Mágico. Es difícil escribir una crónica tras vivir un concierto como el que Nacho Mañó y Gisela Renes regalaron ayer al privilegiado público que se dio cita el pasado en Ópera. Imposible distanciarse. Más allá del tributo a Chico Buarque, el concierto fue un regalo excelso y respetuoso a la buena música. Minimalismo, sentido y clase. Todo, en hora y media de concierto. Hora y media que se quedó muy corta.
La elegancia en cada nota es cosa de Mañó. Treinta años componiendo, produciendo y arreglando temas son suficiente aval para recogerse, soltarse y marcarse un concierto increíble como el de anoche en la sala situada en la Avenida de Aragón y en la que apenas ciento y pico personas pudieron disfrutar de semejante obra de arte… Porque Mañó ante todo es músico y lo trasmite en cada cosa que hace.
Gisela le puso el corazón, la voz y el sentimiento. Buarque fue la excusa para regalar un concierto mítico en el veintiséis cumpleaños de Ópera. Así la comunión entre público –privilegiado- Mañó y Renes fue perfecta. Gracias a músicos como estos, Valencia sigue teniendo alma… De blues, de jazz, de bolero o de bossa nova. Un gustazo para los sentidos.
Minimalismo
Tras cada nota, tras cada letra de Buarque estaba Mañó. Tras cada melodía, tras cada matiz o cada frase estaba Gisela, que con su aterciopelada voz le daba sentido al mínimo pero cuidado arreglo del músico valenciano. Fue un concierto increíble el de esta nueva idea musical y audiovisual llamada Canto Rodado.
Gino Pavone, David Pastor, Mario Rossy, Lydia Rodríguez u otros tantos músicos han participado en el proyecto y fueron cómplices del espectáculo. Son parte activa del concierto. Son parte indispensable y sorpresiva de los conciertos con la interacción entre directo y grabación. Así, en la sala Ópera de Valencia, una gran pantalla entre Gisela y Nacho todos los que hacen posible Canto Rodado en el concierto actuaron gracias a las nuevas tecnologías puestas al servicio de la música -en este caso también al alma- y que hicieron posible un evento interactivo, sentido y sencillamente brutal.
Cada tema era interpretado en directo por Mañó y Renes al tiempo que acompañaban a la pareja los músicos que colaboran en el proyecto musical y audiovisual de Canto Rodado. Todo esto sin perder ni un ápice de elegancia y de frescura con imágenes submarinas del Mediterráneo que se proyectaban entre tema y tema.
Fue una noche especial. “Una noche rodeada de amigos”, como ambos confesaron sobre el coqueto escenario de la sala valenciana. Un concierto irrepetible en el que Buarque, Mañó y Gisela se dieron la mano sin cruzar el Atlántico. Una noche en la que la pareja homenajeó a la música, al buen gusto, a Buarque e hizo un bonito regalo, en forma de música, a un auditorio entregado y receptivo que vivió una velada repleta de sorpresas y que en su conjunto fue, sin duda, una pequeña obra de arte.
VLC Ciudad / Francisco Estellés