El término empatía se encuentra ya tan arraigado en nuestro lenguaje que hasta a cualquier niño le resulta fácil explicarnos su significado, todos somos conscientes de su importancia a la hora de relacionarnos con nuestros semejantes, saber escuchar, mirar a los ojos, identificarte con los problemas ajenos, comprender y compartir sus sentimientos sin duda favorecen y fomentan los espacios de diálogo, generando encuentros que sin esta capacidad no existirían sin ningún lugar a duda.
La empatía no es una capacidad con la que se nace, se adquiere con la educación recibida, con el trascurso del tiempo, poco a poco, como los grandes vinos, esos que gustan tanto al paladar de los entendidos.
Es en este último apartado en el que vamos a detenernos, puesto que en la educación recibida nos alientan a tener una personalidad empática, a la usanza de ese proverbio indio que nos dice “antes de juzgar a una persona camina tres lunas sobre sus zapatos”, nos indican que la empatía nos ayudará en nuestras relaciones sociales, en nuestras relaciones laborales, en nuestras facetas más intimas de nuestra vida, en definitiva, a ser mejores personas en la búsqueda de esa vida plena que todos anhelamos alcanzar.
Así las cosas, nos explican, en un momento determinado de nuestras vidas, lo acontecido durante la II Guerra Mundial, ese episodio tan dramático de nuestra historia reciente, que sacudió a toda la humanidad y que en particular se cebó con la población judía, y claro está, todos somos capaces de empatizar con los grandes mártires de este episodio histórico.
Sin lugar a dudas vivieron un autentico horror, el cual no somos capaces de entender con absoluta certeza cuales fueron los motivos que con su persecución e intento de exterminio se perseguían, motivos económicos, falsos patriotismos, envidias, y otra serie de argumentos que a fecha de hoy permanecen sin explicación.
Pero bien, no hay mal que cien años dure, o eso dicen, lo cierto es que al finalizar esta contienda mundial, los países vencedores, esos aliados necesarios, acuerdan la creación de un estado judío, la creación de Israel, ocupando un territorio que supuestamente no pertenecía a nadie, exactamente 22.145 kilómetros cuadrados, semejante tamaño al del estado de Nueva Jersey, pero claro, esta opción nadie se la planteo, ni se la van a plantear nunca.
Lo cierto es que se destino a tal efecto un territorio denominado Palestina, antaño perteneciente al Imperio Turco Otomano, pero este se desmembró al finalizar la I Guerra Mundial, quedando bajo mandato británico, siendo a partir de ese momento cuando se inicia una migración de población judía hacia ese territorio, llegando a estar prohibida en cierto momento puesto que se producía de modo incontrolado, ocupando otros territorios y generando conflictos con los residentes musulmanes.
Todo eso concluye un 14 de abril de 1948 con a proclamación del Estado de Israel, sin la aceptación de los países colindantes, lo que desencadeno la primera guerra árabe-israelí, con un desenlace de la ampliación del territorio judío en un 20%, jugada sin duda realizada con el apoyo de EEUU y de la mayor parte de países occidentales.
Es precisamente ahora cuando enlazamos con el término que da nombre a este articulo, bonito vocablo, pero que sin duda no forma parte del lenguaje de los mandatarios de los países poderosos de nuestro planeta, aquellos que miran hacia otro lado cuando un pueblo sufre un genocidio, similar al sufrido por el pueblo Armenio, por los republicanos españoles, por tantos y tantos pueblos que la relación de sus denominaciones daría para una enciclopedia.
Es por este motivo, por la empatía, por caminar en los zapatos de esos pueblos que han sido masacrados, incluyendo al pueblo judío, por supuesto, el que apele a la empatía de cada uno de los ciudadanos para que sientan como propio lo que está sucediendo en Palestina.
Nada justifica la violencia inicial llevada a cabo por Hamás, ni por asomo, pero acaso esta si justifica más de 60 días de violencia israelita?? Considero que no existe tampoco esa ansiada justificación, no la van a encontrar, pasaran a la historia en semejanza a los Nazis, a los que con su comportamiento se asemejan, no lo duden, quienes precisamente deberían sentir empatía, puesto que nacieron tras caminar en esos zapatos, son los que hoy se amparan en el genocidio de un pueblo, de civiles, de niños, de injusticia….