La magia de los números no está solo en los premios: el Sorteo Extraordinario de la Lotería del Niño también llena las arcas del Estado con más de 21 millones de euros, demostrando que hasta en el azar, Hacienda siempre tiene premio.
Un sorteo que reparte ilusión… y dinero para las arcas públicas
El primer gran evento del año en materia de juegos de azar, la Lotería del Niño, celebrada cada 6 de enero, no solo trae esperanza a miles de hogares en España, sino que también asegura una considerable inyección económica para el Estado. Este año, el sorteo repartirá 770 millones de euros en premios, de los cuales una nada despreciable porción, calculada en 21,45 millones de euros, terminará bajo el control de Hacienda.
Sí, los Reyes Magos han hecho su parada habitual en las oficinas del Ministerio de Hacienda, y el “oro, incienso y mirra” se traduce aquí en una tributación directa sobre los premios mayores.
¿Qué parte de los premios va a Hacienda?
Los técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) han sido claros: no todos los premios son iguales frente a la fiscalidad. Solo los dos premios más cuantiosos del sorteo están sujetos al famoso gravamen del 20%, pero no desde el primer céntimo.
- Primer premio (200.000 euros por décimo): Solo tributa por el monto que excede los 40.000 euros exentos. Esto deja 160.000 euros sujetos al 20%, lo que significa que el Estado se queda con 32.000 euros por décimo premiado.
- Segundo premio (75.000 euros por décimo): De nuevo, los primeros 40.000 euros están exentos. De los 35.000 euros restantes, Hacienda reclama 7.000 euros por décimo premiado.
Por otro lado, premios menores, como el tercer premio de 25.000 euros, no están gravados al no superar el umbral de los 40.000 euros. Una excelente noticia para quienes se conforman con la tercera posición del podio lotero.
¿Qué pasa si comparto un décimo?
El romanticismo de compartir un décimo con amigos, familiares o compañeros de trabajo tiene su dosis de realidad fiscal. Cada ganador debe identificar ante Hacienda qué parte del premio le corresponde, siempre que la cantidad individual exceda los 40.000 euros exentos.
Por ejemplo, si un grupo de cinco personas gana el primer premio y se reparten los 200.000 euros, cada uno recibiría 40.000 euros, lo que los libra del gravamen. Sin embargo, si fueran solo dos ganadores, las cosas cambian: cada uno recibiría 100.000 euros, de los cuales 60.000 estarían sujetos a impuestos, generando una contribución de 12.000 euros por cabeza al erario público.
¿Cómo afecta esto a tu bolsillo en el IRPF?
A pesar de lo que algunos podrían pensar, los premios de lotería no cuentan como ingresos regulares y, por tanto, no afectan directamente al IRPF. Sin embargo, si decides invertir tus ganancias en un depósito bancario, los intereses generados sí se incluirán en tu declaración de la renta.
Por otra parte, si el premio te hace superar el mínimo exento en tu comunidad autónoma, deberás tener en cuenta su impacto en el Impuesto sobre el Patrimonio.
¿Qué pide Gestha al Gobierno?
Gestha ha aprovechado el tirón mediático del sorteo para lanzar una petición clara: restablecer el mínimo exento de 2.500 euros que existía hasta 2018. Según los técnicos, el umbral actual de 40.000 euros genera desigualdades, especialmente si se compara con subvenciones o ayudas públicas que no están sujetas a tributación.
Pero no todo son exenciones. Gestha también quiere más control fiscal. Piden mayores competencias para investigar posibles fraudes, especialmente en premios superiores a 40.000 euros ganados por sociedades o entidades jurídicas, donde podría ocultarse dinero no declarado o blanqueado.
Las cifras detrás del sorteo: más que números
Además de los 770 millones de euros en premios y los 21,45 millones que recauda Hacienda, la Lotería del Niño también genera un importante impacto en el tejido económico y social del país. Las administraciones de lotería, muchas de ellas históricas y familiares, experimentan uno de sus días más movidos del año, especialmente en las localidades donde se concentran las series premiadas.
El sorteo también alimenta debates sobre justicia fiscal, gasto público y la curiosa relación entre el azar y el sistema tributario.
Reflexión final: ¿quién es el verdadero ganador?
En un país donde la tradición y la fiscalidad se entrelazan cada 6 de enero, queda una pregunta en el aire: ¿es justo el sistema actual de tributación en la lotería? Algunos creen que el mínimo exento debería ser mayor; otros opinan que la recaudación es esencial para mantener el equilibrio económico.
Y tú, si fueras uno de los agraciados, ¿qué harías con tu premio después de pasar por las manos de Hacienda? 🤔