En lo alto de un cerro remoto y envuelto en un halo de misterio, el Puntal de Cambra se alza como un testigo silencioso de un pasado ancestral. Este asentamiento arqueológico, perteneciente a la cultura del Bronce Valenciano, desafía al tiempo desde su ubicación privilegiada junto al barranco del Salobral. ¿Qué secretos ocultan sus antiguas ruinas y qué historias nos esperan entre las nubes?
Viajemos en el tiempo hasta el fascinante período alrededor del 1500 a.C., cuando el Puntal de Cambra florecía en la partida de “Caña Palomara”. Fue el ojo perspicaz de Vicente Llatas Burgos, maestro del Villar y primer Cronista Oficial, quien descubrió este enigma arqueológico en 1948. Desde entonces, el Servicio de Investigación Prehistórica (S.I.P.) y el arqueólogo José Alcácer Grau han revelado gradualmente los secretos que aguarda este sitio excepcional.
En la cima de un cerro de difícil acceso, emergen los vestigios de un pasado esquivo. Seis departamentos irregulares, con su forma cuadrangular, dan vida a un escenario donde se desvelan las huellas de una vida cotidiana antigua. Fragmentos de cerámica nos transportan a un mundo ancestral, donde el almacenamiento y la preparación de alimentos eran tareas vitales. Molinos y molederas nos hablan de los cereales que alimentaban a estas comunidades, mientras que los dientes de hoz revelan la dura labor agrícola que se realizaba en estas tierras.
Pero no todo es domesticidad en el Puntal de Cambra. Su sistema defensivo despierta nuestra imaginación y nos transporta a un tiempo de peligros y desafíos. Una torre maciza de mampostería, en lo más alto del cerro, se erige como un centinela impasible. Desde allí, una muralla se despliega a lo largo del flanco sur, mientras que en la vertiente norte, abrupta e inaccesible, dos torres semicirculares protegían el poblado. Cada estructura nos habla de una época en la que la seguridad era fundamental.
En el Puntal de Cambra, nos aventuramos más allá de las nubes y exploramos un tesoro prehistórico oculto entre las alturas. Con cada paso que damos en este lugar sagrado, nos acercamos a la comprensión de una cultura olvidada que dejó su legado grabado en las piedras. Un viaje al pasado aguarda a aquellos valientes dispuestos a descubrir el misterio del Puntal de Cambra, donde la historia se entreteje con las nubes y los sueños se entrelazan con los vestigios del pasado.
El Puntal de Cambra, datado alrededor del 1500 a.C., es un asentamiento perteneciente a la cultura del Bronce Valenciano, que floreció entre los años 2200 y 1500 a.C. Estratégicamente ubicado junto al barranco del Salobral y en el pequeño cerro que lleva su nombre, este yacimiento ofrece una posición excepcional en un terreno elevado y de difícil acceso.
El descubrimiento del Puntal de Cambra se atribuye a Vicente Llatas Burgos, maestro de Villar y primer Cronista Oficial, quien lo encontró en 1948. Posteriormente, fue excavado por el Servicio de Investigación Prehistórica (S.I.P.), bajo la dirección de José Alcácer Grau.
Durante las excavaciones, se identificaron seis departamentos y un sistema defensivo compuesto por diversas estructuras. Los departamentos presentan una forma cuadrangular irregular y albergaban fragmentos cerámicos de recipientes utilizados en tareas domésticas, como almacenamiento y preparación de alimentos. También se encontraron molinos y molederas utilizados para la molienda de cereales, así como elementos líticos, como dientes de hoz utilizados en la siega de los cultivos. En el año 2016, se descubrió un nuevo departamento adosado a la muralla, fuera de esta estructura defensiva. Además, en la ladera del cerro se encuentra la Covacha de Llatas, donde se halló un enterramiento relacionado con el asentamiento.
En cuanto al sistema defensivo, se conserva la base de una torre maciza de mampostería con forma cuadrangular, con lados de aproximadamente 5.5 metros, ubicada en la parte más alta del yacimiento. Desde los extremos de esta torre, se extiende una muralla que protege la vertiente sur, la más accesible, donde se supone que se encontraba la entrada al asentamiento. También se puede observar un muro de menor tamaño que cierra el poblado en la vertiente norte, la cual es más escarpada e inaccesible, y que cuenta con dos torres semicirculares.
El Puntal de Cambra es un testimonio invaluable de la vida y las estructuras defensivas de la cultura del Bronce Valenciano. Su ubicación estratégica, sus departamentos y su sistema defensivo revelan aspectos importantes sobre la organización social y la forma de vida de las antiguas comunidades que lo habitaron. Este yacimiento arqueológico ofrece una ventana al pasado y nos permite comprender mejor las dinámicas culturales de la Edad del Bronce en la región.