El Péndulo | Jimmy Entraigües.- Chema Cardeña se ha propuesto poner en pie una nueva trilogía escénica en su larga carrera como actor, director y dramaturgo. El principio ya le ha funcionado perfectamente en trabajos anteriores y…, bajo esa arquitectura nos ha dejado composiciones que, tanto de manera unitaria como triangular, conforman un corpus sólido en torno a la sociedad que retratan y, por supuesto, de los personajes incrustadas en ella.
‘Buscando al Mago Oz (Oh Eurozpa!)’, siguiendo el modelo diseñado, es la segunda entrega de una saga iniciada con ‘Alicia en Wonderland’ (inspirada en la obra de Lewis Carroll), que se cerrará con una relectura y revisión (bajo cuño Cardeña) del clásico de Antoine de Saint-Exupéry, ‘El Principito’. ¡Menuda trilogía se han planteado en la compañía Arden!
Lo que toca Cardeña es algo más que una revisión. Mucho más, sobre todo cuando se plantea como una obra coral y con deseos de agitar al espectador. El título de la pieza ya es indicativo de que lo que vamos a ver: una disparatada versión de ‘el Mago de Oz’ (el clásico de L. Frank Baum), trasladada a la compleja realidad socio-política-económica que vive el continente europeo actual y en donde una rebautizada Dorothy (aquí bajo el nombre de Esperanza) representa nada más y nada menos que a España en busca de la ayuda monetaria que brinda Europa tutelada por el gran Mago de OZ.
En su viaje, Esperanza no irá sola. Un italiano, un griego y un portugués, se unirán a ella en busca de la misma petición. El viaje a OZ arranca y…, un largo camino por un sendero azul y estrellado conduce a nuestros héroes a tropezar con un sinfín de dificultades (todas desternillantes y absurdas) para alcanzar su meta.
Cardeña lo tiene claro, su obra apuesta por poner el dedo en la llaga no sólo en sobre lo que llamamos la ‘construcción de Europa’ o sobre los valores de una ‘identidad europea’, sino que también sobre las particularidades y singularidades de esa ‘identidad’ (como los tópicos, por ejemplo) rica y variada representada por cuatro países muy concretos: España, Grecia, Portugal e Italia (el Sur pobre).
El norte, controlado por bellas brujas de la Administración europea que cumplen y protegen las normas de una germana y cruel hada que, a su vez, se ampara de un iluminado Mago, muy british él (que bajo la idea del bien común y la unidad de la diversidad pretende convertir Europa en una ‘utópica’ Ciudad Esmeralda), le sirven al autor como blanco perfecto para el humor más ácido, inteligente y corrosivo que podamos encontrar en la escena española.
‘Buscando al Mago de Oz…’ se nutre de un cimentado texto al servicio de un plantel de actores de notabilísimo nivel y cómplices de todo cuanto ocurre en la escena. La música en directo, brindada por los ‘Monos voladores Band’ (David Campillos, Johnny B. Zero y José Montoro), pasea con gusto por los temas de Abba, The Beatles o de David Bowie en los divertidos momentos que interviene. Notable es el cuarteto de viajeros en busca de Oz compuesto por Iria Márquez, Jaime Vicedo, Juan Carlos Garés y Darío Torrent. Espectacular es el momento en el que cada uno debe interpretar una canción para obtener ‘la ayuda’. También José Doménech y Juanjo Benavent (otros habituales a la troupe Arden) cumplen con soltura y oficio sus intervenciones. Se reserva Cardeña un jugoso personaje de hada, cuya bondad brilla por su ausencia, que vela más por los intereses de los poderosos que por la de los países necesitados y que se muestra vigilante y severa para que los refugiados y los turcos no penetren en la Gran Madre que es Europa.
Mención especial merecen Rosa López (actriz versátil y camaleónica como pocas) y Eva Lezcano. Ambas interpretan a dos atractivas brujas que, bajo su aparente dulzura, representan al funcionariado europeo cuyas férreas normativas obstaculiza y desprecia a los pobres países del Sur. Las dos cantan, las dos bailan, las dos se entregan con pasión y las dos ofrecen un verdadero recital interpretativo. Si el espectador no pierde la mirada sobre las andanzas y aventuras del cuarteto viajero, tampoco la pierde con estás dos mujeres en escena y eso…, eso Cardeña lo sabe. Sus años de teatro le han enseñado a mover los hilos de las escenas y las situaciones con el buen ojo del talento y sabe cómo, cuándo y quiénes deben moverlos.
No sabemos si el caminito azul con estrellas nos conducirá a Ciudad Esmeralda pero sí sabemos que si queremos llegar a Oz, antes, debemos pasar por la Sala Russafa. Allí nos espera el buen teatro y un humor inteligente. ¿Se lo van a perder?