Los juegos de la manipulación política
El Péndulo | Jimmy Entraigües.- Toni Cantó realiza una triple apuesta de riesgo. Debuta como autor teatral y director y en su estreno, saca a relucir en la obra la sucia fontanería que se realiza antes de la celebración de un ‘cara a cara’ televisivo entre el aspirante a la presidencia del gobierno y el presidente de turno.
Dos jefes de campaña (interpretados con soltura por Pepe Ocio y Philip Rogers), negocian duramente cada detalle del debate. Nada queda al azar, ni un plano ni un segundo de más de intervención. Todo debe ser medido, calculado, supervisado. Pero la negociación del debate, no es solo la planificación escénica de lo que el televidente tendrá ante sus ojos, es también los trapos sucios que deben o no deben aparecer.
El texto de Cantó pone especial énfasis a las corruptelas, los pactos clandestinos, los chantajes sexuales y económicos…, mostrando en escena la cruda realidad que se vive semanas antes a un debate televisado previo a unas elecciones.
‘Debate’ es el lado sucio de la política. Lo que se nos oculta y lo que no se quiere que se sepa.
El texto es ágil, dinámico y con grandes dosis de humor corrosivo y la puesta en escena es la justa y necesaria: un espacio sin definir ajeno a los despachos y miradas curiosas, detrás…, el simulacro del cara a cara con sus luces y sus efectos.
Pero en la negociación también entra un elemento importante: la prensa. Marta Flich es la encargada de dar vida a esa periodista que busca ser la moderadora del debate. Para alcanzar su fin, también se prestará al trapicheo político y a la trampa. Nadie en ‘Debate’ sale limpio.
Cantó, tras años en la escena parlamentaria como diputado, muestra una cara poco conocida de la política y sale airoso. Después de todo es como dice el personaje de Rogers: “. Es personal y en política todo es personal”.