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Subtítulo: El portavoz de ERC dispara contra el presidente valenciano Carlos Mazón, al que acusa de ineptitud durante la DANA de octubre, mientras critica al PP por blindar a sus líderes entre menús de cinco horas y silencio institucional.
La política española, que ya de por sí vive en un estado de cabreo perpetuo, ha vuelto a regalar un momento de alta tensión, indignación teatral y metáforas con fauna salvaje. Esta vez el protagonista ha sido, cómo no, Gabriel Rufián, el diputado de ERC que rara vez sube a la tribuna del Congreso sin dejar a su paso una buena colección de titulares. Su nueva diana: Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, y, de paso, todo el Partido Popular. Porque si vas a disparar, mejor hacerlo en ráfaga.
Todo sucedió durante un debate europeo —ese tipo de sesión donde, en teoría, deberíamos hablar de Bruselas, fondos, integración, blablablá— pero que Rufián transformó en un juicio sumarísimo contra lo que él considera la impunidad institucional del PP. Y en particular, contra lo que denomina “la irresponsabilidad” del president Mazón durante la DANA que arrasó varias zonas de la Comunitat Valenciana en octubre de 2024. Porque si vas a sacar la artillería, mejor hacerlo con barro húmedo.
El menú de cinco horas: símbolo de todo
La crítica, en esencia, gira en torno a un detalle muy concreto (y por tanto perfecto para simplificar un escándalo): la supuesta comida de cinco horas que Mazón disfrutó mientras el temporal causaba estragos. Rufián lo lanzó sin anestesia: “Hay un tipo inútil, mentiroso y miserable que se pasea dando lecciones de responsabilidad con doscientos y pico muertos sobre la mesa, muchos de ellos porque él estaba comiendo, se supone, durante cinco horas en un restaurante.”
¿Duro? Sí. ¿Exagerado? Quizá. ¿Efectivo para generar ruido? Absolutamente. Porque si algo funciona en política hoy es hablar de “doscientos muertos” y acompañarlo con la imagen mental de un señor comiéndose un arroz al horno entre risas y sobremesa.
La frase, por supuesto, no ha tardado en expandirse como la pólvora por redes sociales, grupos de WhatsApp, tertulias políticas y, cómo no, redacciones deseosas de titulares potentes (hola, estamos aquí). Y es que, aunque no haya una conexión directa entre las muertes y la comida, el storytelling está servido. Y lo peor: funciona.
De Oltra a Ayuso: un catálogo de comparaciones inflamables
Rufián no se quedó ahí. Porque si vas a construir un discurso de denuncia, nada como meter más madera y comparar casos. Así, recordó que Mónica Oltra —exvicepresidenta valenciana— tuvo que dimitir “por una mentira sobre su expareja, con la que no convivía”, mientras que Isabel Díaz Ayuso, presidenta madrileña, “se jacta de no dimitir” pese a las investigaciones que rodean a su pareja sentimental. El mensaje es claro: doble rasero, hipocresía institucional y un PP que, según ERC, es experto en blindar a los suyos mientras los demás ruedan.
El remate vino con una frase que huele a tuit viral desde kilómetros: “Está de moda ser un chungo, una mala persona, un manipulador y un mentiroso”. ¿Rufián citando a Bukowski? No, simplemente haciendo su magia habitual de sonar como si leyera graffiti ideológico.
¿Y Mazón? Pues de momento, callado
Hasta ahora, Carlos Mazón no ha respondido directamente a estas acusaciones. En el equipo de Presidencia de la Generalitat Valenciana optan por una estrategia conocida y eficaz: el silencio institucional. Porque, como dice el manual no escrito del político medio, “si no contestas, quizá se cansen”. Aunque claro, tratándose de Rufián, eso no siempre funciona.
Fuentes del entorno de Mazón se limitan a tachar las declaraciones como “una sobreactuación impropia del Congreso”, y acusan al diputado independentista de “utilizar el dolor ajeno para hacerse el interesante”. Lo típico. El problema es que, mientras ellos intentan apagar el fuego con formalidad, el otro ya ha prendido la mecha en directo y con micro.
El contexto: la DANA que lo cambió todo (o nada)
La DANA de octubre fue uno de los episodios climáticos más intensos del año en la Comunitat Valenciana. Inundaciones, destrozos, emergencias y, lamentablemente, víctimas mortales. Un evento que dejó en evidencia las carencias en infraestructuras de muchos municipios y la dificultad de una gestión eficaz ante fenómenos climáticos cada vez más frecuentes.
Ahora bien, ¿es Mazón responsable directo de cada gota de lluvia? No. ¿Podría haber gestionado mejor la emergencia? Probablemente sí. Pero entre una cosa y otra, hay un abismo que se cubre con titulares, discursos airados y una buena dosis de política-espectáculo.
El verdadero mensaje: la batalla por el relato
Lo que Rufián está haciendo, en el fondo, no es nuevo. Está compitiendo por algo que cada vez pesa más que los hechos: el relato. Si logras que tu versión cale en la gente, si consigues que te crean más que a tu rival, entonces ya da igual lo que ocurrió realmente. Y eso lo entiende muy bien la nueva política.
De ahí que cite metáforas con gacelas heridas y hienas carroñeras. “La derecha entiende cómo funciona este negocio”, dijo, refiriéndose al control del relato mediático y digital. Y añadió: “Mientras la izquierda no entienda esto, seremos como gacelas heridas en mitad de la sabana, pasto de las hienas.” Ni Attenborough lo habría dicho mejor.
Y ahora, ¿qué viene?
Lo más probable es que esta intervención de Rufián se quede en eso: una frase viral más. Pero también puede que empiece a calar en un electorado valenciano que, tras varios sustos climáticos y una política autonómica más centrada en la crispación que en las soluciones, empiece a mirar con lupa los movimientos de sus líderes.
Y si no es ahora, será en la próxima campaña electoral, donde esta escena —el discurso, el insulto, el silencio— se reciclará en vídeos, anuncios y debates. Porque en política, todo puede ser una bala si sabes cómo usarla.
¿Deberíamos preocuparnos más por los discursos incendiarios o por la gestión real detrás de ellos? ¿Y tú, qué opinas: Rufián se pasó de frenada o simplemente dijo lo que muchos piensan en voz alta?