Jueves, 13 de diciembre man
Sala de conferencias, 19:00
Asistencia libre y gratuita
Intervienen
Andrés Carretero Pérez
(Director del Museo Arqueológico Nacional)
Isabel Izquierdo Peraile
(Vocal Asesora de la Dirección General de Bellas Artes)
Carmen Aranegui Gascó
(Catedrática emérita de Arqueología, Universidad de Valencia)
En 1897 fue hallado el busto de la Reina Mora en Ilici y el hispanista francés Pierre Paris gestionó la compra que lo llevó al Louvre como exponente de una antigua cultura ibérica que Francia quiso descubrir a la erudición europea.
Así nació la Dama de Elche. Se dijo que reunía algo de Oriente, algo de Grecia y la belleza altiva propia de España, país de enlace entre continentes y mares, rico en tradiciones.
Se multiplicaron las intervenciones en la finca de La Alcudia donde Ramos Folqués hizo seguimientos sistemáticos que pusieron al descubierto más de veinte esculturas de gran formato, fragmentadas y reutilizadas en muros diversos.
En 1941 tuvo lugar el intercambio negociado entre Franco y Pétain que resolvió el regreso de la Dama por ser un símbolo indisociable de la nación española.
A partir de 1970 se dieron a conocer muchas esculturas femeninas en contextos funerarios situados entre el Júcar y el Alto Guadalquivir. No todas responden al código iconográfico de las damas. Estas expresan en femenino el poder sobre los metales nobles y sobre los tejidos, poder complementario al que expresan los guerreros con sus armas.
La publicación reciente de Carmen Aranegui plantea el amplio abanico de temas que suscita la obra clave de la cultura ibérica y propone considerar sus contextos arqueológico y político para contrarrestar las versiones míticas de que ha sido objeto, invitando a contemplar la Dama con una nueva mirada.
