Pepe Martínez Sáez
Profesor de creatividad en UCH CEU y melómano
Una descripción de cómo las penurias de la industria discográfica animan la escena musical de las ciudades y cambian la lógica del negocio para las bandas.
El impacto de lo digital sobre los modelos de negocio propios de las industrias creativas ha sido prácticamente letal para algunas de ellas. Ahí tenemos muy tocados a los medios de comunicación de masas y especialmente a los diarios. Y quizás todavía mucho más derrotada queda la industria discográfica con eso del “pirateo”. Hace un par de décadas nos intercambiábamos cintas de casette pero nada tiene que ver con la situación actual. Lo digital ha socializado la música como producto de consumo cultural. El filósofo finlandés Himanen llama a este fenómeno nética. La nética es una ética opuesta a la ética del capitalismo. En la nética, en la ética que genera internet, el acceso y la distribución de conocimiento se hace de manera “ajerárquica” y sin ningún interés pecuniario. Cotidianamente lo compruebo con mis estudiantes en la universidad. Todos ellos y ellas se encuentran en sus “veintipocos”. Cuando les preguntas cuántos de ellos compra música invariablemente desde hace ya unos cuantos años levantan la mano unos cuatro o cinco entre unos cincuenta estudiantes que puede haber en cada grupo. Impensable hace un par de décadas. Pero es así. La gran mayoría consume mucha música grabada. Posiblemente mucha más que antes. Pero es música descargada de internet. No importa en este punto si es de manera legal, ilegal o alegal. Pero sí podemos estar seguros de que la gran mayoría no paga nada por descargársela. Es decir, la industria discográfica “no toca bola”.
Hace un par de décadas nos intercambiábamos cintas de casette pero nada tiene que ver con la situación actual.
La reacción de los músicos es variada. En 2007 la banda británica Radiohead, aprovechando un momento en el que no habían acabado contrato con EMI, distribuyó su penúltimo trabajo, In rainbows, primero en mp3 en su propio sitio web al precio de “la voluntad”. Después comercializaron el disco físico (ya sea en vinilo o en CD). Dicen que la acción les reportó beneficios.
Hace menos de un mes, el líder de la banda, Thom Yorke, lanzó su trabajo en solitario regalando una canción en mp3 y el videoclip de la misma en mp4. Y paradójicamente para la venta del disco completo Yorke emplea una plataforma de Bit Torrent, que son esos sistemas peer-to-peer que permiten el pirateo habitualmente. Pero Yorke bloquea el resto de contenidos que solo pueden descargarse previo pago de 6 dólares (5 euros). La postura militante de Yorke es, principalmente, contra la industria y trata de buscar un modelo que pueda conseguir que los músicos vivan de la venta de su trabajo.
También U2 ha regalado su último trabajo. Pero no una canción como señuelo sino todo el disco “Songs of Innocence”. A pesar de que la propuesta parece más radical no lo es tanto. Se trata de una campaña para aumentar la base de registros de iTunes, la plataforma musical de Apple.
En cualquier caso, esta crisis de la industria discográfica no parece en absoluto preocupante para el futuro de la música. Como antes señalaba posiblemente se consume mucha más música grabada que nunca. La muerte del disco ha hecho resurgir con fuerza la escena musical. Véase la fiebre festivalera de los últimos años. Pero más allá de los festivales la actividad de conciertos en las ciudades es más febril que nunca antes. Ciudades como Valencia están lejos de atraer la visita de los grandes grupos de la escena internacional pero, al tiempo, ofrecen múltiples alternativas de escuchar en directo a bandas locales. Prácticamente todos los días encontramos algo que ver y escuchar en directo.
Ciudades como Valencia están lejos de atraer la visita de los grandes grupos de la escena internacional pero, al tiempo, ofrecen múltiples alternativas de escuchar en directo a bandas locales
No sé si recordaréis que The Beatles dejaron de hacer giras en 1966. Solo cuatro años después de lanzar su primer disco. Vendían tantos discos que no necesitaban del directo. Se ha producido una inversión en la lógica de la existencia de las bandas de pop y rock. Antes hacían giras para vender discos. Vivían de los discos. Ahora venden (o regalan) discos para hacer giras. Viven del directo. Como ejemplo la banda estadounidense The National. Una banda que podríamos calificar de Dandy Punk, a caballo entre la sensualidad de Leonard Cohen y la energía de The Pixies. Lanzaron su última entrega, “Trouble will find me” y se embarcaron en una gira mundial que empezó en Boston en Mayo de 2013 y ha acabado en Agosto de 2014. Tuve el placer de escucharlos en noviembre pasado en Madrid y si no has visto todavía su directo intenso aún puedes hacerlo próximamente en el BIME en Bilbao. En este enlace, a partir del minuto 9 podrás ver las casi dos horas de uno de los conciertos de la última gira. En concreto el de Sidney. La gira de una banda como The National evidencia el cambio de paradigma en el panorama musical. Adiós disco. Bienvenida música. Bon proftt.