En la actualidad, muchos países ricos son capaces de paliar en cierta medida el riesgo de inundación de los deltas mediante inversiones que permiten reducir su vulnerabilidad. Sin embargo, un nuevo modelo, en el que se han incluido variables climáticas y económicas, indica que los crecientes costes de infraestructura harán que esta mitigación no sea sostenible a largo plazo.
En el futuro, los países más poderosos podrían sentir las presiones de las inundaciones en una medida similar a la de los países en vías de desarrollo, según un estudio que publica la revista Science.
Para calcular el riesgo de inundaciones de determinadas poblaciones, investigadores de las universidades estadounidenses de Nueva York, Minnesota y Colorado han estudiado la probabilidad de que la población sufra un evento que genere daños, así como de qué manera la exposición de los ciudadanos a estos riesgos podría cambiar con el transcurso del tiempo.
Los científicos tuvieron en cuenta las variables del cambio climático, y la vulnerabilidad de la población a estos eventos adversos.
Tal como afirman los autores, este último factor está ampliamente influenciado por la riqueza de cada país en donde se encuentra el delta. Por ejemplo, un PIB elevado brinda al país la capacidad financiera de mitigar el impacto de las inundaciones, tanto a escala doméstica como regional.
El estudio incluye los cálculos de los 48 principales deltas fluviales con una población actual de más de 340 millones de personas
El estudio incluye los cálculos de los 48 principales deltas fluviales con una población total actual estimada de más de 340 millones de personas.
Creciente coste de la infraestructura
Estos cálculos indican que aunque los deltas en países ricos –como los del Misisipi y el Rin– mostraron la misma probabilidad de sufrir eventos de inundación y tasas de exposición, los niveles de riesgo de estas zonas fueron mucho más estables, con las tendencias más bajas en comparación con todos los deltas que se analizaron en el trabajo.
Sin embargo, cuando los investigadores recalcularon los riesgos en el tiempo y tuvieron en cuenta los crecientes costes de la infraestructura a largo plazo, vieron que estas áreas eran las que tenían los mayores incrementos en cuanto a vulnerabilidad.
Los investigadores afirman que se necesitarán inversiones enfocadas a paliar los factores responsables de la degradación de los deltas por culpa del hombre, más que los propios síntomas, para preservar los deltas a largo plazo.
Referencia bibliográfica:
Z. D. Tessler, C. J. Vörösmarty, M. Grossberg, I. Gladkova, H. Aizenman, J. P. M. Syvitski, E. Foufoula-Georgiou. “Profiling risk and sustainability in coastal deltas of the world”, Science 349 (6248): 638 – 643.