Cuatro meses hay al año sin r, mayo, junio, julio y agosto. Es este el tiempo donde es normal encontrar un plato con clochinas en las casas del Cabanyal u de otros barrios de Valencia así como tenerlo como tapa bares y restaurantes. Miles de estos moluscos salen de cuatro bateas propiedad de Emilio Barrio y, según los entendidos, son de las mejores del mercado y, por ello, se venden en El Corte Inglés y numerosos restaurantes de referencia.
Su propietario es un joven nacido en el barrio de la Malvarrosa amante del mar y de su barrio, sin dejar de lado El Cabanyal y El Perelló, el primero donde tiene su lugar de venta en Valencia y el segundo en zona costera de Sueca. Los dos tienen en común su cercanía a la mar.
En estos dos últimos meses existe otra lugar donde encontrar estas sabrosas clochinas con uno de los mejores sabores: en el tramo IX del Jardín del Turia. En el mes de mayo Emilio levantó su espacio en la Mostra de Vinos y Productos y ahora lo ha hecho en el Festival de las Naciones. Dos lugares que han tenido miles de visitantes de jóvenes estudiantes extranjeros; de españoles y también de inmigrantes venidos de países como Colombia, Argentina, Chile o México. Todos aquellos que se han acercado y probado las clochinas, además del esmerado servicio, han vuelto de nuevo.
Emilio sabe de la importancia del marketing en estos tiempos del mundo del 2.0 y, por ello, han hecho camisetas de color negro con un lema que le ha hecho famoso ¨Sin clochinas no hay paraiso¨ emulando el titulo de la serie de televisión ¨Sin tetas no hay paraiso¨
Los aficionados a este manjar de cuño valenciano aún pueden acudir al Festival de las Naciones para degustarlas.
Quienes mejor enjuician la clochina de Emilio son sus clientes y quienes la han probado. De esto puede dar fe los miles de clientes que ya han pasado por sus tiendas y por el tramo IX del Jardín del Turia.
Un vecino de Almassera, aficionado a estos moluscos bivalvos, explicó que ¨las de Emilio proceden de sus propios criaderos instalados en el puerto de Valencia y, como tal aficionado, certifico que son un primor. Nunca me he encontrado con materia prima que no fuera excelente.
Otro vecino de Valencia aficionado a comer clochinas descubrió hace un par de veranos el local de la calle de la Reina, a escasos metros de la playa del Cabanyal. ¨ Las compramos y las tomamos durante la comida. Nos quedamos encantados. Cualquier parecido entre estas clochinas y las vendidas en supermercados es pura coincidencia. Desde entonces Emilio se ha convertido en parada obligatoria¨
Emilio tiene un soporte básico para tener un buen producto. El trato y el cuidado de las instalaciones y el personal sin dejar de lado su mujer, quien le apoya y le mima en todo además de estar al pie del cañon en los locales. Sus clochinas proceden de sus cuatro bateas del puerto de Valencia.
La variedad se llama Mytilius Galloprovincialis, tiene más calidad que el mejillón u otras variedades. Comenzó a cultivarse a finales del siglo XIX cuando dos antiguas barcas se reconvirtieron en bateas y empiezan a cultivarse en esos espacios dejando de lado las rocas.
Los cuidados de Emilio y su equipo dan un color especial a lo que el departamento de tecnología de los Alimentos de la Universidad Politécnica determinó a través de un panel de catas con la participación de 32 catadores. El estudio lo hicieron hace unos años estudiando tres variedades: el mejillón gallego, la tarraconense y la valenciana. La valenciana fue superior a las otras dos variedades por su olor, sabor, intensidad y jugosidad.
VLCCiudad/P.Varea