El festival Valencia Negra reunió a un notabilísimo grupo de autores durante sus dos semanas de celebración y entre los escritores destacados tuvimos la oportunidad de hablar con Alfonso Mateo-Sagasta, padre del ingenioso personaje de Isidoro Montemayor que vuelve a las librerías en una nueva aventura titulada ‘El reino de los hombres sin amor’ (Grijalbo, 2014).
Mateo-Sagasta, además de ser un escritor de éxito, es arqueólogo y licenciado en Historia Antigua y Medieval. Es autor de títulos como ‘El olor de las especias’ (2003), ‘Ladrones de tinta’(2004) y ‘El gabinete de las maravillas’ (2006), estas dos últimas obras protagonizadas por el aventuro Montemayor.
El Péndulo de VLCNoticias, mantuvo una larga y amena entrevista con Alfonso Mateo-Sagasta aprovechando su estancia en Valencia.
El Péndulo: La España que dibujas en la novela, de inicios del siglo XVII, está plagada de engaños, trampas, corrupción…
Alfonso Mateo-Sagasta: … Ambición, cohecho, estafa…
E.P.: … Sí, sí, efectivamente. Y, ¿esa ambición desmedida no viene dada en parte, como muestras en algunos pasajes de la novela, por el saqueo que se somete a las nuevas tierras de ultramar por su oro y por su plata?
A.M.S.: No, no. No creo que la plata y el oro procedente de América provoquen eso, sino que la corrupción ya está instalada. La corrupción viene un poco por la nueva forma de gobierno que se implanta. A partir de Felipe II hay un intento político de hacer al rey más importante, de sacralizar al rey y…, no solo ocurre en España, también pasa en Italia, en Francia, en Inglaterra…
E.P.: … Pero no nos vale decir que los otros hacían lo mismo, hablamos del caso de España. La acción y los hechos de la novela ocurren en España no en otro país europeo.
A.M.S.: … Ya, ya, por supuesto. Lo que pasa es que puede resultar fácil decir ‘es que España es así’ y no. La época es así. En el siglo XVI y en el XVII se van creando las naciones como tales. España como tal no existe. Existe la monarquía Hispánica que reúne un montón de territorios y que para el rey son tan importantes Flandes como Castilla o Aragón. En realidad no hay noción España, no hay conciencia de España…
E.P.: … Es decir, aún no hay una identidad española o una idea de identidad de España.
A.M.S.: Efectivamente, no existe esa identidad. Por eso es tan compleja la guerra de Flandes pero para el rey es algo suyo. No concibe que haya una nación o que haya una serie de personas que digan que son ‘nación’ frente a sus intereses. Para él aquello no era una nación; ¡esto es mi finca, es mío!, decía, ¡me pertenece! Ése sería el concepto por el que se manejaba. Para él Flandes, Castilla, Aragón…, eran su propiedad. Digamos que el paisaje que yo retrato de corrupción y picaresca viene un poco por esa nueva forma de gobierno que se instala. Antes ya había corrupción, no es que la inventen en ese momento de la historia… Lo que pasa
es que a partir de ese panorama económico y social funciona un nuevo sistema que es la filtración de la información al rey. Se crea un estamento de gente privilegiada que son los que manejan todo ese tipo de contactos con el rey.
E.P.: Ese nuevo sistema de poder y esa nueva forma de gobernar, ¿es lo que origina el famoso doble casamiento Ana de Habsburgo con el rey de Francia y el de Isabel de Borbón con el príncipe de Asturias que usas como escenario de la historia?
A.M.S.: Bueno, esto viene como consecuencia del enorme poder de España y de todo cuanto rodea ese poder. Y… Hablamos de España de forma genérica, ¿vale? A Francia le entra el pánico al ver el poder que tiene España. Aquí llegamos a un momento en que España está agotada y con un enorme desgaste en el poder.
E.P.: En la novela queda reflejada la necesidad de estrechar lazos y mantener el imperio.
A.M.S.: ¡Por supuesto! Hay un agotamiento del estado permanente de guerra, no pueden soportarla. La economía no puede soportar la carga de la guerra, el rey ve co
mo se descompone su poder y… Pero es que Francia no puede aguantar más, Inglaterra no puede sostener más a los rebeldes flamencos, las provincias unidas están exhaustas, el imperio otomano está… Bueno, bueno, bueno, es que España está luchando contra todo Dios y todo el mundo está agotado y…, llegamos a un momento de ‘paces’ y…, más que paces es una gran tregua, ¿no? Y no olvidemos que se está preparando la guerra de los treinta años pero… Eso no quiere decir que España esté en crisis o que sea la decadencia total. En realidad Felipe III no pierde nada respecto a su padre. No pierde ningún territorio y no pierde un palmo del territorio del reinado.
E.P.: Pero el modelo está muy desgastado y no es sostenible.
A.M.S.: Sin ninguna duda sí. Sobre todo es imposible mantener esa estructura de estado asociado a la monarquía, es imposible controlarlo.
E.P.: Y en medio de todo ese lío metes un personaje estupendo que vive, en primera persona, toda esa realidad e intenta salir bien parado con una y mil triquiñuelas. El tipo es un figura, un caradura simpático.
A.M.S.: Sí, Isidoro Montemayor está metido en todos los fregados. Te confieso que me costó mucho mantener la fuerza y la viveza del personaje. Él nace con el libro ‘Ladrones de tinta’ sigue sus aventuras con ‘El gabinete de las maravillas’ y…, ahora con ésta. Él es el narrador de todas las historias y en esta novela me costó mucho mantener la primera persona porque el tío está metido en todas partes.
E.P.: Hay tantas acciones y acontecimientos que era difícil el uso de la primera persona.
A.M.S.: Sí, la verdad es que sí. Podría haber recurrido a las cartas pero eso relentiza mucho los textos y a mí no me acaba de convencer. Yo quería que él narrara con agilidad y estuviera en todas partes. Y eso era muy complicado. Hay que forzar un pelín la historia para llevar al personaje a los sitios.
E.P.: Francamente no se nota una narración forzada, si voluminosa en hechos pero no forzada.
A.M.S.: Pues, tío, no sabes lo que me costó que todo resulte coherente y no hubiera algún exceso en la narración.
E.P.: La novela también tiene mucha dosis de humor.
A.M.S.: Eso me parecía fundamental, gracias, me alegro que lo digas. Creo que hay que juzgar el mundo que te rodea con una perspectiva diferente con un punto de ironía. Soy muy crítico con la historia tradicional y creo que la historia hay que contarla mirando al futuro. Mira, el conocimiento de la historia no evita el desastre, ni evita que determinados sucesos vuelvan a ocurrir.
E.P.: ¿Volveremos a ver a Isidoro Montemayor en una nueva obra?
A.M.S.: Creo que no. Creo que nació para una novela y terminó formando parte de una trilogía. Ahora hay que dejar descansar al personaje. Ya metí al tipo en demasiados problemas.
E.P.: Gracias por habernos atendido y te deseamos muchísimo éxito con esta obra.
A.M.S.: Gracias vosotros y espero que mucha gente se divierta con esta novela histórica salpicada de humor e intrigas.
El Péndulo de VLCNoticias/Jimmy Entraigües/Fotos-J.E.