Valencia se blinda frente al agua: garajes elevados e ingeniería verde tras la DANA

29 de octubre de 2025 | Redacción
Valencia. Doce meses después del día en que la DANA anegó la provincia y segó 229 vidas, la reconstrucción no solo busca reparar lo roto, sino aprender a convivir con el agua. Arquitectos, ingenieros y vecinos coinciden en una idea: el futuro urbano valenciano debe levantarse sobre nuevas bases, literales y figuradas. Garajes más altos, infraestructuras permeables y calles capaces de respirar tras la lluvia son ahora el nuevo horizonte de una ciudad que no olvida.
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Garajes elevados: un cambio de paradigma urbano
En barrios como La Torre o Paiporta, donde el agua se llevó coches, enseres y recuerdos, las nuevas obras ya no bajan al subsuelo, sino que se alzan. El Ayuntamiento de Valencia ha impulsado una normativa que obliga a construir garajes elevados o en superficie en las zonas más expuestas a inundaciones. “No se trata solo de evitar daños materiales, sino de salvar vidas”, explican desde la Concejalía de Urbanismo. Los nuevos accesos se diseñan a metro y medio sobre el nivel de la calle, con rampas suaves y materiales drenantes que facilitan el flujo del agua.
Para los vecinos, esta medida simboliza una reconciliación con su propio miedo. “Cada vez que llueve, el barrio se queda en vilo. Ya nadie guarda el coche en el sótano”, confiesa Aniuska Gómez, presidenta de una asociación vecinal. Ahora, los nuevos edificios se proyectan con aparcamientos a la vista y plantas bajas diáfanas, preparadas para soportar el impacto del agua sin comprometer la seguridad.
Ingeniería verde: aprender del territorio
Más allá de la edificación, la llamada ingeniería verde empieza a consolidarse como una respuesta sostenible frente a los fenómenos meteorológicos extremos. La Confederación Hidrográfica del Júcar ejecuta obras de restauración en barrancos como el del Poyo o el de la Horteta, donde se están incorporando zonas de reforestación, márgenes naturales y suelos permeables. El objetivo es que el agua encuentre su camino sin arrasar el entorno urbano.
El catedrático de Ingeniería de la Construcción de la UPV, Víctor Yepes, lo resume así: “El problema no fue la lluvia, sino cómo hemos construido durante décadas. Si ignoramos la naturaleza, la naturaleza acabará reclamando su espacio”. Yepes defiende combinar infraestructuras grises —muros, colectores, presas— con soluciones naturales: jardines de lluvia, corredores verdes y pavimentos que filtren el agua.
Del miedo a la innovación
La reconstrucción también se traduce en experimentación. En Alfafar, el edificio de Ikea se ha convertido en caso de estudio internacional: su estructura elevada, con aparcamiento en altura y salidas de emergencia exteriores, resistió la DANA sin daños. Durante los días posteriores, fue refugio para decenas de familias. Hoy se cita como ejemplo de cómo la arquitectura puede adaptarse sin perder funcionalidad ni estética.
En paralelo, empresas constructoras valencianas están incorporando materiales de microhormigón, cerámica resistente y madera técnica para rehabilitar bajos y fachadas, y el Ayuntamiento promueve nuevos sistemas de bombeo eléctrico situados por encima de la cota de inundación. Todo apunta a una tendencia: vivir con el agua, no contra ella.
Los retos que aún quedan
Pese al avance, expertos y colectivos vecinales insisten en que la resiliencia no debe limitarse a la arquitectura. “De poco sirve elevar un garaje si las alcantarillas siguen obstruidas o los cauces sin limpiar”, señala María Pérez, ingeniera hidráulica. Reclama una inversión estable en mantenimiento y educación cívica: “La cultura del agua debe formar parte del ADN valenciano”.
En municipios como Aldaia o Massanassa, donde las riadas fueron devastadoras, ya se levantan muros de contención y se rediseñan los barrancos urbanos. La previsión es que en 2026 comiencen las obras del desvío del barranco de La Saleta hacia el Plan Sur, una de las actuaciones hidráulicas más esperadas por los vecinos.
Una nueva manera de habitar
Valencia busca ahora algo más que protegerse: quiere reinventarse. La DANA dejó una lección de humildad y también una oportunidad para construir de otro modo. Los nuevos proyectos hablan de integración, de respeto y de adaptación. Quizá, en unos años, cuando vuelva a llover con furia, los valencianos puedan mirar por la ventana y sentir que, por fin, el agua ya no será un enemigo, sino un desafío superado.
Etiquetas: DANA, Valencia, urbanismo sostenible, ingeniería verde, resiliencia, garajes elevados, arquitectura valenciana, reconstrucción, barranco del Poyo, Plan Sur