La industria de los videojuegos factura más en conjunto que la del cine, la música y los libros. Y genera miles de empleos al año. En Florida Universitaria pusieron en marcha el año pasado un Máster al que se puede apuntar cualquiera, sin necesidad de conocimientos previos y donde algunos de los alumnos de la primera edición ya están trabajando. Además, dan una beca femenina al año.
Cuando cualquier persona que está pensando hacia dónde encauzar su futuro se para a pensar, comienza como en una suerte de ‘Quién es quién’ a desactivar fichas en su cabeza. ‘Esto es muy caro’, ‘no tiene salida’, ‘no lo imparten en mi ciudad’ o ‘soy de letras’ serían algunos de los pensamientos más comunes.
Aunque es cierto que la mayoría de los nuevos cursos y masters del mercado no requieren una especialización previa, algunos sectores (muy atractivos) generan de inicio reticencias hacia determinado tipo de personas, que creen que optaron en su momento por una rama formativa que les imposibilitará acceder a ellos.
Y, sin embargo, observan con ilusión y hasta con envidia a aquellos que deciden pagar matrículas en base a sus sueños y no pensando en el qué dirán sus padres o en buscar un trabajo de los llamados ‘para toda la vida’.
Podría parecer que los videojuegos sólo están al alcance de ‘pitagorines’ locos por los números y expertos en computación. Pero, como ocurre en esta sociedad tan cambiante, las habilidades prestablecidas poco o nada tienen que ver con la empleabilidad de las personas.
En este concepto basó hace un año su oferta formativa Florida Universitaria a través de ‘Replay’, un curso de un año absolutamente práctico donde todo el mundo empieza de cero para acabar teniendo las nociones necesarias para trabajar en una industria que ya factura más que el cine, la música y los libros juntos.
La intención es que, trabajando en tiempo real, cada cual desarrolle sus mejores habilidades para acabar accediendo al mercado con una idea global y una habilidad propia. Es decir, pudiendo ser bueno en un aspecto determinado pero conociendo lo suficiente el resto como para saber rodearse del equipo adecuado.
Es por ello que el proyecto de fin de curso consiste en un videojuego, creado por los alumnos, que se pone a la venta a través de la productora ‘indie’ creada por la Universidad y donde el 80% de los beneficios recala en la clase, no en la institución. Ya saben lo que es hacer un trabajo profesional. Ya están preparados para hacerlo para otros. O para sí mismos.
Y mientras, la visión empresarial ha llevado a los creadores de la idea a becar a una chica por año. ¿Discriminación positiva? En realidad no. Más bien atención a la demanda, donde la industria busca desesperadamente mujeres que hagan juegos para mujeres. El gran caballo de batalla de la mejora de la rentabilidad en un sector cada vez más importante en el planeta.
El Péndulo de VLCNoticias