Ante un Celta que lo único que hizo en el Ciutat de València fue el gol, los hombres de JIM perdieron de nuevo el Norte. Y con su afición de triste testigo. Anclados en los 40 puntos, el Levante perdió un partido que no mereció ganar nadie… ni siquiera el Celta.
Venían los hombres de Abel Resino con más que urgencias, intentando disipar el fantasma del descenso como fuera. Sin embargo, el único mérito que los celtiñas acumularon en el lluvioso partido del Ciutat de Valencia ayer fue el tempranero cabezazo de Augusto Fernández, tras un fallo incomprensible de Juanfran, que acabó en las mallas de la puerta defendida por Keylor Navas.
Pero enfrente había un equipo granota sin ganas ni criterio. En varias fases del encuentro el respetable silbó al equipo por la actitud que se desprendía de su juego, deslabazado y hasta cansino. El primer tiempo del Levante fue para olvidar.
Juan Ignacio Martínez reaccionó en el descanso y dio entrada a Simao y a Iborra, para intentar cambiar el guión del envite. Sin embargo, y aunque el Levante pareció hacerse con el centro del campo gracias al doble cambio y a la nueva posición de Roger, fue el jugador codiciado por el Valencia, Iago Aspas, el que tuvo la oportunidad más clara para el Celta en un mano a mano con Keylor Navas que resolvió con seguridad el costarricense.
Pero aún quedaba el golpe de gracia para una tarde ya de por sí aciaga. El colegiado Muñiz Fernández pitaba un penalty que no vio nadie excepto él y Barkero fallaba, tirando fuera el esférico… Un gol que hubiera podido enganchar a los granotas de nuevo al partido.
Hubo que esperar a los minutos de la basura para ver la única oportunidad reseñable para los locales, en una volea de Simao que se encontró con el guardameta celeste, Javi Varas.
VLC Ciudad / Javier Furió