El precio del aceite de oliva continúa escalando sin freno. Esta semana, el litro de aceite de oliva virgen extra se vende a 10 euros, algo impensable hace solo un año.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística, el precio ha aumentado en el último año un 38.8%, aunque en el caso del aceite de oliva virgen extra, el aumento es aún más impactante, superando el 227%.
Mientras los consumidores comienzan a considerar otros aceites vegetales, las organizaciones agrarias lamentan que este aumento no esté repercutiendo en los productores, sino en otros escalones de la cadena de valor.
Detrás de este aumento desorbitado se encuentra la importante reducción de la cosecha de la pasada campaña, donde la producción ha caído alrededor del 50% debido a la sequía. A esto se suma la perspectiva poco optimista para la próxima campaña, donde se prevé una producción similar.
Según el último informe de la Comisión Europea, se producirán 1,385,000 toneladas, lo que supone un 39% menos que el año anterior.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), por su parte, denuncia que el aceite de oliva ha aumentado su precio principalmente en el último mes y medio, con un aumento del 15.4% que ha llevado el precio promedio de 8.16 a 9.42 euros, y que en el caso de algunas marcas, ya se sitúa por encima de los 12 euros.
La organización ha llevado a cabo una encuesta de precios entre diecinueve marcas de aceite de oliva virgen extra en diez cadenas de supermercados, y la conclusión es que el aumento es generalizado y afecta prácticamente todas las marcas en todas las cadenas analizadas (Alcampo, Carrefour, Dia, Caprabo, El Corte Inglés, Hipercor, Eroski, Mercadona, Consum y Condis).
La OCU advierte del efecto que estos aumentos tienen para los consumidores y que tendrá como consecuencia una reducción del consumo de aceite de oliva, desplazado en la cesta de la compra por otros aceites de menor calidad y más baratos.
Un aumento de precios «intangible» para los agricultores La OCU también denuncia la gran especulación que hay en torno al precio, ya que el aceite que ahora está en los lineales de los supermercados se pagó a los productores a precios mucho más bajos que los que ahora hay en los mercados mayoristas.
En la misma línea se pronuncian las organizaciones agrarias.
El secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Andalucía (UPA), Cristóbal Cano, ha resaltado que el aumento de precios es una «realidad intangible» para los agricultores.
«Necesitamos mecanismos de regulación de mercados y una aplicación valiente de la ley de cadena alimentaria, solo así habrá estabilidad en los precios», ha indicado Cano.
En términos similares se ha pronunciado el responsable del Olivar de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) en Andalucía, Juan Luis Ávila, que también ha insistido en que los olivicultores no se están beneficiando de esta escalada de precios y ha pedido al Ministerio el control de la cadena de producción del aceite de oliva «para evitar los abusos y la especulación que se pueda producir y que tiene efectos negativos tanto para el sector como para los agricultores».
Por su parte, Cooperativas Agroalimentarias en Jaén prevé pérdidas de 1,000 millones de euros en la provincia debido a la caída estimada de la producción, a lo que habría que sumar 150 millones más en pérdidas en jornales en la campaña de recolección.
No obstante, algunos expertos piden poner en valor la cultura oleícola. El doctor del departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Jaén, Marino Uceda, ha apelado a «generar cultura» en torno al aceite de oliva y ha animado a la sociedad a entender «que tiene un producto excelente a un precio muy razonable».