Manuel J. Ibáñez Ferriol
Escritor y periodista
Escribir sobre una fiesta, siempre resulta una actividad gratificante, igualmente que para los lectores, resulta, algo positivo. Sobre todo cuando la fiesta está dedicada a la VIRGEN, bajo su dogma de la INMACULADA CONCEPCIÓN. Nuestra ciudad, celebra la fiesta, con diversos actos religiosos, sobre todo en dos barrios –uno de ellos, la tiene como Patrona- el de la Ermita de Vera y la Pedanía de La Punta. Pero antes, vamos a conocer algo más sobre el dogma, para conocer los Barrios valencianos que la han convertido en el centro de sus eventos festivos.
El dogma de la Inmaculada Concepción, también conocido como Purísima Concepción, es una creencia del catolicismo que sostiene que María, madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos, no fue alcanzada por el pecado original sino que, desde el primer instante de su concepción, estuvo libre de todo pecado. No debe confundirse esta doctrina con la de la maternidad virginal de María, que sostiene que Jesús fue concebido sin intervención de varón y que María permaneció virgen antes, durante y después del embarazo. Al desarrollar la doctrina de la Inmaculada Concepción, la Iglesia Católica contempla la posición especial de María por ser madre de Cristo, y sostiene que Dios preservó a María libre de todo pecado y, aún más, libre de toda mancha o efecto del pecado original, que había de transmitirse a todos los hombres por ser descendientes de Adán y Eva, en atención a que iba a ser la madre de Jesús, que es también Dios. La doctrina reafirma con la expresión “llena eres de gracia” (Gratia Plena) contenida en el saludo del arcángel Gabriel (Lc. 1,28), y recogida en la oración del Ave María, este aspecto de ser libre de pecado por la gracia de Dios.
La definición del dogma, contenida en la bula Ineffabilis Deus, de 8 de diciembre de 1854, dice lo siguiente: …Para honra de la Santísima Trinidad, para la alegría de la Iglesia católica, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, con la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra: Definimos, afirmamos y pronunciamos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo-Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y por tanto debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles. Por lo cual, si alguno tuviere la temeridad, lo cual Dios no permita, de dudar en su corazón lo que por Nos ha sido definido, sepa y entienda que su propio juicio lo condena, que su fe ha naufragado y que ha caído de la unidad de la Iglesia y que si además osaren manifestar de palabra o por escrito o de otra cualquiera manera externa lo que sintieren en su corazón, por lo mismo quedan sujetos a las penas establecidas por el derecho. ” Bula Ineffabilis Deus”.
En el XI Concilio de Toledo el rey visigodo Wamba ya era titulado «Defensor de la Purísima Concepción de María», abriendo una línea de fieles devotos entre los reyes hispanos. Monarcas como Fernando III el Santo, Jaime I el Conquistador, el emperador Carlos I o su hijo Felipe II fueron fieles devotos de la Inmaculada y portaron su estandarte en sus campañas militares. El rey Carlos III, muy afecto a esta advocación mariana, creó una orden en su nombre (la Orden de Carlos III) y la declaró patrona de sus estados. La Real Muy Ilustre y Primitiva Congregación de san Isidro de Seglares Naturales de Madrid, san Dámaso Papa y todos los santos de la Imperial y Coronada Villa y Corte de Madrid, Custodios del Cuerpo Incorrupto del Patrón de la Agricultura, tienen por Real Decreto de S.M. el Rey del 12 de Agosto de 1751, a la Inmaculada Concepción como patrona.
Desde el siglo XIV existen en España referencias de cofradías creadas en honor a la Inmaculada. La más antigua, en Gerona, data de 1330. En el siglo XVI se revitalizará este fervor con un ingente número de cofradías constituidas bajo la advocación de la Pura y Limpia Concepción de María, hermandades consagradas a las labores caritativas y la asistencia social. Los franciscanos fueron muy fieles a la creencia en la Inmaculada, y contribuyeron a su arraigo y extensión por todo el mundo. La fiesta de la Inmaculada fue fiesta de guardar en todos los reinos de su Majestad Católica, es decir, en todo el Imperio español, desde 1644; se declaró fiesta de guardar en toda la Iglesia desde 1708 por orden del papa Clemente XI. España celebra a la Inmaculada como patrona y protectora desde 1644,2 siendo el 8 de diciembre fiesta de carácter nacional. Durante la celebración de dicha festividad, los sacerdotes españoles tienen el privilegio de vestir casulla azul. Este privilegio fue otorgado por la Santa Sede en 1864, como agradecimiento a la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción que hizo España.
La patrona de la Infantería Española es la Inmaculada Concepción. Este patronazgo tiene su origen en el llamado Milagro de Empel durante las guerras en Flandes. El voto a la Inmaculada Concepción se hizo por primera vez en España en el pueblo de Villalpando (Zamora), el 1 de noviembre de 1466, en la iglesia de San Nicolás, seguido por la entonces Villa de Alcázar de San Juan, renovando el voto cada año. Lo hicieron 13 pueblos (Villalpando, Quintanilla del Monte, Cotanes del Monte, Villamayor de Campos, Tapioles, Cañizo, Villar de Fallaves, Villardiga, Prado, Quintanilla del Olmo, San Martín de Valderaudey, Villanueva del Campo, Cerecinos de Campos). Dos manuscritos, uno en pergamino y otro en papel, los dos de 1527, conservan los textos del Voto y de las dos primeras refrendaciones. Éste fue impreso por primera vez en 1668 por F. López de Arrieta, presbítero villalpandino, en León.3 Las 6 refrendaciones o renovaciones del Voto (1498, 1527, 1904, 1940, 1954 y 1967) se han hecho en la plaza mayor de Villalpando como actos solemnes notariales. Los 5 “notarios de la Purísima” han sido Diego Fernández de Villalpando (1466), Alonso Pérez de Encalada (1498, 1527), Manuel Salas Fernández (1904), Eloy Gómez Silió (1940) y Luis Delgado González (1954 y 1967).
En la ciudad de Valencia, celebran ésta solemne fiesta dos barrios: el de la Ermita de Vera, en plena huerta valenciana –ya que la Inmaculada es Patrona de la Huerta-, y en la Pedanía de La Punta, situada en el distrito de Quatre Carreres. Se encuentra en el extrarradio de la ciudad y limita al norte con la Ciudad de las Artes y las Ciencias, al sur con Castellar-Oliveral y Pinedo, al este con Nazaret y al oeste con Fuente San Luis y Malilla. Su población en 2009 era de 2.118 habitantes. El primer nombre del que se tiene noticia para esta zona es el de Punta d’En Silvestre (en español Punta de don Silvestre), que acabó reduciéndose a La Punta. Las primeras referencias a la Punta d’En Silvestre datan del siglo XV. Se ha tratado históricamente de una zona de huertas y de paso entre Nazaret y Monteolivete y aún hoy no tiene un urbanismo claro. Su iglesia se comenzó a construir en 1905. En 1877 La Punta, junto con todo el territorio del antiguo municipio de Ruzafa, pasó a formar parte del término municipal de Valencia. La Punta depende del ayuntamiento de Valencia en consideración de barrio del distrito de Quatre Carreres (en español Cuatro Carreras). Sin embargo, dada su condición de poblamiento rural, cuenta, de acuerdo con las leyes estatales y autonómicas pertinentes, con un alcalde de barrio que se encarga de velar por el buen funcionamiento del barrio y de las relaciones cívicas, firmar informes administrativos y elevar al ayuntamiento de la ciudad las propuestas, sugerencias, denuncias y reclamaciones de los vecinos.
Iglesia parroquial de la Purísima Concepción: Se comenzó a construir en 1908 según los planos de Francisco Mora Berenguer. Destaca la esbeltez de su cúpula y de su torre-campanario, obra ésta última de Mauro Lleó. Fue declarada parroquia en 1942 por decreto del entonces arzobispo de Valencia, Prudencio Melo, y existe en su jardín desde 1963 un pequeño monumento a su primer párroco, Ranulfo Roig Pascual. Ermita del Fiscal: Se trata de una pequeña ermita huertana, dedicada a la Virgen de los Desamparados. Esta aneja a la finca del Fiscal, de la cual ha tomado el nombre, y se sitúa en las cercanías de la antigua carrera de En Corts. Se restauró en 1983.
Celebremos ésta fiesta, como una de las más grandes, porque gracias al SI comprometido de María, nació de su vientre maternal, por obra del Espíritu Santo, el autor de la VIDA, con mayúsculas.