El guión de la película ‘Maridos y mujeres’ de Woody Allen llega al Espai Rambleta, el 4 y 5 de mayo, en formato teatral de la mano de Àlex Rigola, y con el marchamo de la casa del Teatro de La Abadía. El montaje refleja los complejos problemas de la pareja actual con la sencillez del director neoyorquino. “La vida no imita al arte, sino a la mala televisión”.
En el año 1992, Woody Allen estrenó su película «Maridos y mujeres». En ella, un la separación de una pareja de amigos provocaba que un profesor de literatura y su mujer, Carlota, se plantearan su relación. Fue un título premonitorio.
Àlex Rigola, ex director del Teatre Lliure, ha convertido ahora esta película en una obra de teatro: Luis Bermejo, Israel Elejalde, Miranda Gas, Elisabet Gelabert y Alberto Jiménez. El espacio escénico es de Max Glaenzel, la iluminación de Maria Doménech y el vestuario de Vanessa Actif.
Definida por el director barcelonés como «un retrato crudo y obsceno de las relaciones de pareja», «Maridos y mujeres» no nació, como otras obras de Allen, en el teatro, ni existe una adaptación escénica anterior conocida. «No es un texto cualquiera de Woody Allen; es uno de los textos en que se acerca más a la literatura que al cine, y un guión excelente».
“Antes de salir a cenar queremos deciros una cosa: José Luis y yo vamos a separarnos”. Una frase, un detonante, que golpea cual terremoto. Álex, escritor y profesor de literatura, y su mujer Carlota, que trabaja en una revista de arte, no dan crédito cuando se enteran de que sus mejores amigos, Alicia y José Luis, aparentemente una pareja perfecta, han decidido separarse. A partir de esta noticia, la pareja comienza a plantearse si su matrimonio se basa en una relación realmente sólida.
“Ésta es una función terapéutica, un espectáculo sanador. Y los actores, los personajes, utilizan al público como confidentes, casi como terapeutas. Hemos querido que no hubiera frontera entre el público y los actores para que se produzca una comunión entre ellos. La historia se cuenta entre los espectadores. Y el sofá es el espacio en el que más se relacionan las parejas, un lugar de encuentro, de debate, de discusión” afirma Rigola.
VLCCiudad/Redacción