Propuestas infantiles para la reconstrucción tras la riada en Valencia

Una mirada infantil frente a los efectos de la DANA en Valencia

La última DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que azotó la Comunidad Valenciana dejó a su paso un importante número de viviendas dañadas, infraestructuras deterioradas y barrios desbordados por el agua. Sin embargo, en medio del caos y la reconstrucción, emergió una iniciativa tan singular como esperanzadora: escuchar las voces de los más pequeños.

El proyecto La infancia toma la palabra, impulsado por el Consell de la Infància i l’Adolescència de València, buscó dar espacio a las propuestas presentadas por niños y adolescentes con el objetivo de colaborar en la reconstrucción urbana y social tras el desastre. Esta acción no solo pone de relieve la importancia de la participación infantil, sino también su potencial transformador en la toma de decisiones ante situaciones de emergencia.

La participación infantil como herramienta de cambio

Tradicionalmente, los procesos de reconstrucción tras catástrofes naturales han sido dirigidos por expertos, técnicos y autoridades municipales. Sin embargo, la experiencia dolorosa provocada por las recientes lluvias torrenciales abrió la posibilidad de repensar el modelo. Ahí entró en juego un enfoque más inclusivo, donde la infancia asume un rol activo, formulando propuestas para una Valencia más resiliente.

El valor simbólico y práctico de escuchar a la infancia

Desde el aula hasta los plenos simbólicos en el Ayuntamiento, los menores contribuyeron a este proceso con ideas inspiradoras, muchas de las cuales han sido integradas en un documento de medidas proactivas presentado a las autoridades locales.

• Adaptación urbana: diseño de zonas seguras en caso de inundaciones.
• Infraestructura sostenible: techos verdes, pavimentos permeables y sistemas de recogida de aguas pluviales.
• Educación en emergencias: programas escolares sobre gestión de riesgos climáticos.
• Fomento de la solidaridad comunitaria: redes de ayuda entre vecinos.

De esta manera, se consolidó una visión integral que no solo aspira a reconstruir lo perdido, sino también a construir mejores espacios urbanos desde una perspectiva inclusiva.

Un Consell de la Infància implicado con el entorno

El Consell de la Infància i l’Adolescència desempeñó un papel crucial en este proceso. Esta institución, que fomenta la participación ciudadana de niños entre 6 y 17 años, recogió y canalizó las inquietudes, análisis y propuestas de sus miembros, generando un documento con más de 20 medidas.

Este órgano consultivo no solo representa un espacio de expresión, sino que también actúa como un puente entre la infancia y las instituciones públicas. La emergencia provocada por la DANA fue la oportunidad perfecta para que se pusieran en práctica sus principios fundacionales.

Reuniones con responsables políticos

Los portavoces del Consell mantuvieron encuentros con concejales del Ayuntamiento de València para exponer sus propuestas. A su vez, se reunieron con representantes de Protección Civil, urbanismo y otras áreas clave del gobierno municipal.

Entre las propuestas planteadas destacaron:

• Instalación de sistemas de alerta accesibles a menores.
• Creación de espacios inclusivos de evacuación.
• Implantación de una red de comunicación entre colegios y servicios de emergencia.

Estas medidas buscan garantizar una mayor seguridad y adaptación ante futuras catástrofes, pero también refuerzan el papel activo de los menores en el tejido social de la ciudad.

Propuestas emblemáticas de reconstrucción aportadas por los niños

Cada una de las iniciativas propuestas nace del análisis directo de las consecuencias que la DANA tuvo sobre la ciudad. Por eso, algunas de las aportaciones más significativas se centraron en elementos clave como el entorno natural, las infraestructuras y la educación.

1. Soluciones verdes para evitar futuras inundaciones

Ante la destrucción causada por el agua, los menores propusieron reforzar los espacios verdes mediante:

• Plantación de árboles para aumentar la absorción del agua y frenar la erosión del suelo.
• Habilitación de jardines de lluvia, que retengan el agua evitando anegamientos.
• Corredores biológicos que conecten diferentes parques urbanos para mejorar el drenaje natural.

Estas ideas fueron recogidas en el informe entregado al consistorio como una forma de crear una València más ecológica y resistente al cambio climático.

2. Espacios seguros y accesibles ante fenómenos extremos

Una de las principales preocupaciones de los menores fue sentirse protegidos en situaciones críticas. En sus aportaciones destacaron la necesidad de contar con:

• Refugios temporales adaptados para niños y personas con movilidad reducida.
• Mapas interactivos divulgados en centros educativos con rutas seguras de evacuación.
• Puntos de encuentro familiares ante desastres naturales, para evitar confusiones y pérdidas.

3. Educación para la prevención y la resiliencia

Los niños y adolescentes también hicieron énfasis en convertir la catástrofe en una oportunidad para aprender. Entre sus propuestas formativas se incluyen:

• Charlas en los colegios impartidas por expertos en protección civil y climatología.
• Simulacros escolares de evacuación frente a situaciones de tormentas torrenciales.
• Material didáctico adaptado para comprender de manera lúdica la prevención ante riesgos naturales.

Este enfoque proactivo no solo contribuye a salvaguardar vidas, sino que mejora la preparación ciudadana desde una edad temprana.

El impacto emocional de las catástrofes en la infancia

Más allá de las pérdidas materiales, los efectos psicológicos de una catástrofe como una riada son profundos, especialmente en los menores. Por ello, otra de las líneas de actuación incluidas en el plan infantil de reconstrucción fue la atención emocional y comunitaria.

Atención psicológica con enfoque infantil

Las propuestas de los niños incluyeron:

• Creación de espacios de apoyo psicológico en centros educativos.
• Formación a personal docente para detectar cuadros de ansiedad o estrés postraumático.
• Campañas de sensibilización sobre salud mental tras catástrofes.

El objetivo es que los niños no solo sean escuchados durante la crisis, sino también acompañados y fortalecidos en su bienestar mental.

Un ejemplo que puede inspirar a otras ciudades

El caso de València y su apuesta por incluir las voces infantiles en la reconstrucción urbana tras una catástrofe natural constituye un modelo inspirador a seguir. La integración de la perspectiva infantil no solo democratiza la toma de decisiones, sino que enriquece el proceso con ideas frescas, diversas y profundamente humanas.

Reconocimientos y futuro del proyecto

Tras la entrega de las propuestas, representantes municipales mostraron su compromiso de ejecutar varias de las medidas. Algunas ya han sido incluidas en los presupuestos participativos y otras están siendo evaluadas por los equipos técnicos de urbanismo y protección civil.

Existe el compromiso desde la alcaldía de seguir contando con el Consell de la Infància en futuras consultas ciudadanas, lo que consolida esta experiencia como un punto de inflexión en la relación entre infancia e instituciones.

Conclusión

La experiencia vivida tras la última DANA en València puso de manifiesto la necesidad urgente de transformar las ciudades en espacios más seguros, sostenibles y humanos. En este proceso, la infancia ha demostrado estar preparada para aportar soluciones reales y creativas que pueden marcar la diferencia en la reconstrucción tras un desastre natural.