El Péndulo | Jimmy Entraigües.- Del 15 al 17 de mayo la ciudad de Valencia albergará la 1ª Edición de la Pasarela de las Artes, un evento interdisciplinar que unirá la pintura, la escultura, la literatura y la fotografía y que tendrá como leit motiv la moda de autor. Como no podía de otra forma la presencia de Víctor Cucart era fundamental e indispensable para que la dupla de la moda y la fotografía encontrarán a su mejor y más importante representante en un evento digno de las mejores ciudades europeas.
La trayectoria de Cucuart es incuestionable, trabaja para las revistas más importantes del planeta como Vanitatis, Vogue, ¡Hola!, Man…, y por sus objetivos pasan las estrellas del cine, el teatro, la danza, la música, más reconocidas y laureadas, eso sin agregar a esa larga lista los rostros de los personajes más populares de la jet set nacional e internacional.
Este valenciano, nacido en Gandía, compagina su trasiega labor entre Madrid, Nueva York y México (Distrito Federal), megápolis donde reside desde hace algunos años, y ante el hecho de participar en la Pasarela de las Artes con una amplia retrospectiva suya, en torno al mundo de la moda, Cucart no dudo ni un solo segundo en volver a su tierra para mostrar la excelente labor del posado en el selecto campo de la moda.
Aprovechando su estancia en la ciudad para los preparativos del evento, nos reunimos con Víctor Cucart en el Palacio de Malferit, sede de la exposicón y de la Pasarela de las Artes.
El Péndulo: ¿Cómo estás preparando el evento teniendo en cuenta que podremos ver una gran retrospectiva de tu trabajo como fotógrafo?
Víctor Cucart: Pues…, bueno, muy emocionado y muy contento de todo aquello que esté relacionado con Valencia y…, siempre digo que sí cuando me ofrecen algo para estar aquí y recuperar mi Mediterráneo. Feliz de volver porque llevo como dos años viviendo en Distrito Federal (México), lugar del que estoy encantado, y siempre que es algo que tiene que ver con mi tierra, aquí estoy y aquí me tienen, preparando todo y aportando mi granito de arena al proyecto.
E.P.: Además tú eres de Gandía.
V.C.: Soy de Gandía, viví todo mi vida en Gandía y…, luego ya por cuestiones profesionales fui cambiando mis espacios. Tuve un grupo musical muy famoso en los 80’, Los chicos de la Bahía que cantábamos ‘Camino del sur’, y luego decidí estudiar fotografía porque mi padre es un gran aficionado al mundo de las fotos y…, bueno también estudié arquitectura pero lo dejé en aparejador pero…, finalmente me incliné por la fotografía y ya me dediqué en pleno a todo el mundo que rodeaba a la fotografía.
E.P.: Tu fotos han salido, y salen, en las revistas más importantes del mundo y sigues siendo uno de los fotógrafos más reclamados por modelos, personalidades del espectáculo, la cultura, la jet set… ¿Cuando uno alcanza un lugar tan destacado e importante en el terreno de la fotografía cuál es el universo que le queda por explorar?
V.C.: Todo el terrero de tu libertad. La libertad de hacer lo que quieras aunque…, tengo que reconocer que la he tenido siempre y es una suerte que se haya respectado mi idea de cómo veía el personaje o cómo quería trabajar sobre él porque yo me hecho famoso, sobre todo, por cómo he fotografiado a los personajes. Realmente, aquí en España, se me valora menos en el tema de la moda porque no lo conocen. Ya me he volcado tanto en los personajes que…, lo famoso, famoso por mi parte ha sido hacer Armani o la baronesa Thyssen o gente tan relevante que solo se me ha centrado en ese espacio y no como retratista y…, tengo una parte de moda que, realmente, la gente no la conoce tanto y, de hecho, en el extranjero estoy haciendo más moda que retratos y se me está reconociendo más fuera que aquí porque aquí la gente no ha visto esa parte.
E.P.: El fotógrafo Alberto Schommer comentaba que había que sacarle más partido al famoso que al modelo ya que el famoso es desconocedor de los movimientos del posado o de las posibilidades de jugar con el rostro y…
V.C.: ¡Claro, claro! Tiene toda la razón, tú tienes que dirigir al personaje. He fotografiado a gente que no tiene nada que ver con el mundo artístico como escritores, empresarios…, y mi trabajo es dirigir la sesión. Reconozco que gran parte de mi éxito, aparte de sacar guapa a la gente, que eso es muy importante, es dirigir al personaje para sacarle lo que yo quiero que me ofrezca y que para los dos será algo nuevo y distinto. Voy a buscar algo que él tiene y no sabe, o conoce muy poco, y que yo sé que me lo va a ofrecer, porque lo detecto, y entre los dos vamos a encontrar algo único y esa sesión hay que prepararla y dirigirla para que el resultado sea el que busco como fotógrafo.
E.P.: Hay personas muy lindas y con muy buenas facciones…
V.C.: Sí, pero ésas no me interesan mucho. (ríe)
E.P.: …, pero se muestran gélidas o poco naturales ante la cámara, ¿sí?
V.C.: Sinceramente prefiero trabajar con gente más extraña en sus gestos y en sus facciones. Me dan juego en cómo los iluminas, cómo les sacas partido a su mirada o a sus movimientos o a los ángulos de sus pómulos… Eso es lo que me llama la atención cuando trabajo con personajes reconocidos, por ejemplo, y cuanto menos sepan del mundo de la moda o posar, mejor o peor, me parece perfecto así se dejan llevar muchísimo más por mis indicaciones.
Yo soy muy perfeccionista y es fundamental que me sigan y estén atentos a mis opiniones. Si no me sale la idea, la dibujo y…, luego para mi es mucho más fácil decir cómo lo quiero y de qué manera. Recuerdo que cuando empecé me preparaba todos los trabajos muchísimo y buscaba la localización y me apuntaba cada detalle y cada cosa que me pudiera servir para hacer un reportaje excelente y…, luego llegaba el personaje y no hacía nada de lo que me había apuntado porque…, al final te dejas llevar por el personaje, por la ropa, por la luz… ¡Depende todo de tantas cosas! Aprendí a trabajar también con el momento, con las intuiciones y con lo que hay a tu alrededor.
E.P.: Sé tu gusto por el retrato y los primeros planos y recuerdo que Oliverio Toscani decía que…
V.C.: ¡Me encanta Toscani! Un artista total en su trabajo.
E.P.: … Sí, pues decía que los primeros planos del rostro le provocaban desconcierto ya que un rostro cambia de un segundo al otro y resultaba difícil capturar la imagen deseada. Supongo que te encontrarás con el mismo problema a la hora de captar un rostro y obtener la mirada que buscas, el gesto preciso…
V.C.: ¿Sabes lo que pasa? Es que cuando disparas, disparas tantas veces que el momento está ahí. El gesto, la mirada, el pequeño matiz…, de cien fotos, una es la foto. Las otras noventa y nueva no me interesan porque no me ofrecen el interior de la persona que yo he visto o…, que es cómo me gustaría ver a mi a esa persona. Para mí el rostro es lo más divertido, un primer plano es el regalo de cómo ves a esa persona, cómo la sientes. Es lo que más me interesa, es un reto. Siempre que alguien quiere un retrato lo primero que hago es ver su ángulo bueno, siempre; todo el mundo tiene un ángulo bueno y a partir de ahí ya me dejo llevar. Soy muy simple trabajando, si puedo trabajar con un flash, no trabajo con dos; si necesito un tipo de luz ya no voy a usar más luces… Lo aprendí de mi profesor, Miguel Oriola (Alcoy, Valencia), uno de los mejores fotógrafos de España, y con él aprendí la sencillez. Recuerdo que estábamos trabajando en una portada del Vogue, yo era su asistente hace treinta años, y decías “esto imposible, está iluminando con una sencillez enorme una portada del Vogue y está perfecta”. Yo ahora trabajo con ese estilo, busco la sencillez y la liberación de tanta presión técnica.
E.P.: Te has hecho minimalista.
V.C.: En gran parte sí pero…, depende mucho del personaje, depende mucho de la localización, depende de la ropa que tengas para fotografiar… Yo trabajo con gente que nos conocemos todos desde hace mucho tiempo, sé que ellos quieren un determinado estilo, conocen lo que quiero y sé que me van a pillar en la idea que expongo. No soy nada complicado pero es necesario saber dónde vas a realizar la sesión y qué vestuario tienes aunque…, tiendo a ser cada vez más minimalista y más sencillo en las propuestas.
E.P.: Creo que fue Coco Chanel la que acuño aquello de “no es el vestuario quien luce a la modelo sino la modelo quien luce el vestuario”, ¿no es así?
V.C.: ¡Totalmente! Para mí es toda una diversión sacar el mayor partido de un cuerpo luciendo un vestuario. Precisamente el secreto está en sacar lo máximo posible de un cuerpo vestido y dejar que se mueva como si estuviera desnudo. Yo me dejo llevar por los artistas que posan, los dejo expresarse. No soy nada pesado a la hora de disparar y prefiero la libertad creativa, que haya expresión y libertad de movimientos. Recuerdo que le hice una foto a la hija de Montserrat Caballé, Montse Martí, en el Liceo de Barcelona y llevaba un vestido de cola rojo y la coloqué apoyada en un palco con toda la cola y puse un angular bestial con todo el Liceo y…, quedaba como una diosa pero…, luego le puse un vaquero y una camisa blanca y la recliné sobre un sofá muerta de la risa y totalmente fresca y…, era una mujer supernatural, divertida y sencilla y no dejaba de ser la misma persona que había fotografiado en el Liceo.
E.P.: Los fotógrafos cuentan con la complicidad de la luz.
V.C.: La luz debe ser una aliada sea en las condiciones que sea. La luz es tu aliada tengas la iluminación que tengas y dispongas de los recursos que dispongas.
E.P.: ¿Y el blanco y negro?
V.C.: Siempre. Y mira que al ser valenciano tiro al color y soy como muy ‘sorollezco”. Me identifico mucho con Sorolla desde muy joven, ese juego de pasteles, esa luz, esas tonalidades…, pero tiendo al blanco y negro en muchos de mis trabajos.
E.P.: Pero dicen que la luz de Sorolla solo está en sus cuadros. La luz de Valencia, esa luz solar que tanto nos gusta, es mucho más intensa y mucho más fuerte que la que atrapa Sorolla en sus cuadros.
V.C.: ¡Sí que existe! Yo he hecho muchas fotos copiando esa luz y sí que existe. El tema es que la tienes que saber captar. Esa luz de la playa que entra por las telas y entre las cañas cargada de matices y tan limpia, ¡claro que existe! Yo la he hecho mogollón de veces. Es muy jodida porque es muy contrastada pero es maravillosa.
E.P.: Es una luz única, tiene una naturaleza especial.
V.C.: ¿Sabes dónde he visto la misma luz de Sorolla?
E.P.: …
V.C.: En Los Ángeles. Es la misma luz de Valencia. Trabajé en Los Ángeles y dije “esto es lo mismo que trabajar en Valencia”. Creo que debe ser por el mar. No sé qué refractará pero te juro que es la misma luz con la misma intensidad.
E.P.: Además de Armani y Montserrat Martí, ¿qué otra personalidad te dio juego?
V.C.: Me dio mucho juego la baronesa Thyssen (Tita Cervera) porque le fotografié su barco en Cerdeña y estuve una semana con ella viviendo en el barco y tuve la posibilidad de acercarme a ella y conocer mejor su manera de ser. Yo había fotografiado a la baronesa con su hijo en el museo Thyssen, hace unos diez años por un encargo de la revista ¡Hola!, y allí se produjo un feeling bestial y…, bueno ella me llamó para ciertos trabajos y fotografiar su barco y nos hicimos muy buenos amigos. Es una mujer muy sencilla, muy maja, muy amable, ella prefiere maquillarse ella misma… Recuerdo que estamos en alta mar, bajo un cielo estrellado precioso y tras cenar, eso sería como la una de la mañana, le dije “Tita, ¿por qué no te hago unas fotos ahora?” y entonces ella me dice “¿ahora?”; yo le respondí que sí y ella dijo “vale” y…, puse un flash, ella se puso un vestido muy sencillo y…, fue una de las fotos más bonitas que publicó ¡Hola!
E.P.: Supongo que también tendrás en cuenta los juegos de miradas que se dan en una foto: La del propio fotografiado al contemplarse, la tuya como fotógrafo y la del observador ajeno. Eso debe ser muy interesante a la hora de tener enfrente a un famoso.
V.C.: Yo soy muy psicólogo. Sé que habrá diversos puntos de vista pero soy yo quien lo está contemplando y entonces veo, a lo mejor, un personaje más trágico o más tierno o busco algo que me llama la atención y ya juego con esa intención. Puede que haga varios cambios de vestuario o juegue con la luz… no pienso mucho en las otras miradas, pienso que tengo algo frente a la cámara que voy a capturar de una manera distinta. He fotografiado a Zubin Mehta, aquí en el Palau de la Música y…, ¡qué le voy a decir a Zubin Mehta! Fotografié su trabajo y su manera de dirigir la orquesta. Me dejaron estar en un ensayo y disfruté viendo aquel maestro moverse y dirigir a los músicos y a él le encantó mi trabajo…, fíjate que cuando él dirigió ‘El anillo de los Nibelungos’ me invitaron a estar en el palco de Zubin Mehta junto a su mujer y aquello fue una experiencia inolvidable, además de las ocho horas de concierto que terminamos agotados.
E.P.: Y…, ¿a qué personaje te gustaría fotografiar? ¿Cuál sería esa persona a la que te gustaría retratar?
V.C.: Yo siempre digo que tengo un personaje al que quiero fotografiar, y lo he dicho de cuarenta mil formas y no hay manera, de verdad, que es a la reina Letizia. He dicho cuarenta veces que la quiero fotografías porque me parece que muy hierática, muy tensa, con unas caras muy rígidas. Soy muy amigo de la madre de la reina porque su madre es muy amiga de Sara Navarro, la diseñadora, que a su vez es muy amiga mía y…, un día nos fuimos a comer los tres y me la presentaron. La madre de Letizia es supersencilla, una mujer muy trabajadora y muy simpática y le comenté que me encantaría fotografiar a su hija, nuestra reina. Yo sacaría una mujer mucho más terrenal, humana, normal y es que nadie la saca bien, no sé por qué. Yo creo que la sacaría muy bien porque intentaría sacar a otra Letizia, que creo que es la real y creo también que, dentro de mi estilo, podría sacar a una mujer mucho más próxima y cercana. Y te confieso que es la única que me apetece fotografiar y a la que me encantaría hacerle una sesión completa de fotos.
E.P.: Víctor Cucart, mil gracias por atendernos y dedicarnos tu tiempo. Estamos encantados que estés en tu Valencia amada y que podamos ver tu trabajo como en una exposición dentro de la Pasarela de las Artes.
V.C.: Para mí es un honor, de verdad, que me hagas esta entrevista y charlar sobre el mundo de la fotografía y es una gran alegría estar en Valencia para trabajar con mi amiga Ana Carreño, que la adoro, y…, aunque viva en Honolulu siempre que me ofrezcan un trabajo de calidad vendré a Valencia gustosamente. La Pasarela de las Artes es un trabajo muy serio y de primera calidad y siendo en Valencia siempre, siempre podrán contar conmigo. Estar aquí con amigos y un proyecto tan bueno es fantástico.