Todo comenzó cuando algunos usuarios de Twitter aseguraron que se podía utilizar una “antigua tradición mexicana” para comunicarse con ciertos espíritus. Y como era de esperar, miles de jóvenes en las redes sociales se hicieron eco de esta práctica, convirtiéndola en el nuevo fenómeno viral de Internet.
Se lo conoce como “el reto Charlie Charlie”, se parece al juego de la ouija y desde hace días se ha convertido en un furor en las redes sociales. Pero ¿de qué se trata?
El juego es muy simple: hay que colocar en equilibrio dos lápices en forma de cruz sobre un papel con las palabras “sí” y “no” y hacerle preguntas a un supuesto demonio de origen mexicano llamado Charlie, que contesta moviendo el lápiz hacia una de las palabras.
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“Charlie, Charlie, ¿podemos jugar?”
Hasta donde sabemos, el juego llamado en las redes sociales “Charlie Charlie Challenge” está basado en“El Juego del Lápiz”. Según Pencils.com, el juego se basa en un antiguo ritual mexicano en el que los jugadores (generalmente niños) se ponen en contacto con el espíritu de un niño llamado Charlie. Para jugar al juego del lápiz se necesitan seis lápices y otra persona, una en frente de la otra. Cada persona debe tener tres lápices y organizarlos como si fuera los lados de una caja, con el extremo abierto hacia la otra persona.
Pencils.com recomienda utilizar lápices sin punta, u orientar la punta de manera que los extremos de la goma de borrar apunten hacia su acompañante. Los extremos de los lápices tendrán que tocar a la otra persona para formar un rectángulo completo. Para comenzar el juego, ambos jugadores deben decir las siguientes palabras: “Charlie, Charlie, ¿podemos jugar?” Si los lápices se mueven hacia adentro o hacia arriba, la respuesta es sí. Si se mueven hacia afuera o hacia abajo, la respuesta es no. Para finalizar el juego, ambas personas deben decir: “Charlie, Charlie, ¿podemos parar?”. Después de mover los lápices, ambas personas deben tirar los lápices al suelo para romper el contacto con Charlie.
Pero lo que parece ser un simple juego parece ser que se ha descontrolado en las últimas horas. Miles de jóvenes están utilizando esta práctica para comunicarse con lo que ellos creen que se trata del espíritu de un niño mexicano, pidiéndole consejos para la vida o sobre relaciones románticas. Pero también son muchos los jóvenes que aseguran haber tenido experiencias aterradorasdespués de jugar a este juego, como ver sombras, objetos que se mueven impulsados por una fuerza invisible, escuchar la risa de un niño o incluso recibir amenazas procedentes del mas allá.
Naturalmente, esta práctica ocultista ha llevado a muchos expertos en lo sobrenatural y a exorcistas a advertir sobre los problemas que puede ocasionar este juego en la vida de todos aquellos que lo practiquen ya que se convierte en una puerta abierta para que entidadesdemoníacasaccedan a nuestra realidad.
“Algunas personas están entrando en contacto con demonios”, escribió un experto en ocultismo en Twitter.“Puede parecer agradable al principio, pero tiene objetivos realmente siniestros. Si no te despides de Charlie debidamente, puedes experimentar situaciones paranormales tales como escuchar voces, cosas que se mueven por si solas, risas siniestras y mucho más.”
¿Por qué se mueve el lápiz?
En principio, por la fuerza de gravedad y la posición delicada e inestable en la que se encuentran los lápices. El movimiento se dará, entonces, con o sin preguntas mediante.
La posición de los lápices es tan inestable que la menor variación en el ambiente que los rodea puede afectar su equilibrio.
El problema es que, a diferencia de la ouija, donde los jugadores deben apoyar su mano en un plato o una copa (y por ende están en contacto con el objeto que se mueve), en este juego los lápices parecen moverse solos -o de acuerdo con los “designios” de Charlie-.
¿Y si no se mueven?
La falta de movimiento, en cambio, sólo se dará cuando no están alineados perfectamente o cuando la superficie de contacto (por ejemplo, si el lápiz tiene una superficie facetada) es demasiado grande.
En ese caso, se produce demasiada fricción y no se genera movimiento.
To play The Pencil Game, you will need six pencils and a partner. Facing each other, each person must hold three pencils and arrange them as three sides of a box, with the open end facing the other person. It is best to use unsharpened pencils, or to hold the tips so that the eraser ends are pointed toward your partner. The ends of your pencils will need to touch your partner’s to form a complete rectangle.
To begin the game, both players must chant: “Charlie, Charlie, can we play?” If the pencils move inward or up, the answer is yes. If they move outward or down, the answer is no. If one side goes one way and the other side goes a different way, it means maybe or the question can’t be answered at this time. You can then ask the spirit of Charlie yes or no questions, and he will respond by moving the pencils. Charlie is kind of like the spirit world version of a Magic 8 ball. To end the game, both players must chant: “Charlie, Charlie, can we stop?” After the pencils move, both players drop all of the pencils on the floor to break contact with Charlie.
Some kids have talked about strange things happening after playing this game, like seeing shadows or hearing a child’s laughter. Others didn’t experience anything at all. Just in case, I don’t recommend trying this with children that are prone to nightmares or with the kinds of imaginations that will have them seeing Charlie’s ghost in their closet until they’re eighteen. I’ve also read that there are other versions of this game. Have you played any of them? Tell us about your experience with Charlie in the comments!