La disciplina germánica obtuvo su triunfo en el mítico estadio de Maracaná. Frente a un rival difícil, rocoso y con claras muestras de buscar el gol, la selección alemana necesitó de la prórroga para imponerse a la resistente Argentina de Messi.
Salieron eléctricos ambos combinados durante la primera parte. Alemania venía orgullosa de su 7 a 1 sobre Brasil pero…, sabía que delante la albiceleste no iba a darle las facilidades que ofrecieron los cariocas. La selección alemana tiró de su fútbol con Schweinsteiger, Müller y Özil como organizadores y Argentina mostró su carácter de mancomunidad futbolística a la espera que Messi o Higuaín aportaran sus propios talentos.
Pocas veces el Maracaná ofrecerá un espectáculo tan hermoso como el ofrecido por Alemania y Argentina. Una final digna de un Mundial de fútbol en donde los combinados se expresaron con sus mejores armas, que no negaron sus señas de identidad y en donde se unió la épica y la gloria. Ninguna quería perder ni ceder un metro de campo. Un inconmensurable Mascherano dirigió y ordenó a los argentinos desde el centro de la cancha y Schürrle dio guerra (tras entrar por Kramer en el minuto 32), gracias a que Özil ocupó con más libertad el mediocampo.
Tuvo su oportunidad Argentina cuando Higuaín se encontró solo frente a Neuer, en un mano a mano insólito, que el argentino desaprovecho. Sufrió Alemania en el primer tiempo pero gracias a la nueva disposición táctica Howedes tuvo un hermoso cabezazo que tocó en el palo y dejó asustados a los chicos de Sabella. Tras 45 minutos de intensidad la segunda parte se prometía con más voltaje.
Entró Agüero por Lavezzi pero nada cambió en la estrategia Argentina. Lahm y Kroos seguían igual de efectivos que al inicio del mundial. ¿Y Messi? La estrella argentina fue el único hombre del mundial con la posibilidad de moverse sin ataduras ni consignas y eligió pasar desapercibido, en su propio mundo, a la espera que su genio interior explotase. Eso sí, su presencia siempre fue peligrosa, dos alemanes lo acompañaban siempre, pero no era este el día de Messi. Los alemanes insistieron en sus ataques y Argentina persistió en su fórmula de nadar y guardar la ropa y así, con la tensión por lo alto, se llegó a la prórroga.
Los hombres de Löw mantuvieron su orden y su fútbol: avanzar sin perder el balón y buscando el hueco de la trinchera argentina. La albiceleste, fundidos y sin la magia de Messi, proyectaron la pelota a la caza y captura de Palacio, Agüero o el perdido Messi. La cosa no funcionaba ni en un equipo ni otro pero… Alguien cometería algún error o se llegaría a la lotería de los penales.
Llegó la segunda parte del tiempo suplementario y Alemania continuaba con su fútbol de tocar y llegar. Argentina defendía y buscaba llegar al punto de los 11 metros y dejar que la suerte hablara pero… Schürrle se largó por la izquierda y su centro llegó al pecho de Götze que la bajó al pie y escoró la pelota a un punto que Romero no pudo llegar. 1-0 a favor de Alemania y el mundial de Brasil ya tenía dueño. Era el minuto 113 del partido y Alemania ya solo especuló el tiempo que quedaba para ir en busca de la Historia. Los germanos pasarán a la historia del fútbol por su goleada a Brasil y ser la primera selección europea que logra un título mundial en territorio americano. Los chicos de Löw lo merecían. Messi logró el trofeo al mejor jugador del mundial pero…, no es justo. Si alguien mereció ése galardón en la Argentina de Sabella era Mascherano, un líder que dio espíritu a sus compañeros y llevó a la selección a una final. Una conclusión: Alemania jugó como nunca, en el marco de un espacio mítico, gracias a que enfrente se encontró con un rival de envergadura y…, eso será recordado por siempre en las páginas de los futuros mundiales.
VLC Noticias | Jimmy Entraigües. Fotos: Getty Images / FIFA