La línea de estudio del profesor Moya, galardonado en la categoría de preclínica, sobre las alteraciones de la microbiota y productos personalizados para contrarrestarlas, se prevé como un área rentable para el progreso científico y de innovación en España.
Andrés Moya, director científico del Centro Superior de Investigación en Salud Pública de la Conselleria de Sanitat (CSISP-FISABIO) y catedrático de Genética de la Universitat de València, ha recibido esta semana el premio de la Fundación Lilly de Investigación Biomédica en la categoría de investigación Preclínica, en un acto presidido por la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato.
Los Premios Fundación Lilly de Investigación Biomédica tienen como objetivo reconocer la trayectoria científica de excelencia de investigadores españoles y su contribución al desarrollo de la Biomedicina y las Ciencias de la Salud en España. Según el director de la Fundación Lilly, el doctor José Antonio Sacristán, “premiar a los mejores investigadores españoles es un reconocimiento a la innovación como camino para tener una sociedad más sana y próspera, además de ser un estímulo para toda la comunidad científica del país”.
El profesor Andrés Moya ha recibido el premio de Investigación Preclínicia 2013 por sus investigaciones en el campo de la genómica y la evolución de microorganismos como bacterias y virus. Según los organizadores, su aportación a la ciencia española ha situado a nuestro país como pionero en esta disciplina. Así, sus investigaciones permitirán conocer cómo los microorganismos que conviven con nosotros influyen de forma beneficiosa o negativa en nuestra salud, y diseñar productos prebióticos y probióticos para tratar las alteraciones de la microbiota. El equipo de este especialista está estudiando la relación entre las modificaciones en la fauna microorgánica intestinal y enfermedades crónicas como la EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) o el VIH.
El estudio genómico de bacterias o comunidades bacterianas en humanos, es decir, la composición de los genes de un microorganismo concreto o la de los presentes en una comunidad, es un ámbito de investigación con enormes posibilidades para el esclarecimiento de las causas de muchas patologías. Por eso, este premio quiere reconocer la labor del profesor Moya, cuyas líneas de investigación son punteras, a la vez que abren expectativas de cara al futuro muy destacadas.
Dos kilos de nuestra masa corporal corresponde a la microbiota
Se estima que dos kilos de nuestra masa corporal corresponde a la microbiota, es decir, a los microorganismos que viven en nuestro cuerpo. Existe microbiota en la mayor parte de nuestros órganos y lleva a cabo importantes tareas fisiológicas y de preservación de la salud. Ahora se investiga, precisamente, cómo sus alteraciones la afectan negativamente. Múltiples patologías orales, de las vías respiratorias, intestinales o dermatológicas, entre otras, pueden estar relacionadas con cambios en la composición o en la función de las correspondientes microbiotas.
El estudio de algunas de ellas como la enfermedad de Crohn, el síndrome de intestino irritable, los carcinomas de boca, el SIDA o la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) es objeto de investigación por parte del profesor Andrés Moya.
Microbiótica en pacientes afectados por el virus del SIDA
Una línea de investigación con resultados prometedores, que está estudiando el equipo del profesor Moya, junto a otros equipos clínicos del país, es la microbiota en pacientes afectados por el virus del SIDA. “Es una investigación todavía muy incipiente -advierte este experto-, pero tenemos evidencias de que la microbiota de pacientes que han respondido positivamente al tratamiento con antirretrovirales difiere de la de sujetos sanos”.
“Estamos empezando a ver la importancia que tiene en la salud ese conjunto de seres que nos puebla”, señala. Y es que la aplicación de estas investigaciones en la salud humana puede llevarse al estudio de “patologías que van desde la cabeza a los pies”. “Sabemos que enfermedades como la de Crohn o el intestino irritable, así como la obesidad, van asociados a alteraciones en la microbiota. Igualmente, en la boca albergamos infinidad de microorganismos necesarios para la salud que cuando rompen su equilibrio dan lugar a las caries y otras enfermedades. En otras patologías, como la EPOC, las microbiotas también se presentan alteradas. El reto ahora es saber en qué medida afectan, si son causa o son efecto y, sobre todo, cómo influir sobre ellas”.
Productos personalizados para cada microbiota
Entre los posibles tratamientos para las alteraciones de la microbiota, según este experto, el futuro se dirige hacia el diseño de alimentos o productos prebióticos y probióticos que puedan ayudar a regular las variaciones en la fauna microbiana del cuerpo humano. “En boca, por ejemplo, a partir de determinados sustratos, como puede ser un chicle o un enjuague, se pueden incorporar microorganismos, o antimicrobianos, que impidan o combatan al agente que provoca la caries”, pone como ejemplo el profesor Moya.
Por otro lado, el futuro de tratamiento en este ámbito también está en la medicina personalizada. En la medida en la que cada persona tiene su microbiota, es decir, no hay dos microbiotas iguales, “conociendo qué hace y cómo funciona cada una de ellas tendríamos una mejor capacidad para diagnosticar ciertas situaciones (por ejemplo la obesidad) y sugerir modificaciones apropiadas de esa microbiota, bien incidiendo directamente sobre ella o bien recurriendo a productos que puedan modular el efecto metabólico que provocan”.
Otro campo en el que se están aplicando los conocimientos de la genómica bacteriana y vírica, siendo España un país pionero, es en salud pública, por ejemplo, ante brotes epidémicos en hospitales por infecciones provocadas por una bacteria o un virus.