Artista plástica.
En el marco del programa de Intramurs 2015 dedicado a la poesía, cuatro autores, Sergio Pinto Briones, Luis Tamarit, Aldo Alcota,Denise Blais subieron una tarde al bus de la línea 5 para recitar sus poesías en movimiento. Podemos imaginar la sorpresa de los pasajeros. La lectura en el autobús fue un preámbulo al recital en el Espacio IDEO al día siguiente, en el que participaron los mismos junto a Roman Pcy contando con la presentación del poeta Viktor Gomez Valentinos.
Los performers Graham Bell Tornado (de La Erreria House of Bent) y Eva Pez encabezaron la ceremonia participativa de la apertura del PINQ Park en el barrio de Velluters, de una red de parques pos-industriales, naturales y queers. El espacio de la calle Balme es un solar del ayuntamiento que está en desuso. Los vecinos del barrio están en trámites de pedirlo como huerta urbana y con esta ceremonia se pretende, en palabras de los artistas, “dedicar el espacio a la conservación de la diversidad biológica, cultural y sexual”.
Performance de Graham Bell Tornado. Imagen cortesía de La Erreria House of Bent.
Varias obras y acciones del festival fueron dedicadas a la Ley mordaza. En el solar de la calle Corona hemos visto la obra de Ramón Espacio y Carles Solís, “El imperio contraataca”. La propuesta es una reivindicación en contra de la Ley Orgánica de protección de la seguridad ciudadana, conocida como Ley mordaza. Se trata de un fotomontaje digital (han utilizado la fotografía original de Biel Aliño) que muestra a una mujer detenida durante las protestas del 15M frente a las Cortes Valencianas.
“Esta obra se enmarca en una campaña más amplia en contra de la reciente sentencia contra los cinco detenidos en aquellos actos que han sido condenados a año y medio de cárcel y multas superiores a los mil euros, por una serie de pruebas inconsistentes y unos argumentos jurídicos de una levedad preocupante. La sentencia ha sido recurrida, y con esta obra mostramos todo nuestro apoyo a estos jóvenes que han sido condenados por ejercer su derecho de libertad de expresión”, explican los artistas.
Fausto Grossi, chef y performer, escritor y poeta visual, el artista polifacético italiano residente en Bilbao e invitado al festival, hizo de maestro de ceremonias en las rutas por las acciones e intervenciones urbanas y cocinó en el Espacio IDEO un goulash vegetariano (!) público.
En el taller de Silvia Molinero el colectivo Craft Cabañal, con la participación de los vecinos del barrio y otros voluntarios, estuvo bordando en 17 páginas de tela el texto de la orden ministerial CUL/3631/2009 que paralizó la prolongación de Blasco Ibáñez y protegió el patrimonio del barrio impidiendo su destrucción mediante el plan urbanístico Pepri. La acción cuenta como un homenaje y a la vez como acción reivindicativa de exigir los cambios próximos y efectivos de la recuperación del barrio a los nuevos poderes valencianos.
En su taller en la Na Jordana 14 Anja Krakowsky, artista multidisciplinar afincada en Valencia, cuyo nombre nos suena porque su propuesta ha ganado el concurso de proyectos para la instalación urbana – homenaje a las Víctimas del metro, nos invita a una reflexión sobre la comercialidad del arte, sobre el valor mercantil de una obra de arte actual a través del planteamiento Swap: aquello que no puede ser vendido se regala. Para este fin son utilizados los dibujos de otro artista, Carlos Maiques que realiza una especie de crónicas valencianas, dibujos, que va regalando durante años como un simple acto de comunicación con sus amigos y conocidos. Reunir muchos de estos dibujos en el taller de Intramurs bajo un nuevo concepto, diseñar el espacio Swap y crear una instalación cuestionando los valores propios del mercado de arte es el reto de los dos artistas.
En el taller de Fuensisla Francés, Dins de la Poma, reconocemos sus obras-instalaciones realizadas con piezas de diversos formatos suspendidas en el aire. Al fondo está la instalación del artista invitado de Sicilia, Leopoldo Mazzoleni.
‘Refugio. Ejercicio para la resiliencia’ es la impactante obra de la otra siciliana invitada, Claudia Gambadoro. Ha hecho una intervención en un espacio privado. Me acerco y la oigo contar con pasión la historia del edificio que tiene un secreto. Cuando la actual propietaria lo compra, no sabe nada del pequeño refugio antibombas que hay detrás de una puerta en el suelo. Lo descubre después, entre aterrorizada y fascinada. Estamos invitados, bajamos las escaleras siniestras, solo cabe uno en lo ancho del peldaño, oscuridad casi total, ¡esto no se termina nunca! Por fin llegamos a una habitación minúscula y claustrofóbica. Pero ahora es un campo verde, la artista utiliza césped natural para cubrir el suelo y lo alumbra con las lámparas. Ahora sus dimensiones se expanden, podría contener el mundo entero, podría ser un Aleph… Evoca un nuevo espíritu, el de la paz, de la libertad, de la vida. No se oyen ahora las alarmas del bombardeo ni las explosiones, ni gritos mortales, sino los pájaros cantando, el audio de la instalación. Lo imaginario se hace realidad, a través de nuestro deseo, nuestro sueño, ignorando lo evidente, por encima de la razón.
Los trabajos de Claudia Gambadoro son transformaciones de los lugares con historia propia, “lugares internos fracturados por anhelos y distancias geográficas”. Estas “topografías de lo imaginario” nos recuerdan, en palabras de Montserrat Palacios, “que el miedo al que nos inducen quienes gobiernan este mundo, es solo un trozo de ilusión sin peso, frente al verdadero poder que deshace muros, crea infinitos y habita en cada uno de nosotros”.
Aquí mismo, Dins de la Poma, al anochecer del 31 de octubre nos encontramos con una grata sorpresa. Llorenç Barber, un clásico de arte sonoro en Valencia, está preparando un concierto de campanas con la participación de la voz de Montserrat Palacios. Se encienden las velas y se apagan las luces, ¡un perfecto escenario para la noche de Halloween, o, mejor dicho (por la influencia de México en esta acción), para la noche de Muertos! Nos dan la explicación previa sobre el tema de la muerte en la cultura mexicana. Suenan las campanas, más que campanas parecen cuencos tibetanos, sonido vibrante, delicadeza, silencios, armonía, cerramos los ojos… Por una eternidad nos olvidamos del mundo y de la cantante que había desaparecido antes de empezar el espectáculo. Pero de repente crujen las maderas, se oyen pasos, algo se acerca, ¿quien anda allí? Y surge de algún lugar de arriba, desde la más profunda oscuridad, un grito, un llanto, un soprano rompiéndose en pedazos; aullidos y susurros, cantos, lamentos, gemidos… Las campanas suenan más intensas. Ella ya está aquí, entre nosotros, se entrechocan los dedales de sus dos manos temblorosas: el sonido de los huesos, ¿son “las Catrinas”, las Damas de la muerte, bailando? Ella toca las campanas con los dedales, ritmo cada vez más fuerte, más insistente. Pero ya se acaba, todo se acaba (¿incluso la muerte?), los dedales caen al suelo, como si perdiesen el alma que los articulaba, y de nuevo reina el silencio.
Adiós, hasta el año que viene, nos dicen las almas de los muertos y el festival Intramurs.