Valencia Noticias | Redacción.- Aqeela Asifi, la profesora afgana refugiada, que dedicó su vida a educar a las niñas refugiadas en Pakistán, ha sido la galardona esta semana con el premio Nansen para los Refugiados 2015 de ACNUR, así lo indica la agencia humanitaria en un comunicado.
Este galardón reconoce la incansable y valiente de dedicación de Aqeela Asifi, de 49 años, a la educación de las niñas afganas en la aldea de refugiados de Kot Chandana, en Mianwali, Pakistán, a la par que ella misma superaba las dificultades propias de la vida en el exilio. A pesar de los escasos recursos y las muchas barreras culturales, Aqeela Asifi ha acompañado a un millar de niñas refugiadas en sus estudios de educación primaria.
Afganistán representa la mayor y más antigua crisis de refugiados en el mundo. Más de 2,6 millones de afganos viven actualmente en el exilio, de los cuales más de la mitad son niños. El acceso a la educación es crucial para que prospere la repatriación, el reasentamiento o la integración local de los refugiados. Sin embargo, se estima que, en todo el mundo, sólo uno de cada dos niños refugiados tiene la posibilidad de asistir a la escuela primaria y sólo uno de cada cuatro asiste a la escuela secundaria. En el caso de los refugiados afganos que viven en Pakistán, las cifras son aún más bajas, con cerca del 80 por ciento de los niños que actualmente se encuentran sin escolarizar.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, António Guterres, ha rendido un homenaje a al trabajo de la ganadora de este premio humanitario mundial: “El acceso a una educación de calidad y en condiciones seguras ayuda a que los niños crezcan y se conviertan en adultos capaces de encontrar empleos, crear empresas y contribuir a reconstruir sus comunidades; esto los hace menos vulnerables a la explotación y los abusos. Invertir en la educación de los refugiados permitirá a los niños y niñas jugar un papel en la ruptura del ciclo de inestabilidad y conflicto. Las personas como Aqeela Asifi entienden que los niños refugiados de hoy son los que decidirán el futuro de sus países, así como el futuro de nuestro mundo”.
Coincidiendo con el anuncio, ACNUR presenta el informe ‘Rompiendo el ciclo: La educación y el futuro de los refugiados afganos’. Este informe describe los desafíos a los que se enfrentan los niños, y especialmente las niñas refugiadas, para acceder a la educación en Pakistán.
Aqeela Asifi trabajaba como profesora cuando huyó de Kabul con su familia en 1992, encontrando protección en el remoto asentamiento de refugiados de Kot Chandana. Asifi quedó consternada ante la ausencia de educación para las niñas en el asentamiento. Antes de su llegada, las estrictas tradiciones culturales obligaban a la mayoría de las niñas a quedarse en el hogar. Pero ella estaba decidida a darles a estas niñas la oportunidad de aprender. De manera paulatina pero firme, Aqeela Asifi convenció a la comunidad y comenzó a educar a unas pocas alumnas en una improvisada escuela en una tienda de campaña. Ella copiaba a mano en hojas de papel los ejercicios para sus estudiantes. Hoy en día la tienda de campaña que funcionaba como escuela es un recuerdo lejano y más de mil niños y niñas asisten regularmente a las escuelas permanentes en la aldea gracias a su ejemplo pionero.
Aqeela Asifi cree que el hecho de convencer a las niñas de esta generación del poder de la educación transformará las oportunidades para las niñas de la próxima generación. “Cuando tienes madres que han tenido acceso a la educación, casi con toda seguridad las generaciones futuras estarán educadas”, señaló. “Así que si educas a las niñas, educas a las generaciones. Sueño con el día en que la gente recuerde a Afganistán, no por la guerra, sino por su nivel de educación”.
“El acceso a la educación es un derecho fundamental. Sin embargo, para millones de niños refugiados, la educación constituye el único medio para un futuro mejor, que dolorosamente se les ha denegado”, señaló Khaled Hosseini, embajador de Buena Voluntad de ACNUR.
“He conocido muchos jóvenes refugiados a los que les ha sido arrebatado todo aquello que los hacía sentir seguros: su hogar, su familia, sus amigos y su escuela. Invertir en su educación es una inversión en su futuro, darles esperanza y la oportunidad de que un día puedan contribuir a la reconstrucción de sus países”.
“ACNUR está trabajando para proporcionar a todos los niños refugiados la oportunidad de asistir a la escuela. Aqeela Asifi nos ha demostrado a todos que con valor podemos lograr el cambio. Debemos continuar con su lucha”.
Desde la caída de los Talibanes en el 2001, cerca de 5,7 millones de refugiados han retornado a su país, a pesar de que se mantiene la inseguridad. ACNUR ha puesto en marcha una estrategia para ayudar a los refugiados afganos que permanecen en el exilio para que puedan regresar a sus hogares y un elemento clave para ello es asegurar que puedan acceder a una educación de calidad. Una reunión ministerial que se llevará a cabo a principios de octubre en Ginebra buscará avanzar en esta estrategia junto a socios regionales clave.
El Premio Nansen para los Refugiados de ACNUR rinde homenaje al trabajo extraordinario realizado en favor de las personas afectadas por el desplazamiento forzado, y entre sus ganadores se encuentran personalidades como Eleanor Roosevelt, Graça Machel y Luciano Pavarotti. En 2015, la ceremonia tendrá lugar el 5 de octubre en Ginebra (Suiza). Entre los oradores y artistas presentes en la ceremonia estarán Barbara Hendricks, Embajadora de Buena Voluntad Vitalicia de ACNUR; Ger Duany, Embajador de Buena Voluntad de ACNUR; la cantante Angelique Kidjo y el artista visual Cedric Cassimo.
Coincidiendo con este anuncio ACNUR presenta hoy un informe especial llamado ‘Rompiendo el ciclo: La Educación y el futuro de los refugiados afganos’.
A pesar de que se permite a los niños refugiados asistir a los colegios locales en Pakistán, aproximadamente el 80% de los niños afganos refugiados están sin escolarizar, lo que deriva en un bajo índice de alfabetización entre los refugiados afganos: tan sólo un 33% pueden leer y escribir. La alfabetización en mujeres y niñas es incluso menor, en torno al 7,6%. La media de tiempo que las niñas refugiadas están en el colegio es de tan sólo 3 años.
En 54 pueblos de refugiados, 127 ONGs locales y colegios asistidos por ACNUR ofrecen educación primaria a los refugiados afganos, beneficiando a 59.000 niños. Ante la falta de financiación, los colegios en los pueblos de refugiados tienen problemas para contar con profesores cualificados, lo que redunda en la calidad de la educación. Estos colegios presentan altos índices de abandono, en torno al 70%, porcentaje que aumenta hasta el 90% en el caso de las niñas. A pesar de las limitaciones, los colegios de los pueblos de refugiados son las únicas instituciones que han estado ofreciendo educación primaria a los miles de refugiados durante 30 años.
El acceso a la educación es uno de los pilares de la Estrategia de soluciones para los refugiados afganos de 2012 (SSAR, por sus siglas en inglés), un plan regional para ayudar a los refugiados a retornar a su país y reuniones a nivel ministerial. La reunión del Segmento de Alto Nivel del Comité Ejecutivo de ACNUR a principios de octubre en Ginebra intentará desarrollar más esta estrategia con los socios locales clave.