Conocido por su espacio radiofónico ‘Unidad de Vigilancia’, que desde hace diez años dirige dentro del programa ‘La ventana’, de la Cadena Ser, en donde repasa el mal uso del lenguaje en los medios de comunicación, Isaías Lafuente acaba de publicar ‘Y el verbo se hizo polvo’ (Espasa, 2014); un libro con mucho humor, aire ameno y didáctico, que profundiza el desarrollo del lenguaje, desde que evolucionamos como especie, hasta el uso incorrecto que hacemos de él.
Plagado de anécdotas y situaciones en los que el idioma parece destinado a ser enterrado por su mal uso, Lafuente es optimista respecto a la utilización lenguaje y así nos lo dijo en una entrevista con El Péndulo de VLCNoticias.
El Péndulo: Los medios de comunicación, las herramientas tecnológicas que usamos para comunicarnos o el uso de internet están modificando el uso del habla y de la escritura día a día, ¿podemos pensar en un cambio del lenguaje o en realidad estamos maltratándolo?
Isaías Lafuente: Podemos ver la botella medio vacía o medio llena. Si tuviéramos que hacer está reflexión hace 60 años nos encontraríamos con que el 60% de la población no sabía leer, ni escribir. No encontramos con una población que ya no es analfabeta. Por suerte, en nuestros días, nos encontramos con un universo global donde hay un poderosísimo intercambio del lenguaje. Un mundo lleno de posibilidades y… Sí, nos encontramos frente a un cambio del uso del lenguaje que va en aumento y en el que influyen los correos electrónicos, los ‘tuits’, los móviles…, pero no creo que estén destrozando la lengua más bien es una economía del lenguaje. Los mensajes a través del teléfono son muy cortos y la gente economiza palabras, no creo que se deba a un mal uso más bien pienso en una forma rápida de dirigirse a otra persona.
E.P.: Noam Chomsky analiza, en su famoso libro ‘Lenguaje y entendimiento’, aquello de ‘se habla como se piensa’ de donde extrae interesantísimas conclusiones, ¿crees que el mal uso del lenguaje es también la manifestación de un incorrecto uso del pensamiento?
I.L.: Pues… Francamente no leí el libro de Chomsky y te agradezco que me lo hayas indicado porque en el libro lo que intento es que reflexionemos sobre nuestra manera de utilizar la lengua y lo que deseamos expresar con ella. Es verdad que digo que somos los que hablamos pero respecto al pensamiento el tema es más complejo. Habría mucho que decir respecto a si se habla como pensamos. A lo mejor hay que gente que piensa mucho y habla poco o… gente que es muy reservada… No sé, creo que cada uno debe darle el valor a la palabra que utiliza y no dejar que su vocabulario caiga en los errores comunes. El español es una lengua muy rica y debemos aprovechar esta circunstancia para sacarle el mayor rendimiento posible, si tener un vocabulario más amplio ampliar nuestro pensamiento pues…, mucho mejor.
E.P.: Un informe de 2013 indica que un español peninsular emplea entre 200 y 250 palabras, habitualmente, cuando un hablante de México, Argentina o Venezuela utiliza entre 300 y 350, ¿hablamos un español más pobre al usar menos palabras?
I.L.: Es interesante lo que dices. El lenguaje, para mí, es una forma de ser de un pueblo y tiene que ver con su forma de expresarse y de identificarse. Quizás en España utilizamos una forma más directa de expresarnos. También lo diferenciaría entre lenguaje escrito y hablado. Hay gente que se expresa de una manera excelente cuando habla y sin embargo escribe de forma muy pobre. Siempre me gustó una frase de Rosa Regás que dice ‘yo escribo para saber quien soy’. Es verdad que en Latinoamérica hay un uso estupendo de la palabra y que conservan un español muy rico pero…, estoy seguro que muchísima gente tiene un vocabulario muy bueno en España. Habría que ver cómo y dónde se realizó ése informe. Si atendemos a cómo se expresan nuestros políticos veremos que hablan bien pero sus palabras son huecas.
E.P.: Tu libro está plagado de anécdotas como la famosa pregunta ‘¿Por qué no te callas?’ del rey Juan Carlos a Hugo Chávez que, además de ser inoportuna, desvelaba un carácter imperativo en su expresión, ¿crees que en España hay un uso abusivo del imperativo en expresiones como ¡dame!, ¡quita!, ¡pon!, ¡vete!, ¡ven!…?
I.L.: Sinceramente, ahora que lo dices no había caído en la cuenta pero… Sí, puede que hagamos un uso excesivo del imperativo en nuestra comunicación diaria. Confieso que en mi entorno personal no es así. En mi familia y a mis hijos suele pedirle las cosas con un ‘por favor’. Algo así como ‘por favor, cierra la puerta’ o ‘¿podrías cerrar la puerta, por favor?’ o… bueno, evitar que las acciones parezcan órdenes, ¿no? También supongo que se debe a tema educativo. Una educación marcada por la severidad hará que se usen formas imperativas, si hacemos que la educación sea más fluida y menos severa evitaremos que tenga una forma imperativa de manifestarse.
E.P.: Apelas en el libro a la utilización de la palabra ‘justa’ y de la palabra comprometida, ¿hemos perdido en el lenguaje capacidad de compromiso?
I.L.: En el libro cometo que no debemos tumbarnos en la comodidad de la neutralidad. Tenemos que implicarnos a base de usar la palabra. Ten
emos que utilizar la palabra como herramienta de la defensa y de los valores humanos. Creo que como periodistas y personas que u
samos la palabra como herramienta de trabajo, estamos en la obligación de usar una palabra veraz, limpia, una palabra precisa que no dé lugar a equívocos y que sea comprometida con la sociedad y con nosotros mismos.
E.P.: Isaías Lafuente, muchas gracias por atendernos y mucha suerte con el libro.
I.L.: Gracias a vosotros por las preguntas y espero que los lectores no solo pasen un buen momento de lectura sino que cultiven el placer por la palabra.
El Péndulo de VLCNoticias/Jimmy Entraigües/Fotos- Editorial Espasa e Isaías Lafuente