Lejos de la literatura y de las obras cinematográficas, los exorcismos son reales y continúan en la actualidad. Remontándonos a la Valencia del siglo XVII poseemos un rarísimo libro valenciano, obra del franciscano Diego Gómez Lodosa, que recoge los modos de expulsar al demonio del cuerpo y otros rituales. Su título: Iugum Ferreum Luciferi, seu exorcismi terribiles, contra malignos spiritus possidentes corpora humana. Fue realizado en 1676, en el taller de Jerónimo Vilagrasa, situado junto al Molí de Na Rovella.
El impresionante grabado como frontis del libro, nos hace ver toda la magnificencia del ritual.
El impresionante grabado como frontis del libro, nos hace ver toda la magnificencia del ritual, el sacerdote manteniendo una cruz en una de sus manos y en la otra, un libro de oraciones, el energúmeno (así llamaban al endemoniado) arrodillado, horrorizado, vencido, saliendo de su boca los demonios, una visión altamente simbólica e idealizada de los rituales del siglo XVII.
El libro, escrito en latín y en castellano, es espeluznante por las prácticas sobre aquellas personas que, según decían, estaban endemoniadas. Decimos que es libro raro ya que, para realizar exorcismos, serían obligadas las directrices establecidas en los manuales de las diferentes diócesis, por lo que esta obra quedaría en desuso y por tanto, eliminada de las bibliotecas y sacristías.
…los diferentes modos de efectuar el exorcismo, el empleo de la cruz, las oraciones y el empleo del agua bendita en influencias malignas…
Trata de la preparación en la lucha contra el diablo que emplearía su magia y maleficios para conseguir su propósito, los diferentes modos de efectuar el exorcismo, el empleo de la cruz, las oraciones y el empleo del agua bendita en influencias malignas sobre tempestades, plagas de langosta, animales corrosivos, etc.
El exorcista tenía que estar limpio de pecado mortal para lo cual debía de confesarse antes de realizar el ritual. Iría provisto de roquete, estola, agua bendita, una cruz y cualquier otra reliquia. El sacristán tocaría las campanas, se encendería el cirio pascual, junto a dos velas, lugar en que el exorcista se arrodillaría rogando a Dios la ayuda para realizar el exorcismo. La cruz siempre debía tenerla en su mano derecha. Comenzaba el espectacular ritual mezclado entre una atmósfera aterradora de profunda religiosidad.
El libro incluye un exorcismo realizado sobre una valenciana, María Samper, un hecho realdeprobada experienciaybuen resultado.
El libro incluye un exorcismo realizado sobre una valenciana, María Samper, un hecho real de probada experiencia y buen resultado. Se demostraban, con convencimiento absoluto, los éxitos alcanzados en varios rituales realizados entre los años 1628 y 1641.
La omnipresente presencia del supuesto diablo en la Valencia supersticiosa y oscurantista del siglo XVII. Luciferi, seu exorcismi terribiles.
A.P.R.S. = Archivo Privado de Rafael Solaz