El teatro como ejercicio terapéutico
El Péndulo | Jimmy Entraigues.- La compañía L’Om Imprebís lleva 21 añitos de carrera y durante todo este tiempo se han mantenido fieles a dos líneas: preservar vivo el espectáculo ‘Imprebís’ (quizás también porque el público lo pide constantemente) y producir, con buen criterio obras de Albert Camus, Bertolt Brecht o Chéjov. Quizás por esta trayectoria profesional que conjuga los textos de enjundia y los espectáculos donde prevalece el humor, los responsables de L’Om Imprebís encaminaron sus pasos a una obra donde el teatro se ve, se vive y se palpa desde sus inicios, desde la base de sus talleres y sus prácticas.
‘La crazy class’ es puro metalenguaje teatral, es decir, teatro del teatro o como hacer teatro desde las mismas tablas escénicas.
Con muy buen criterio la creación de Santiago Sánchez y Michel López (ambos directores de la obra) acierta en su disparatada propuesta: mostrar cómo, desde un taller teatral, nace y se construye una obra.
Con una base escénica minimalista, tres de los componentes de la compañía dotan al espectáculo de un verdadero juego de complicidades entre lo que ocurre en las tablas y el público que asiste al teatro.
Sánchez ejerce de profesor, Carles Castillo y Carles Montoliu se multiplican en un largo abanico de personajes (que asisten a las clases) provocando, no solo un carrusel de identidades, sino un generoso divertimento de desdoblamientos que transita fluido y sin grietas a los largo de los noventa minutos de la obra.
A ello hay que sumar la acertada elección de Elena Lombao, que pone un punto de fuga a todo cuanto ocurre entre los alumnos al ser un personaje que entra y sale de las escenas aportando un plus al contenido de las acciones.
La obra se llama ‘La crazy class’ pero es una auténtica clase de teatro y de mucho amor por quienes hacen posible que la magia de la escena no se pierda. Solo la parte final, en la que los alumnos representan ‘Hamlet’, ya merece una explosión de aplausos. Corran a verla, es una terapia excelente.