Silvia Peris
Periodista
Hay películas, canciones y libros que llegan a tu vida para demostrarte que no estás solo, que en algún lugar lejano a tu casa, tu centro de trabajo, tu ciudad, hubo un ser humano como tú que puso en papel esa idea que tú pensaste, ese sentimiento que te taladró el alma, esa vivencia que te hundió y por la que sufriste tanto y, entonces, va y sucede. Sucede que te reconcilias con la especie a la que perteneces y vuelves a comprender que la vida es un viaje sin retorno, una huida hacia delante, una maravillosa aventura en la que te adentras a diario para aprender de ti mismo y de tus semejantes.
…la vida es un viaje sin retorno, una huida hacia delante, una maravillosa aventura en la que te adentras a diario para aprender de ti mismo y de tus semejantes.
Sandra, nacida de la pluma de los hermanos Dardenne, Jean Pierre y Luc, y magistralmente interpretada por Marion Cotillard, es la protagonista de su última película y se ha convertido en mi heroína de las últimas semanas. Esa mujer con la que empatizo y con la que me conmuevo desde el principio del metraje, con la que sufro cada minuto de la cinta, vive un pequeño gran drama cotidiano tan frecuente como terrible hoy en día: la amenaza de despido, el paro. Comienza “Dos días y una noche” con una fatídica llamada de teléfono. Sandra dispondrá de ese tiempo para convencer a sus 16 compañeros de trabajo de que renuncien a su paga extraordinaria con la intención de que ella pueda conservar su puesto de trabajo. A partir de ese mismo momento, esta sencilla mujer, madre de dos hijos y con problemas económicos, vive una angustia tal que le llevará a retomar compulsivamente la ingesta de ansiolíticos para poder afrontar con éxito la pequeña lucha cotidiana que se le presenta durante un fin de semana hasta que el lunes sus compañeros voten a su favor o en su contra.
Creo no equivocarme al pensar que los hermanos Dardenne no pretenden con esta película hacer cine social o político, sólo plantean preguntas, cuestiones incómodas con el objeto de que el espectador se las lleve a su casa, las mastique, las rumie, y se confronte con su realidad, con esas contradicciones que a diario se nos presentan en nuestra vida cotidiana, con esa eterna disyuntiva entre lo que pensamos y lo que, al final, hacemos.
…los hermanos Dardenne no pretenden con esta película hacer cine social o político, sólo plantean (…) cuestiones incómodas con el objeto de que el espectador se las lleve a su casa, las mastique, las rumie, y se confronte con su realidad…
¿Renunciaría usted a su paga extraordinaria para que su compañera de trabajo conservara su puesto de trabajo?
¿Estaría usted dispuesto a ver menguado considerablemente su sueldo mensual para que su compañero continuara en la empresa?
¿Defendería usted a su compañera ante su jefe a pesar de recibir amenazas de despido si lo hace?
¿Renunciaría usted a la ansiada reforma de su casa o a la compra de un coche para salvar a su compañero de trabajo de un despido seguro?
Nos manifestamos en concentraciones multitudinarias, hablamos en tertulias de café, denunciamos delante de propios y extraños las medidas económicas que se aplican venidas de un poder injusto, de un sistema que vulnera derechos humanos y perpetúa las desigualdades sociales. Somos de lo más solidarios cuando vemos los toros desde la barrera pero, sea valiente y conteste a las anteriores preguntas. Dispone usted de dos días y una noche, tiene usted todo el fin de semana por delante para responder y situarse el lunes al frente de la picota.