Jéronimo Tristante (Murcia, 1969), pasó por Valencia para promocionar su nueva novela histórica, ‘La última noche de Víctor Ros’, protagonizada por su popular detective Víctor Ros. Tercera obra de este singular personaje, que deberá enfrentarse a una peligrosísima asesina y a su propio pasado en su nueva aventura, pronto gozará de la fama televisiva ya que Televisión Española tiene previsto estrenar una miniserie sobre el detective en 2014. Jéronimo Tristante habló con VLCCiudad sobre su nuevo trabajo y su relación con el género detectivesco.
La novela es el género por excelencia de la literatura española.
VLCCiudad: Enhorabuena por tener una nueva novela de detective Víctor Ros en las librerías, en estos días publicar un libro es un pequeño milagro.
Jerónimo Tristante: Estoy encantado y contentísimo. Fíjate que el personaje fue ganando la confianza de los lectores y ha gozado de una aceptación muy amplia, y eso me permite continuar con la saga de aventuras que vive Víctor Ros. Tener la confianza de los lectores también me permite continuar con mi trabajo de escritor y… viendo como está el patio de la venta de libros y de la cultura en general puedo sentirme muy, muy contento. ¿Tú eres argentino?
VLCC.: Mitad Buenos Aires, mitad valenciano, ¿por?
J.T.: Pues, un amigo escritor, Raúl Argemí, él es de allí, ahora se vuelve porque aquí la cosa está fatal y el otro día escribió un artículo muy duro sobre la situación y sobre el motivo de su vuelta, ¿lo conoces?
VLCC.: No, no lo conozco.
J.T.: Él escribe novela negra y…, bueno, está viviendo una situación muy difícil y tanto él como su mujer han decido irse para allí, así que ya puedes imaginarte cómo está la vida para un escritor.
VLCC.: La situación es muy difícil para todos los sectores, especialmente el de la cultura, pero Buenos Aires es una ciudad que da tantos motivos para irse, y todos razonables, como puede dar muchos motivos para volver, y también son razonables.
J.T.: No conozco Buenos Aires pero puede que tengas razón. En el caso de Raúl, él se vuelve porque la cosa está muy jodida, en el artículo que él escribe hace una especie de previsión de lo que va a suceder aquí con el tema de la analogía de los asaltos a los comercios, que ocurrieron allí, y que pueden darse aquí. No sé, su artículo es bueno y pinta una situación que puede llegar a España de una forma muy cruda, muy terrible. De hecho, yo tengo muy amigos argentinos, que viven en Gijón y los veo durante la Semana Negra… Gente como Guillermo Orsi, Ernesto Mayo, que son unos tíos cojonudos y… hace unos tres años, hablando con ellos me explicaron muy bien lo que era el tema del ‘corralito’ y, claro, me dijeron lo de la burbuja económica, la especulación financiera de los mercados y todo eso y me dije: “¡joder, esta gente ya lo vivió!”
VLCC.: Nos tocan vivir tiempos revueltos, algunos con más experiencias que otros, pero tiempos revueltos al fin y al cabo, pero… volvamos a la literatura: ¿España es un país donde triunfa la novela más que otras formas de relato?
J.T.: Evidentemente, sí. La novela es el género por excelencia de la literatura española. Una tirada de libros de poesía y, dependiendo del autor, puede tener 300 o 400 ejemplares. Y fíjate que existen autores maravillosos en el cuento, pero no es un país que consuma una fórmula más pequeña de literatura; la gente prefiere la novela. Sin embargo, en Latinoamérica la gente lee muchísimo cuento y poesía. Yo reconozco que no hago, especialmente, relatos cortos. Recuerdo lo de la novela psicológica y si ya leíste ‘El túnel’, de Sábato, dices “no, no… Prefiero no hacer novela psicológica, es muy complicado”. Pero es verdad, aquí reina la novela.
Víctor Ros nace de una novela que escribí hace un montón de años, y que no he publicado…
VLCC.: ¿Cómo nace el personaje de Víctor Ros?
J.T.: Pues, si te digo la verdad, Víctor Ros nace de una novela que escribí hace un montón de años, y que no he publicado, y aparecía ahí, muy tangencialmente, y me enamoró el personaje y… Esa novela no la publiqué porque, cuando la terminé, explotó el fenómeno de ‘El código Da Vinci’ y esa novela era un código Da Vinci y me dije “¡joder, qué mala suerte!” Me preguntaba: “¿Dónde coño voy con esto?”, y la dejé en un cajón y…, el personaje de Víctor me enganchó, y me gustó mucho y me dije “¡coño!, un tío que es un pequeño delincuente, que se hace a sí mismo, que utiliza la inteligencia, la fuerza bruta, que es muy leído” y… me gustó el personaje y quería hacerlo protagonista de una serie de novelas detectivescas, cosa muy poco humilde por mi parte porque primero, tenían que publicármelo y segundo, que pudiera ser una serie.
Bueno, yo estaba ilusionado porque pensé que era el personaje que me permitiera contar una época que a mí me gusta mucho. Y la verdad es que, desde el primer momento, funcionó y funcionó por muchas cosas: En primer lugar, porque hibridé la novela policíaca con la histórica -esto le gusta mucho a la gente-, y luego el personaje conectó mucho con los lectores porque, sabes tú que la lectura posmoderna pulula ese formato de antihéroe que es un fracasado, algo corrupto o un poco inmoral, y que en este caso, una cosa tan clásica como que el protagonista sea un héroe en positivo pues es algo que a los lectores les sorprendió muchísimo y les encantó. Y supongo que también porque a mí me gusta mucho la literatura en folletín, como un homenaje al formato, y a ese maniqueo que tenían los textos de Collins (Wilkie) o de Dumas (Alejandro) donde lo buenos son buenos y los malos muy malos y, por suerte, funcionó muy bien todo.
Yo soy ‘holmesiano’ total, releo el canon de Holmes una vez cada al año o año y medio.
VLCC.: El personaje de Víctor Ros desprende un aire ‘serlockholmiano’ enorme; ¿necesitamos recurrir a detectives decimonónicos o el detective actual cayó en desuso?
J.T.: No, no, para nada. Mira, yo suelo alternar una novela de otra temática con una aventura de Víctor Ros. Digamos que al final he dado con mi estilo personal, sin querer, porque en la vida uno nunca sabe qué camino va tomar y en el tema de la literatura pasa lo mismo, y me encontré haciendo libros de carácter policiaco, detectivesca, a veces negra, a veces de espías, siempre de misterio y con ambientación histórica. Eso me ha llevado de escribir una novela de templarios a escribir una novela negra. Yo, y en esto he sido un privilegiado, he querido hacer un homenaje a la literatura de folletín, recuperar ese tono de esos autores que hicieron leer a gente sencilla y, desde luego hacer un homenaje a Holmes. Yo soy ‘holmesiano’ total, releo el canon de Holmes una vez cada al año o año y medio. Por ejemplo también ‘La piedra lunar’ de Collins donde está el mayordomo que relee ‘La isla del tesoro’, que el tío cuando tiene un problema abre una página y encuentra la solución a sus problemas y…
VLCC.: Creo que es ‘Robinson Crusoe’ el libro que lee el mayordomo.
J.T.: ¡Joder tío, tienes razón! ¡Es ‘Robinson Crusoe’! Sí, sí… Pues bueno, un poco mi deseo es homenajear todo ese estilo literario. Víctor Ros tiene la capacidad de análisis y de deducción de Holmes pero sus referencias también son más locales, más de aquí y de su época en la España que le toca vivir.
Me encontré con mi nicho ecológico, que era escribir novela detectivesca mezclada con novela histórica.
VLCC.: La novela histórica vive un autentico boom y esta mezcla de géneros da pie a que el rigor histórico no siempre se cumpla. ‘El nombre de la rosa’ ficciona pero es muy rigurosa; ¿no cree que si se juega a ficcionar es preferible una ficción total y no dar gato por liebre sobre el panorama histórico?
J.T.: ¡Uf! Vamos ver, porque tienes toda la razón y, en ocasiones, la mezcla produce resultados terribles. Yo, en mi caso, me encontré con mi nicho ecológico que era el escribir novela detectivesca mezclada con novela histórica y he vivido dos ‘booms’ a la vez, el hecho que la novela negra se prestigió con la novela negra sueca, de Larsson (Stieg) y otros autores, y la gente empezó a tomarse en serio ese género y que la novela negra no era ninguna mierda y que tiene una base de denuncia social. Y si a eso le sumas el auge de la novela histórica pues tienes un material cojonudo para trabajar pero si combinas bien las cosas, el lector ve que se traslada en el tiempo y le cuentas una parte de la historia que a lo mejor no conoce y siente que aprende, y ya no es esa forma de contarte la historia, tan coñazo como daban en el cole, sino que disfruta. En mi caso se juntan las cosas, pero intento ser realista con la situación histórica que viven los personajes.
VLCC.: Pero cuando hablamos de Dickens, Collins o Conan Doyle, ellos hablan de su propia realidad, hablan de la sociedad que viven y del momento que les tocó vivir; es raro encontrar, en la literatura española, un ‘Oliver Twist’ actual.
J.T.: Bueno, es que las buenas obras suelen ser temporales. Tengo una hija que se ha leído todo Harry Potter y le dije un día “vas ver conmigo ‘La guerra de las galaxias’ pero en el orden correcto” y me dijo “¡papá, esto es maravilloso, es una aventura increíble!”, y lo mismo ocurre con Wilkie Collins o Pérez Galdós y tú piensas: si estos tíos hubieran vivido en esta época les darían caña, cuidado, porque los envidiosos y los culturetas les dirían que son comerciales. Tú puedes creer que ‘Canción de Navidad’, de Dickens, vendió 200.000 ejemplares en la Inglaterra victorina que tenía un índice de analfabetismo del 75%. Esto quiere decir que esos tíos eran unos escritores extraordinarios. Entonces, llama la atención que un tío del S. XX, como yo, escriba retomando ese tono que, de manera sencilla, ¿por qué no va a intentar esa forma de narrar a la gente actual que está absorbida por el audiovisual?
VLCC.: En breve Víctor Ros tendrá su serie propia en televisión. ¿Estás contento con el resultado que pueda tener tu personaje en la tele?
J.T.: Bueno, esto va viento en popa, la idea es que se empiece a rodar en agosto y posiblemente la serie se estrene en 2014 durante el primer trimestre. Es una miniserie de seis capítulos, que incluye las tres primeras novelas, y tiene una pinta estupendísima porque Televisión Española es la cadena que mejor hace este tipo de productos histórico.
VLCC.: ¿Te consultan o revisas los guiones?
J.T.: Sí, sí, cuando tienen alguna duda sí pero los guiones les corresponden a ellos y, aquí no cabe ninguna duda: ellos son los profesionales y los que saben de televisión son ellos y por el momento toda va perfecto.
A mí me gusta el marco de la historia como fondo de mis libros, pero no la hago para enseñar la Historia con mayúsculas, sino como escenario.
VLCC.: ¿No se corre el riesgo de caer en lo didáctico y lo pedagógico cuando se escribe novela histórica?
J.T.: Sí, parece que la novela histórica es terreno para las largas explicaciones y los comentarios excesivos. Yo creo que la gente está hasta los cojones -y perdón por el comentario-, del rollo panfletario de qué buenos son los republicanos y qué malos eran los fachas. ¡Joder, eso ya lo sabemos! Yo intento huir de los clichés y de los discursos de tono pedagógico. Sí que me gusta introducir alguna aportación que la gente desconoce o no sabe, pero sin caer en los discursos fáciles o dar explicaciones de la historia. El problema es que la novela histórica sirve para el discurso panfletario y para la explicación doctrinaria, y eso es algo de lo que se tiene que huir. A mí me gusta el marco de la historia como fondo de mis libros, pero no la hago para enseñar la Historia con mayúsculas, sino como escenario. El lector ya sacará sus conclusiones de la historia y ya sabrá encontrar sus fuentes para conocerla.
VLCC.: Gracias por atender nuestro medio y mucha éxito con su libro.
J.T.: Gracias a vosotros.
VLCCiudad/Jimmy Entraigües