El relato olvidado que vuelve a emerger









Hace medio siglo, dos misiones Apolo —la XI y la XV— habrían sido testigos de algo que cambiaría para siempre la visión que la humanidad tiene de la Luna. Minutos no transmitidos, conversaciones perdidas en el éter y figuras imposibles proyectando sombras entre cráteres: obeliscos, puentes y estructuras metálicas que, según testimonios recogidos en documentos y publicaciones de la época, parecían más propias de una civilización avanzada que del paisaje estéril de nuestro satélite.


Este misterio, reavivado en la emisión más reciente del programa Cuarto Milenio, representa uno de los mayores enigmas aún sin resolver del siglo XX. ¿Qué vieron realmente aquellos astronautas? ¿Por qué fue censurado? ¿Y qué papel jugaron los gobiernos en su silenciamiento?
Ecos de un misterio: la Luna como lugar habitado
Desde tiempos antiguos, la humanidad ha proyectado sobre la Luna sus miedos, mitologías y sueños. Ya en las culturas mesopotámicas y en los textos hindúes se hablaba de Selen, la diosa lunar, como un ente viviente, observador del devenir humano. Pero fue en el siglo XIX cuando la especulación tomó un tinte proto-científico.
En 1954, el astrónomo aficionado John O’Neill aseguró haber detectado, mediante telescopio, un puente de unos 20 km en la zona de Mare Crisium. El caso fue recogido por la prensa, pero descartado por la comunidad científica. Unos años después, el doctor Percy Wilkins también reportó una anomalía estructural similar, afirmando que “parecía un trabajo de ingeniería”. Esta vez, el castigo fue más severo: Wilkins fue excluido de la asociación astronómica británica.
Estas historias se convirtieron en leyenda, pero no murieron. Se mantuvieron vivas por la oralidad, la prensa marginal y más adelante por las emisiones de radio y televisión especializadas en misterios. Hasta que llegaron los años 70… y la Luna se convirtió en campo de batalla de otro tipo de guerra.
Minutos perdidos: lo que no se transmitió desde la superficie lunar
Durante las misiones Apolo, especialmente la XI (1969), XV (1971) y XVII (1972), se reportaron oficialmente interrupciones breves en las transmisiones. Aunque justificadas como fallos técnicos, algunos investigadores han asegurado que esos minutos fueron eliminados deliberadamente para ocultar comunicaciones comprometedoras.
Según relatos recogidos por Iker Jiménez, uno de los astronautas del Apolo XV habría descrito una formación de obeliscos dispuestos en alineación perfecta, similares a los moáis de la Isla de Pascua o a las piedras de Carnac en Francia. Otro testimonio no confirmado, atribuido a Eugene Cernan (Apolo XVII), se negó rotundamente a hablar del tema, visiblemente molesto ante preguntas sobre estructuras no naturales.
Incluso existen rumores sobre un incidente aún más increíble: la aparición fugaz en la emisión televisiva de un edificio metálico de varias plantas, cuya presencia habría generado una oleada de cartas de espectadores en España, convencidos de haber visto “dos seres observando desde la pantalla”.
¿Realidad censurada o viral fabricado?
El programa Cuarto Milenio recoge una historia que ha vivido entre el mito y la desinformación: el supuesto artículo del periódico español Pueblo, publicado en julio de 1971, en el que se narraba el avistamiento de dicho edificio en la Luna. Según testimonios, la página original fue retirada de los archivos y del depósito legal por orden directa del director Emilio Romero, supuestamente tras recibir presiones extranjeras.
Lo cierto es que, con el paso de los años, muchos elementos se entremezclaron: rumores de túneles lunares con paredes de cristal, reportes soviéticos de estructuras detectadas por la sonda Luna 9, y artículos de ciencia ficción presentados como reportajes reales. Entre los más notables, destaca “Están en la Luna”, publicado por Mundo Desconocido e inspirado por las ideas de Jacques Bergier y Louis Pauwels.
Todo este conglomerado fue calando en el imaginario colectivo, alimentado por el desencanto de una humanidad que esperaba hallar vida o maravillas en el satélite, y que solo encontró desolación y polvo gris.
El silencio como arma: geopolítica, ciencia y desinformación
En plena Guerra Fría, tanto la URSS como Estados Unidos sabían que la información era tan poderosa como las armas nucleares. Mostrar control sobre el espacio era vital, pero también lo era manipular las expectativas. En este contexto, permitir que ciertos rumores circularan —sin confirmarlos, pero tampoco desmentirlos de manera efectiva— formaba parte del juego de la inteligencia.
Además, documentos como el Brookings Report (1960), encargado por la NASA, advertían que un hallazgo de vida extraterrestre o restos de civilizaciones avanzadas podría tener consecuencias sociales devastadoras. El informe recomendaba explícitamente ocultar ese tipo de descubrimientos hasta entender sus implicaciones culturales y religiosas.
¿Qué nos dice hoy la Luna?
Gracias a la tecnología actual, hemos cartografiado casi por completo la superficie lunar. No hay evidencia concluyente de estructuras artificiales. Sin embargo, aún hay zonas no exploradas in situ, especialmente túneles de lava subterráneos que algunos autores proponen como posibles refugios o construcciones.
A pesar del escepticismo, hay investigadores como Richard Hoagland, David Childress y el propio J.J. Benítez, que continúan defendiendo la existencia de estructuras reales, argumentando que fueron eliminadas por intervenciones posteriores o bombardeadas con armas electromagnéticas, como parte de una operación de encubrimiento en las últimas fases del programa Apolo.
Una historia que nos habla más de nosotros que de la Luna
Este relato, entre mito y sospecha, revela mucho sobre cómo procesamos la maravilla, el desencanto y el poder de la narrativa. La Luna, como espejo psíquico de nuestras aspiraciones y temores, sigue siendo un terreno fértil para la imaginación… y quizá para la verdad que aún no se nos ha contado.
¿Y si en ese paisaje desolado realmente hubo estructuras que no debíamos ver? ¿Y si aquellos “minutos perdidos” guardan la clave de una historia que todavía espera ser contada?
Estructuras artificiales en la Luna: puentes, obeliscos y los secretos silenciados por astronautas del Apolo
Un hallazgo que cambió todo… y fue ocultado
En 1971, durante la misión Apolo XV, dos astronautas habrían sido testigos de algo que jamás se ha hecho público de forma oficial: estructuras no naturales en la superficie lunar. Este tipo de relatos, tildados durante décadas de “teorías conspirativas”, han resurgido con fuerza gracias a programas como Cuarto Milenio, donde Iker Jiménez ha recopilado testimonios, documentos antiguos y análisis sorprendentes. La pregunta que permanece es inquietante: ¿qué vieron realmente en la Luna… y quién lo construyó?
Las “estructuras imposibles”: el caso del puente de la Luna
En 1954, el doctor J. Wilkins, un astrónomo aficionado pero altamente respetado en su época, afirmó haber detectado mediante telescopios una formación similar a un puente en la región de Mare Crisium. Describió una estructura de más de 20 kilómetros de longitud, que “parecía unir dos mesetas”. Su estudio fue publicado en la revista científica London Illustrated News, pero fue rápidamente desacreditado por los principales observatorios, y Wilkins fue expulsado de la asociación astronómica británica.
Sin embargo, las imágenes tomadas por sondas soviéticas y estadounidenses posteriores mostrarían sombras y relieves similares en la misma zona, reavivando la polémica. ¿Era una ilusión óptica, un juego de luces y sombras… o el testimonio de Wilkins fue silenciado para evitar una alarma global?
Apolo XV y los obeliscos lunares: los minutos perdidos
La misión Apolo XV es recordada por haber sido una de las más técnicas y científicas de la NASA, pero también ha estado rodeada de misterio. Existen registros de más de dos minutos de comunicación perdida entre el módulo lunar y Houston, algo inusual para una misión tan controlada. Durante ese lapso, según filtraciones posteriores de técnicos y militares, los astronautas habrían reportado visualmente una serie de obeliscos alineados en el cráter Dune.
Uno de los extractos más difundidos en foros de ufología y ocultismo es atribuido al astronauta David Scott:
“Parece que esto fue colocado aquí… deliberadamente. Como marcadores. Como una especie de alineación.”
Aunque la NASA nunca ha confirmado esta conversación, ex trabajadores como Ken Johnston —quien afirma haber trabajado en el procesamiento de las imágenes lunares originales— han declarado que se eliminaron sistemáticamente detalles de ciertas fotografías antes de su publicación al público.
El silencio impuesto: ¿qué no se nos permite saber?
Iker Jiménez no es el único que ha investigado estos casos. Autores como Richard Hoagland (Dark Mission: The Secret History of NASA) y Don Wilson (Our Mysterious Spaceship Moon) han defendido la existencia de estructuras artificiales en la Luna, posiblemente de origen extraterrestre o incluso de una civilización humana anterior a la nuestra.
Un dato inquietante: en 1977, se desclasificaron parcialmente documentos del programa Brookings Report, encargado por la NASA en los años 60. Uno de sus apartados advertía sobre el “impacto potencial en la sociedad humana” si se descubrieran pruebas de inteligencia no humana en cuerpos celestes. El informe recomendaba, en caso de hallazgo, no difundir dicha información al público de forma inmediata.
¿Ingeniería ancestral? ¿Tecnología extraterrestre? ¿O simple censura científica?
La idea de que la Luna haya sido ocupada —o incluso intervenida— por alguna forma de inteligencia no humana no es nueva. En textos gnósticos y mitologías antiguas, se hace referencia al “ojo en el cielo” como un artefacto, no como un cuerpo natural. Algunas tradiciones hindúes y sumerias incluso describen una época anterior a la existencia de la Luna.
¿Podría ser nuestro satélite una base artificial, como defendía el escritor David Icke? ¿Fueron los astronautas del Apolo testigos de estas verdades incómodas?
Una verdad que aún no ha sido revelada
Cada vez que surgen testimonios como los recogidos por Iker Jiménez, crece el interés por conocer qué se oculta tras las misiones lunares. ¿Por qué dejaron de enviarse humanos a la Luna tras el Apolo XVII en 1972? ¿Por qué tantos archivos permanecen clasificados?
Hoy más que nunca, cuando la humanidad se prepara para volver al satélite con el programa Artemis, la posibilidad de un redescubrimiento inquietante está sobre la mesa. ¿Veremos por fin las pruebas de que no estamos —ni estuvimos— solos en la Luna?
¿Y tú? Estás listo para mirar hacia arriba… y cuestionar lo que siempre nos dijeron que era solo una roca estéril en el cielo.