“La Seña” es un fascinante yacimiento arqueológico que alberga el único Poblado Ibérico situado en llano. Esta aldea ibera se encuentra ubicada a los pies de La Serranía, en una región de España de gran belleza y rica historia. El sitio arqueológico cuenta con dos niveles ibéricos superpuestos: el primer nivel, denominado La Seña 1, se remonta al período entre el 525 a.C. y el 450/425 a.C. (Ibérico Antiguo), mientras que el segundo nivel, La Seña 2, se extiende desde el 425 a.C. hasta el 150 a.C. (Ibérico Pleno). Ambos niveles ocupan la misma superficie y están delimitados por un recinto amurallado.
En su apogeo, “La Seña” desempeñó un papel económico crucial en la explotación agropecuaria de su entorno. A mediados del siglo V a.C., las estructuras más antiguas (La Seña 1) fueron abandonadas, aunque no se observa evidencia de una destrucción violenta. Este abandono parece estar relacionado con el cambio en el modelo de hábitat de la zona, que se caracterizaba por una clara jerarquía. En este modelo, la ciudad de Edeta (Tossal de Sant Miquel) se encontraba en la cúspide, rodeada de aldeas como La Seña, pequeños caseríos y fortines estratégicamente ubicados para proteger y controlar el territorio. El objetivo principal de estos asentamientos era la explotación intensiva de los recursos agrícolas y ganaderos de la región, y “La Seña” no fue una excepción. Un ejemplo notable de esta actividad es el espacio identificado como una almazara, utilizado para la transformación del aceite de oliva, descubierto en el yacimiento.
En la actualidad, se pueden observar estructuras fascinantes en “La Seña”. En La Seña 1, se encuentran varios departamentos, mientras que en La Seña 2 se encuentran diversas casas ubicadas a ambos lados de una calle central. Es en una de estas casas donde se descubrió la almazara. Además, se conserva un tramo considerable de la muralla, que nos permite vislumbrar la importancia defensiva que tuvo el lugar.
Las excavaciones arqueológicas en “La Seña” se iniciaron en 1985 y han sido llevadas a cabo por el Servicio de Investigación Prehistórica de Valencia. Hasta la fecha, se han realizado seis campañas de excavación y consolidación de estructuras, brindando valiosa información sobre la vida y la cultura de los antiguos pobladores iberos en esta región.
“La Seña” es un tesoro histórico que nos transporta a tiempos remotos y nos permite comprender mejor la vida de las antiguas comunidades ibéricas. Su singularidad como yacimiento en llano, su conexión con la ciudad de Edeta y sus descubrimientos arqueológicos hacen de este sitio un lugar de gran interés para los amantes de la historia.
La arqueología, y lo convierten en un lugar que despierta un gran interés entre los amantes de la historia y la cultura. Explorar las ruinas de “La Seña” nos transporta a tiempos remotos y nos brinda una ventana única para comprender la vida y las tradiciones de las antiguas comunidades ibéricas que habitaron esta región.
Su singularidad como yacimiento en llano lo distingue de otros sitios arqueológicos ibéricos, ya que la mayoría se encuentran en ubicaciones más elevadas y defensivas. Además, la estrecha conexión con la ciudad de Edeta, que ejercía un dominio sobre el territorio circundante, proporciona una visión más completa de la organización social y política de la época.
Los descubrimientos arqueológicos realizados en “La Seña”, como la almazara utilizada para la producción de aceite de oliva, son testimonios tangibles de la actividad económica y la tecnología desarrollada por estas comunidades antiguas. Estos hallazgos nos permiten reconstruir cómo se llevaba a cabo la explotación y transformación de los recursos agrícolas y ganaderos en la zona, y cómo estas prácticas contribuyeron al desarrollo de la sociedad ibérica.
En resumen, “La Seña” es mucho más que un simple yacimiento arqueológico. Es un lugar que nos conecta con nuestro pasado, donde podemos adentrarnos en la historia de las comunidades ibéricas y comprender mejor su forma de vida. Su ubicación única, su conexión con la ciudad de Edeta y los descubrimientos realizados hasta ahora lo convierten en un tesoro invaluable para la arqueología y una visita imprescindible para aquellos interesados en explorar y aprender sobre la antigua cultura ibérica.