La vigencia del buen humor
El Péndulo | Jimmy Entraigües.- La compañía Ornitorincs encontró una excelente excusa para su nuevo montaje, ‘Muerto en el acto’: recuperar algunos pasajes de las obras de Jardiel Poncela, Muñoz Seca y Carlos Arniche y…, bajo esos mimbres, elaborar una disparata y divertida comedia muy ‘al espíritu’ de aquellos autores.
Con un libreto elaborado bajo la pluma de Diego Braguinsky y Jaime Pujol, el trío actoral compuesto por el propio Braguinsky, Josep Manel Casany y María Zamora, tejen un surreal y humorístico juego metateatral que parte de una sencilla propuesta (la muerte en escena de una vanidoso actor) que poco a poco va convirtiéndose en una enredada comedia de equívocos con personajes tan extravagantes y divertidos como las situaciones que se van dando para que un singular detective (y su ayudante) puedan esclarecer los hechos ante las presencia del público asistente.
A priori la idea resulta atractiva y aparentemente sencilla de ejecutar pero…, no olvidemos que autores como Poncela o Seca eran tipos con un gran bagage literario y teatral cuyo dominio del enredo (y el equívoco) manejaban con suma habilidad y destreza en sus piezas y… ‘Muerto en el acto’ saca buen provecho de toda aquella herencia cómica/teatral.
La propuesta ya juega en su título con los elementos operativos de la obra: el acto teatral y la muerte inmediata. Junto a ello, Braguinsky y Pujol urdieron una intriga (criminal) cargada de jocosidad donde el lenguaje, los diálogos, las réplicas y las contraréplicas están al servicio de unos cuadros escénicos bien ensamblados y acordes con la llana trama argumental.
Jaime Pujol, responsable de la dirección, acierta en la utilización del espacio escénico y de los elementos que pueblan ‘Muerto en el acto’. Prepondera una escena minimalista acorde a lo que necesita la obra: el buen hacer actoral.
Tanto Braguinsky como Casany resuelven con destreza y capacidad camaleónica sus personajes (se desdoblan estupendamente) y se divierten y divierten al público con sus labores pero…, ganan en complicidad y matices cuando están en compañía de la estupendísima María Zamora, una actriz que con sus gestos, movimientos e interpretación permite que ‘Muerto en el acto’ gane en puntos y genere un estupendo triunvirato sobre las tablas.
Humorística, eficaz, bien resuelta, bien interpretada y con muchos guiños teatrales permiten que esta obra sea la alternativa perfecta para pasar una hora y media de sano y disparatado entretenimiento. Quedan tres funciones en el Teatro Talía, aproveche y sea cómplice de un simpático asesinato que recupera un sentido del humor no siempre fácil de encontrar.