrir ventanas o disfrutar del balcón.
Olores, suciedad crónica y calles impracticables
El principal foco de malestar es la suciedad. Los excrementos cubren el suelo, los bancos, los troncos de los árboles e incluso los vehículos aparcados. Según los vecinos, «el olor es insoportable» y reaparece pocas horas después de las limpiezas periódicas. Las aceras muestran capas compactadas de restos orgánicos que generan resbalones, manchas permanentes y un ambiente difícil de soportar para quienes cruzan la plaza.
Los comercios también sufren el impacto
Los locales de la zona confirman que la clientela evita las terrazas exteriores. Las palomas se posan sobre mesas y bandejas, lo que obliga a los establecimientos a redoblar la limpieza y restringir el uso de los espacios al aire libre.
Ratas por la noche: la segunda parte del problema
Al caer la noche, la situación no mejora. Según varios comerciantes, los roedores recorren la plaza aprovechando los restos de comida que dejan las aves. «Por la mañana hay palomas; por la noche, ratas», resume el encargado de uno de los restaurantes cercanos.
Un riesgo sanitario que preocupa al barrio
El malestar vecinal se ha intensificado coincidiendo con la preocupación por la gripe aviar. Aunque no hay constancia de casos en la plaza, los residentes temen que la elevada concentración de aves pueda agravar el riesgo de contagio entre animales. La acumulación de excrementos, las plumas sueltas y el tránsito diario de palomas hacen que muchos vecinos consideren la zona «un foco de contaminación».
Respuestas municipales y soluciones pendientes
Las asociaciones vecinales han remitido numerosas quejas al Ayuntamiento, que asegura que se están realizando capturas de aves y estudios técnicos para modular las intervenciones según la época del año. Entre las propuestas planteadas figuran mejoras en la poda, instalación de elementos disuasorios y aumento de las tareas de limpieza, aunque de momento no se ha producido un cambio significativo.
Un barrio que espera una solución urgente
Mientras tanto, la plaza Miguel Asins Arbó continúa prácticamente vacía a todas horas. Los vecinos rodean la zona por las calles laterales y evitan quedarse más de lo imprescindible. La convivencia se hace cada vez más complicada, y el barrio pide una actuación integral que frene tanto la proliferación de palomas como la aparición de roedores.
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