La permanente carcajada del buen vodevil
El Péndulo | J. Entraigües.- Con más de tres décadas a su espalda y representada en más de 50 países, la disparatada comedia de Michael Fray sigue siendo un excelente ejemplo de juego humorístico donde la propia función teatral sirve de lanzadera para un sinfín de enredos y situaciones desternillantes. La propuesta es sencilla: una peculiar troupe de actores y actrices (con director incluido), prepara el estreno de un vodevil, ramplón y plano, dejando al descubierto sus ‘cualidades’ interpretativas así como la fragilidad de sus relaciones. Este punto de arranque, con sus alocadas situaciones, réplicas y contrarréplicas, pone a los espectadores ante un cuadro de risas y carcajadas continuas sin un segundo de respiro.
Heredera del llamado ‘toque Lubitsch’ (donde las puertas que se abren dan paso a una realidad distinta a lo que ocultan), tanto el ensayo general, como la obra que contempla el espectador, es un juego de enredada trama, al servicio del humor y la diversión, que provocan ambiguas situaciones y juegos de diálogos de risa asegurada. Pero si la idea propuesta era ver lo que ocurría sobre el escenario, previo al estreno, Fray pone ante la mirada de los espectadores todo aquello que ocurre detrás del decorado.
Si el primer acto era ‘por delante’, el ‘por detrás’ es aún más disparatado y absurdo. Así, como un juego de cajas chinas, actores y actrices pelean y discuten, en absoluto silencio, mientras entran y salen del escenario para seguir la función intentando no desvelar las trifulcas y rencillas existe entre ellos. Como era de prever, la obra acaba convirtiéndose en una loca carrera de escenas divertidas y jocosas acciones que acaban mostrando que, pese a todo, la función debe continuar.
Es de agradecer que Olympia Metropolitana apueste por una producción valenciana y busque mantener las funciones más allá de dos o tres semanas. Fidelizar espectadores significa mantener el espectáculo y permitir que el boca a boca funcione y dinamice el sector. Por otro lado es fundamental para la escena valenciana que los profesionales de la tierra encuentren obras que les permitan desarrollan su labor artística aquí. El acierto de poner en pie ‘Por delante y por detrás’ acaba generando aplausos para la producción, los intérpretes y el público que llena la sala. Un pequeño consejo: disfrute de dos horas de saludable humor.