El periodista desata la polémica con sus informaciones sobre la DANA en Valencia, cuestionando los límites del periodismo y la desinformación en tiempos de crisis.
En el ojo del huracán por su cobertura de la DANA que devastó Valencia, Iker Jiménez se enfrenta a una tormenta de críticas, desinformación y consecuencias inesperadas, incluida la suspensión de su canal de YouTube. Desde declaraciones polémicas sobre el parking del centro comercial Bonaire hasta el impacto de sus tuits personales, el periodista expuso su versión en una entrevista con Carlos Herrera en Herrera en COPE.
El origen de la controversia: el infierno en el parking de Bonaire
Todo comenzó en las primeras horas tras el paso de la DANA, cuando en el programa Horizonte, presentado por Jiménez, se mencionaron rumores escalofriantes sobre el parking del centro comercial Bonaire en Aldaia. Según estas informaciones, el lugar estaba sumido en el caos y podría haber cadáveres en su interior.
Jiménez defendió que las fuentes que manejaba parecían creíbles, pues provenían de personas vinculadas con los encargados del parking y, según él, forenses que trabajaban en la zona. Sin embargo, admite que el verdadero problema no fue lo emitido en el programa, sino un tuit personal en el que amplificó esas sospechas.
“Nos decían que había cuerpos. Lo hicieron también con otros medios”, aseguró.
El parking, en ese momento inundado y con cientos de vehículos estacionados, fue un foco de atención mediática y social. La Policía Nacional y los Bomberos trabajaban en tareas de achique y rescate, mientras las redes sociales alimentaban teorías conspirativas que hablaban de un encubrimiento gubernamental.
El “aquelarre” en redes sociales
La indignación pública escaló cuando se supo que las informaciones sobre posibles cadáveres en el parking no tenían base oficial. Jiménez, quien asegura haber informado en plena tragedia con las herramientas disponibles, se convirtió en el blanco de críticas y ataques en redes.
“Se generó una furia increíble. La sensación es que despertamos algo. En plena tormenta, publicaron 600-700 artículos dándome palos en distintos medios”, afirmó.
El periodista también se refirió al impacto de un vídeo realizado por su equipo, que ha alcanzado casi 8 millones de visualizaciones, en el que se defendía de las acusaciones y mostraba su versión de los hechos.
Desinformación, bulos y consecuencias
El problema no se limitó a las informaciones sobre Bonaire. Según Jiménez, el tratamiento mediático de su cobertura derivó en un ataque coordinado para desacreditarle, incluso sugiriendo presionar a empresas para retirar publicidad institucional de Mediaset.
Además, su canal de YouTube fue cerrado recientemente, lo que él considera un acto de censura planificada. Esta no es la primera vez que Jiménez enfrenta restricciones en la plataforma. En 2024, ya denunció que algunos de sus contenidos habían sido retirados por tratar temas controvertidos como las vacunas contra la COVID-19.
“Es un ataque bien planificado. Nunca había visto algo así. Se ha generado un efecto contrario, y la gente sabe que no puede equivocarse”.
El sensacionalismo como motor de la polémica
Las críticas hacia Jiménez no solo se limitan a las redes sociales. Algunos profesionales del sector han cuestionado su línea editorial, acusándole de alimentar teorías conspirativas y exagerar la gravedad de los hechos. Un ejemplo fue el episodio en el que uno de sus colaboradores fue captado manchándose intencionadamente de barro durante la cobertura, lo que terminó en su despido.
La teoría de que “cientos de muertos” fueron encubiertos en el parking de Bonaire sigue siendo un tema recurrente en redes, pero carece de pruebas oficiales. Este episodio refleja un problema mayor: la delgada línea entre informar y alimentar rumores en momentos de alta tensión social.
El papel del periodista: ¿molestar o aclarar?
En su entrevista con Carlos Herrera, Jiménez reivindicó su papel como periodista crítico, afirmando que “el periodista está para molestar”. Sin embargo, también asumió que cometió errores, como el tuit que amplificó la controversia.
“El contraste de lo que querían contar no tenía nada que ver con lo que vimos. Algunos se han olvidado de que el periodista está para molestar”.
Al final, el periodista apeló a su público, defendiendo su compromiso con informar, aunque eso signifique enfrentarse a críticas y consecuencias como el cierre de su canal.
Reflexiones finales: el precio de informar en tiempos de crisis
La cobertura de la DANA por parte de Iker Jiménez deja muchas preguntas abiertas sobre el papel del periodismo en situaciones de emergencia. ¿Hasta dónde se puede estirar la búsqueda de la verdad sin caer en el sensacionalismo? ¿Deberían las plataformas como YouTube regular más estrictamente la difusión de información en estos contextos?