Las autoridades aún no confirmaron si los restos encontrados en Guerrero pertenecen a 43 estudiantes desaparecidos luego de un enfrentamiento con militares
Mientras México investiga si los cuerpos de los 43 estudiantes desaparecidos en Guerrero son los que están en las tres fosas encontradas este sábado, el procurador de esa ciudad, Iñaki Blanco, confirmó que fueron sacados 28 cuerpos quemados, y aseguró que el ataque fue perpetrado por el grupo narcotraficante de Los Guerreros Unidos.
“Los quemaron vivos. Pusieron todos los cuerpos en la fosa, les echaron diesel y les prendieron fuego”, explicó uno de los cientos de policías que se encontraban custodiando el lugar, ubicado en un paraje cercano a la ciudad de Iguala.
Las autoridades locales optaron por mantener hermetismo en torno a la causa, por lo que es muy escasa la información que se tiene sobre esta repugnante matanza. Por eso es que algunos de los uniformados comenzaron a filtrar pocos detalles.
Asimismo, las autoridades no confirmaron ni desmintieron si los restos encontrados son los de los estudiantes que fueron secuestrados una semana atrás.
Al lugar de las fosas se pudo llegar luego de la confesión de un policía detenido, que había sido partícipe del secuestro.
Por la desintegración de los cuerpos, los forenses sólo se llevaron un montón de huesos a la morgue de Chilpancingo, capital del estado, para poder identificar los ADN de los restos.
Esta es la mayor masacre durante la gestión del presidente mexicano Enrique Peña Nieto. Sin embargo, no es la primera vez que se dan casos de este tipo. Bajo su mandato, fueron encontradas 246 fosas como la de Iguala, de las que se extrajeron 534 cadáveres.
Origen del caso
Todo comenzó una semana atrás cuando la policía de Iguala atacó a tiros a un grupo de 80 estudiantes de magisterio que se había acercado al municipio a tomar varios autobuses para utilizar luego de la protesta. Esa movilización respondió a una de las técnicas que lleva adelante la Normal de Ayotzinapa, escuela de magisterio de activismo de izquierda, donde se formaron algunos de los más reconocidos guerrilleros del país.
En medio del caos, la policía local tiró a matar, y logró a detener a 20 activistas, de quienes no se supo nada desde entonces.
Luego de esa revuelta, los uniformados solicitaron ayuda a un comando armado y volvieron en busca de aquellos estudiantes que no habían logrado capturar. Según consigna El Mundo, esa noche se registraron tres tiroteos, que dejaron un saldo de seis muertos y 17 heridos.
La policía se encargó de buscar casa por casa al resto de los que habían logrado escapar, hasta que el sábado un oficial detenido confesó la existencia de una fosa a la salida del pueblo, donde estaban enterrados varios cuerpos.
“La extrema gravedad de los hechos, ligada a la desaparición de tantas personas, coloca lo acontecido entre los sucesos más terribles de los tiempos recientes” denunció la ONU.
Vínculos con el narco
Esta matanza desnudó la conexión que existe entre la policía y el grupo narcotraficante Guerreros Unidos, uno de los cárteles locales, cuyo jefe es el alcalde de la ciudad. El otro grupo que también responde al cártel de los hermanos Beltrán Leyva es la organización de Los Rojos.
Este tipo de irregularidades ha hecho de Guerrero, el estado más pobre del país.
A pesar de los incesantes intentos del presidente Peña Nieto por combatir al narcotráfico, esta lucha parece tener todavía varios frentes abiertos por ser enfrentados.
Fuente infobae