En un entrañable acto, organizado por la Asociación Cultural “La Fénix Troyana” y con la colaboración del Ayuntamiento de Chelva, el conocido autor e historiador de ajedrez, José A. Garzón, natural de Chelva, presentó ante sus paisanos la propuesta de reforma del ajedrez contenida en su último libro “El Ajedrez del Virrey” (Alenar Editors, 2015).
En plenas Fiestas Patronales y en un marco de excepción como es la antigua Mezquita de Benaeça (siglo XIV), hoy Ermita de Santa Cruz, y con una gran asistencia de público, el acto fue iniciado por Manuel Portolés, Presidente de la Asociación Cultural “La Fénix Troyana” y director de la revista cultural homónima, que precisamente este año celebra su centenario. A continuación, Emilio Burgos, miembro también de la Asociación —merece destacarse toda la labor de recuperación, apoyo y difusión de la cultura, costumbres y tradiciones de Chelva, que vienen desarrollando desde hace muchos años—, y amigo de la infancia del autor, realizó una emotiva semblanza del amigo, impregnada de recuerdos entrañables del pasado, en Chelva.
José A. Garzón comenzó su intervención recordando que fue su padre quien les enseñó las reglas del ajedrez, a él y a su hermano Gerardo, cuando apenas tenía 5 años. A continuación recordó, muy sucintamente, su faceta competitiva, centrando su intervención en su labor en el campo de la investigación. Recordemos que muchos de sus trabajos gozan de un gran reconocimiento internacional (En pos del incunable perdido [2001}; El regreso de Francesch Vicent. La Historia del nacimiento y la expansión del ajedrez moderno [2005], Nuevo Ensayo de Bibliografía Española de Ajedrez [NEBEA, 2012, con Josep Alió y Miquel Artigas], y han permitido acreditar internacionalmente el origen valenciano del ajedrez moderno.
El autor realizó un recorrido por los 1500 años de historia documentada del ajedrez, deteniéndose en las propuestas más interesantes de reforma del juego, con el fin de fundamentar las razones y la justificación histórica que impregnan las reglas del Ajedrez del Virrey. Recordemos que en su propuesta tan solo se incorpora un pequeño cambio, que sin embargo lo modifica todo. En concreto, la única variación con respecto al ajedrez común concierne a la pieza más modesta de todas, el peón. El historiador valenciano, con sólida justificación histórica, propone que la promoción del peón, norma inestable y sin consenso a lo largo de los cinco siglos de práctica del ajedrez moderno, venga determinada por la columna por la que se desplace el peón en el momento de alcanzar la octava fila. Recordemos que hoy en día el jugador puede elegir la pieza en la que se transforma el peón.
El Ajedrez del Virrey toma su nombre, en hermosa metonimia, de la propuesta que hace el autor con referencia a la coronación del peón de la columna de rey. Ya que la promoción según columna es absoluta, este peón se transforma en una pieza con el movimiento del rey, pero carente de sus privilegios y debilidades (no puede enrocarse, no recibe jaque, puede capturarse, etc.). Esta nueva pieza es el virrey, nombre evocativo de la alta magistratura valenciana histórica.
Tan solo tres meses después del nacimiento del Ajedrez del Virrey la acogida está siendo muy favorable tanto en España, como internacionalmente. El autor insistió en que no se trata de una propuesta más de reforma del ajedrez, de las numerosas que han jalonado la historia del juego. Para él, es la evolución lógica del mismo, la reacción necesaria ante la irrupción de la era tecnológica del ajedrez, problema ya detectado por el gran Bobby Fischer, y que ha modificado por completo la forma de practicar el juego-ciencia. También se resuelve la revolución pendiente, la que concierne al modesto peón.
Al finalizar la conferencia, titulada “El Ajedrez del Virrey. Una propuesta razonada de reforma del ajedrez”, se procedió a la entrega de premios del VI Torneo de Ajedrez “Villa de Chelva” organizado también por la Fénix Troyana, y que en esta edición quiso rendir un homenaje a José A. Garzón. La afición al ajedrez en Chelva está documentada desde mediados del siglo XIX, y uno de los mejores momentos, por calidad y participación, se alcanzó a finales de los años 70 (mención especial merece el torneo de 1978, competición a partir de la cual hay registros de partidas) y primeros años 80, de la centuria pasada.
Los trabajos de José A. Garzón, la llegada ahora del Ajedrez del Virrey, unen a Chelva para siempre con la Historia del Ajedrez.