Resultaba difícil imaginar que el largo oratorio escrito por José María Rodríguez Méndez fluyera con ritmo y soltura, sobre las tablas del Talía, sin caer en las redes del subrayado (máxime tratándose de un intenso monólogo), la sobreactuación o el énfasis declamatorio sobre un personaje tan apasionante como Santa Teresa de Jesús (cuyo verdadero nombre era Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada). No fue así.
‘Teresa de Ávila’, bajo disciplinada dirección de Enrique Belloch, ofrece un trabajo cuidado, limpio y equilibrado (tanto en vestuario, como en iluminación, interpretación y escenografía) que avanza en un ‘increscendo’ dramatúrgico creíble y ajustado.
Belloch armoniza el recitativo (amoroso en su castellano antiguo) permitiendo que el personaje, y por tanto su intérprete, compense su larga exposición sobre el apoyo de dos jóvenes narradores (acompañantes de Teresa a lo largo de su vida), que le brindan un estratégico sostén en cada escena de la obra. El recurso, no por sencillo deja de ofrecer dificultades ya que Belloch mide con acierto la aparición de estos dos personajes dejando caer sobre la personalidad de Teresa el verdadero peso de la historia, su contenido emocional y el corpus de su agitada vida.
Ni el autor, ni el director, ni la intérprete apuestan por una visión santa o religiosa en la composición de ‘Teresa de Ávila’. El propio título de la obra prescinde del epígrafe de santa para acercarse y detenerse en la mujer abnegada, pasional y plena en su sentir espiritual (obviamente católico si nos situamos en fecha y lugar) que lucha y defiende su visión de la fe y…, su misión, ante quienes la atacan, por erigir una nueva orden.
Teresa no se rinde ante el poder y sabe que la expansión de sus ideas (y sus conventos) provocan más de un disgusto al status quo establecido. Su famoso poema ‘Vivo sin vivir en mi’ adquiere toda su dimensión cuando suena en la sala y entendemos sus aflicciones.
‘Teresa de Ávila’ es un retrato biográfico y poético no exento de un alto componente espiritual que refleja el intenso compromiso de Teresa por su causa y su revolucionario propuesta. Lo espiritual no está reñido con los ideales de mejorar interna y externamente.
Se inicia débil la arquitectura interpretativa de la joven actriz valenciana Blanca Beneito pero termina ganado enteros su composición logrando crear una Teresa cercana, espiritual y profunda. Favorecerá el curso de las representaciones la formación de Beneito que afronta, en el escenario, el duro trabajo de llevar el poderoso peso de su personaje algo que supone, para su experiencia, un ‘tour de force’ digno de reconocer. Acompañan a Beneito, sobre las tablas, los jóvenes actores Pablo Carbonell e Isidoro Gasque que se ajustan con soltura a sus personajes de compañeros de viaje de la combativa religiosa.
A destacar, en las aportaciones escénicas, el vestuario (sencillo y efectivo) del diseñador y modisto Francis Montesinos; la dramaturgia corporal creada por Julia Grecos, la presencia del coro ‘Veus en l’aire’ y el trabajo en producción de José Enrique March.
Emprende viaje la obra hacia la tierra natal de la santa con motivo del quinto centenario de su nacimiento. Deseamos que el trabajo de Belloch vuelva por tierras valencianas con el fin de que muchos espectadores puedan disfrutar del buen hacer laboral de un director de aquí, con producción netamente valenciana y una estupenda factura.
El Péndulo de VLCNoticias/Jimmy Entraigües