Las elecciones por sufragio universal y su consiguiente declaración pública del Gobierno a favor de la Monarquía, provocaron una fuerte lucha entre partidarios realistas y republicanos en un clima de auténtica conflictividad social y política, hechos históricos que no vamos a ampliar al haber sido bastante difundidos.

Centrándonos en lo acontecido en Valencia, tras el decreto sobre el desarme de los Voluntarios de la Libertad y el reconocimiento de la Monarquía como forma de gobierno, el 8 de octubre diversas formaciones federalistas, republicanas y socialistas se alzaron en armas contra el poder establecido a los gritos de ¡Viva la República! Los milicianos se concentraron en la plaza del Mercado y se formó un Directorio Republicano Federal.
La ciudad fue bombardeada tras la orden del general Prim, presidente del Gobierno
El 16 de octubre, después de varios días de lucha urbana, la ciudad fue bombardeada tras la orden del general Prim, presidente del Gobierno, un golpe de efecto que produjo el fin de la insurrección y la entrada en Valencia de las tropas gubernamentales.
En el bombardeo se empleó el sistema de granadas “Crupp” que no llevaban como las antiguas la espoleta encendida sino una cápsula con fulminante que al chocar producía la explosión.

El ataque causó estragos en varios puntos de la ciudad. El barrio de Velluters fue duramente castigado por las bombas
El ataque causó estragos en varios puntos de la ciudad. El barrio de Velluters fue duramente castigado por las bombas y granadas que fueron lanzadas desde las baterías del área de Patraix: en las Escuelas Pías; en la casa gremial de los Carpinteros; en las calles de la Sequiola. En las calles de En Bany, Hospital, del Pilar y Sorolla. También en otros lugares como los callizos de San Antonio; en el palacio del marqués de Cáceres; en el Mercado Nuevo, afectando a las columnas; calles de Beata, Preseguers, Calabazas, Bedella o la de las Monjas del Pie de la Cruz, entre otras.
También quedó afectado el mítico molino de Rovella (a espaldas del Mercado Central y próximo al actual Jardín de Parcent), que tantos recuerdos traía en relación con las imprentas junto a él establecidas desde el siglo XVI al XVIII. El antiguo edificio, tras su estado ruinoso, fue apuntalado y después derribado.

Muchas de las bombas no llegaron a estallar pero las que sí lo hicieron convirtieron la ciudad en un auténtico infierno.
Muchas de las bombas no llegaron a estallar pero las que sí lo hicieron convirtieron la ciudad en un auténtico infierno, caos que traía el recuerdo del bombardeo de la guerra del Francés y sus impactos que permanecen grabados sobre la puerta de Quart.
VLC Ciudad / Rafael Solaz